Policiales

una historia de vulnerabilidad y violencia

Condenaron a prisión perpetua al femicida de Romina Saavedra

Su padre vivía a unas 3 cuadras de Pastorutti en la ciudad de San Lorenzo y esa mañana la miro caminar algunas cuadras, le aconsejó ir hacia el lado opuesto de la casa del hombre para evitarlo. Pero él la encontró.


Romina llegó a la casa de su asesino por necesidad. Separada de su pareja, sin recursos económicos y tres hijos a cargo, la casa de Miguel Ángel Pastorutti se volvió una trampa. Con apenas 32 años perdió la vida a manos de un hombre que no aceptó el final de la relación. Fuego y puñaladas, muchas puñaladas fue la respuesta de Pastorutti. Este miércoles, en la última audiencia del juicio oral fue condenado por unanimidad a prisión perpetua por el tribunal que presidió el debate. Un gemido de alivio se escuchó en la familia de Romina. El próximo 6 de septiembre se conocerán los fundamentos del fallo.

El 9 de diciembre de 2013 Romina salió de la casa de su padre rumbo al Registro Civil a tramitar los documentos de sus hijos que Pastorutti no quería devolverle. La relación estaba terminada. Romina se cansó de la violencia de su pareja casi 30 años mayor que ella. Pero la carencia de recursos no le permitía salir de esa situación. El cobro de la asignación familiar la animó, pero el hombre insistía. Su padre vivía a unas 3 cuadras de Pastorutti en la ciudad de San Lorenzo y esa mañana la miró caminar algunas cuadras, le aconsejó ir hacia el lado opuesto de la casa del hombre para evitarlo. Pero Miguel Ángel la encontró.

La llevó a su casa, la encerró y prendió fuego el lugar. Los gritos alertaron a familiares y vecinos que intentaron auxiliarla. Abrieron la puerta a los mazazos. Romina estaba tendida en el piso con la mitad del cuerpo quemado. El hombre no permitió que se la llevaran. Cuando uno de los vecinos intentó arrastrar a Romina hacia fuera, Pastorutti se abalanzó sobre la víctima y la apuñalo 25 veces delante de la mirada atónita de vecinos y familiares.

Los jueces Ismael Manfrín, Edgardo Fertitta, Julio Kesuani dieron a conocer la sentencia. Por unanimidad condenaron a Pastorutti por homicidio triplemente calificado por mediar relación de pareja, ensañamiento, alevosía y violencia de género. También por dos hechos de amenazas coactivas. Cinco minutos después la sala fue desocupada mientras Pastorutti permanecía sentado junto a la defensora.

Osvaldo, el papá de Romina, sacó un pañuelo de tela de su bolsillo. Caminaba lento por el pasillo, detrás de su familia. Sus hijas y nietos llevaban a Ana María, la madre de la víctima, de los brazos. De a poco, Osvaldo se secaba las lágrimas tras escuchar que el asesino de su hija cumplirá perpetua.

Entre los familiares estaba Sebastián, hijo de Romina. Fue testigo presencial del crimen de su madre. Tenía entonces 13 años. Le brillaban los ojos. Con voz pausada y firme dijo: “Ahora van a tener que pagar, gracias a dios. Le dieron cadena perpetua, lo que más esperábamos. Nunca más lo va a ver nadie, va a tener que pagar ahí adentro y se va a pudrir. Sé que ahora ella va a estar descansando tranquila”.

A Ana María le alcanzaron una silla, se sentó. Afectada por lo recién vivido pudo decir sólo algunas frases. Se hizo Justicia, balbuceó entre llantos, “pero no me la van a devolver más a mi hija” y ya no pudo seguir. Osvaldo agregó: “Es lo mínimo que se puede pedir para una persona como esa porque no tiene sentido lo que hizo. Estamos conformes por el momento, ojalá cumpla. No hay disculpa que valga. Si lo hizo, lo hizo consciente y bien concsiente,” recalcó. Lo he visto cuando salió –de la casa después del crimen–; hasta me retó a mí, me puteó, me dijo de todo. Ya lo tenía preparado de antes”.

Por parte de  los funcionarios habló la fiscal Cristina Herrera, que desde un primer momento planteó el tema desde una perspectiva de género. En su alegato de apertura dijo que  Pastorutti la mató porque era suya y el planteo fiscal fue recepcionado en la sentencia sin restricciones. “Nosotros nos interesaba fundamentalmente que se pudiera apreciar, en toda la prueba que se rindió, que se trataba de una cuestión de género y el tribunal lo condenó por los tres agravantes, específicamente por el femicidio.

La fiscal se mostró satisfecha por la sentencia. Explicó que Pastorutti tenía denuncias previas y los testigos dijeron que era una persona famosa por haber ejercido violencia. La condena abarcó estas denuncias. Dijo que esos hechos se imputaron cuando ya la había matado y  resaltó: “A veces hay una falla de las instituciones en la contención. El eslabón roto del que hablo entre la denuncia y la sentencia o el homicidio. Hay muchas Rominas muertas” y recalcó que la sentencia fue dictada por tres jueces varones, “que no es poco”, concluyó.