Sociedad

Más allá del fin del mundo

Concluyó la primera etapa de reaprovisionamiento de la base Marambio en la Antártida

La tripulación del rompehielos ARA Almirante Irízar y el equipo de la base antártica argentina trabajaron en maniobras condicionadas por las adversidades climáticas. Una compleja operación de ida y vuelta con combustible, víveres, residuos, y personal que se traslada a otros emplazamientos


Ornella Rapallini / Télam

El rompehielos ARA Almirante Irízar concluyó este sábado la primera etapa de reaprovisionamiento de la base antártica argentina Marambio en maniobras condicionadas por las adversidades climáticas para las operaciones entre el buque y la base, a la que trasladaron combustible y víveres en el marco de la Campaña Antártica de Verano.

El reaprovisionamiento comenzó el martes 16 de enero y se realizó durante ocho de los doce días transcurridos con sensaciones térmicas que variaron hasta los -14 grados con nevadas y baja visibilidad, por lo que fue interrumpido de forma intermitente por temas meteorológicos.

Al estar ubicada sobre la meseta de la isla Marambio, al norte de la península antártica, la única forma de realizar traslados desde el buque hacia la base –administrada por el Comando Conjunto Antártico (Cocoantar)– y viceversa, fue a través de los helicópteros Sea King de la Armada.

“Volar en la Antártida es difícil. Hay que tener mucho cuidado con el clima. En particular, en Marambio y Belgrano II se complica porque (las ventanas) se cierran de repente. Esas dos bases son en las que tenemos más participación porque están en altura y no se puede llegar desde el buque de otra manera”, dijo el piloto comandante de la segunda escuadrilla aeronaval de helicópteros, Juan Prado.

Unas 30 personas conforman el equipo de los Sea King, helicópteros que pueden cargar hasta 2.700 kilos, precisó Prado.

Para volar, llevan un piloto y un copiloto, un mecánico y un ayudante de mecánico.

En Marambio, descargaron gasoil antártico (GOA) en rollings (unas cámaras ovaladas de 2.000 y 1.000 litros rellenas del producto); tambores de combustible aeronáutico (Jet A1) trasladados en redes colgantes; también tubos de gas; víveres frigorizados y refrigerados; y evacuaron residuos antárticos clasificados para ser descargados en Ushuaia, detalló el suboficial mayor y logístico embarcado del Cocoantar, Javier Guerrero.

También embarcaron personal que será trasladado a las bases Petrel y Esperanza, próximas paradas del Irízar.

Los días en los que el buque no pudo operar en Marambio fueron utilizados para trasladar personal y carga a las otras bases antárticas argentinas; y para producir agua para consumo y uso en el rompehielos.

Marambio es conocida por ser un puente aéreo, que posee un aeródromo que opera con aviones Hércules C-130 para traslado de personal y cargas desde el continente. También operan helicópteros Bell 212 con los que trasladan personal científico y carga desde la base a campamentos cercanos.

La torre de control de Marambio es como un panóptico desde donde, estratégicamente, “se ven las dos cabeceras de la pista que mide 1.200 metros y está compuesta por arcilla compactada y congelada, por el permafrost”, dijo el jefe de aeródromo, el capitán Esteban Astesano, junto al jefe de operaciones de la base, Santiago Bianchi.

Desde la torre se veía el monte Cockburn rodeado de témpanos que flotaban en el mar.

Los víveres se descargaron cerca de la torre de control, donde también estaban apostadas una autobomba contra incendios y una ambulancia.

“Venimos trabajando sin días ni horarios preestablecidos, es cuando el clima lo decide. Cuando se ‘cierra’ –por baja visibilidad o por el techo de la nube más baja– no se puede seguir operando”, advirtió la primera mujer encargada del servicio contra incendios desde el vehículo en Marambio, Melisa Villalba (34), cabo principal Fuerza Aérea, de Paraná, Entre Ríos.

Es su primera vez en la Antártida y dirige un equipo de cuatro personas, a quienes llaman “los rojos”, por ser bomberos de aeronaves. Su función es la prevención de incendios en instalaciones y durante la operación aérea. También se ocupan de la recolección y clasificación de residuos.

“Es la primera vez que tengo gente a cargo y un servicio, y es todo un desafío. Son muchas horas, estamos siempre alertas pero mantenemos la buena onda”, explicó Villalba.

El combustible se descargó en una plataforma diferenciada cerca de la usina sobre las 32 cisternas de la base que fueron recargadas en simultáneo, detalló el encargado de usina de la base, el mendocino Rodrigo Algañaraz, junto a Jesús Emanuel Quipildor, ayudante mecánico electricista oriundo de Jujuy, –ambos por primera vez en la Antártida–. Ambos hicieron las tareas junto al Grupo Playa del buque, encargado de la descarga.

Por su parte, la jefa del Centro meteorológico Marambio, dependiente del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la pronosticadora Noemí Troche, explicó: “Para una operación aérea o cualquier otra operación que sea solicitada, determinamos los horarios de condiciones de buen tiempo para realizar la actividad”.

En tanto, el vicecomodoro Damián Rizzo, jefe de base que asumió su cargo hace poco más de un mes, agregó que “Marambio tiene una pista operativa todo el año. Es un aeródromo público controlado y es la vía más rápida para venir desde el continente americano hasta la Antártida, para recibir gente y evacuar al personal”.

Cuando termine la Campaña, en la base quedará una dotación de 65 personas de las 180 que estuvieron de tránsito durante el reaprovisionamiento.

“Nuestro objetivo es el mantenimiento de las instalaciones, maquinaria y equipos, hacer soberanía en estas latitudes, mantener los vuelos para campamentos de científicos y la base operativa, con paneles solares, y potenciar la hidroponia incorporando más cultivos”, concluyó el jefe de base.

Este año la base tendrá su tercera producción de cultivos de lechuga, rúcula y perejil en el Módulo Antártico de Producción Hidropónica (MAPHI), que está a cargo del sargento primero de Ejército José Rafael Schnidt, quien transita su primera invernada y tiene el objetivo de abastecer de vegetales frescos a la dotación.

El MAPHI fue instalado en Marambio por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Río Gallegos, el Comando Conjunto Antártico y la Universidad de la Patagonia Austral.

“Una vez que se siembra, en 10 días la semilla germina. Cuando se forma un plantín, se pasa a otro módulo que tiene automatizado el sistema de riego que distribuye una solución nutritiva a las plantas. Las lechugas, el año pasado, llegaron a pesar unos 2 kilos. Es grandioso”, dijo entusiasmado en el lugar de cultivo.

Las próximas operaciones del Irízar serán en las bases Petrel, Esperanza y Carlini, hacia donde la nave se dirige en navegación.

La primera etapa de la Campaña Antártica de Verano finalizará en la capital fueguina, Ushuaia, durante los primeros días de febrero.

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