Ciudad

#labodadelsiglo y la mirada de una psicóloga

Con la ñata contra el vidrio y detrás de las pantallas

Con una aguda mirada que abreva tanto en lo sociológico como en lo político, la psicóloga Marisa Germain reflexiona sobre el carácter que adquirió el casamiento de Lionel Messi, sobre sus contrastes y un “marcado sesgo antipopular”.


“El casamiento de Messi, su presencia en la ciudad, lo que hacen es poner en evidencia una especie de vidriera gigante que permite visualizar eso que muchos desearían para sí mismos como vida… es como si Messi fuese una especie de lugar que condensa aspiraciones colectivas, más que nada como proyección, porque este evento es algo así como que la gente está con «ñata contra el vidrio», porque sólo pudo verlo a través de las pantallas”, señaló la psicóloga Marisa Germain acerca del suceso que tuvo en vilo a Rosario esta última semana y que tuvo su cénit con la boda en sí, llevada a cabo el viernes en el Complejo City Center. Al mismo tiempo hizo hincapié en la marcada clave mercantil, de negocios, con la que los medios leyeron el evento: “Lo que yo podía ver por la tele era que todo lo veían con una lógica muy mercantil, todo visto en clave de cuánto costaba cada cosa, desde los trajes hasta la comida”.

A través de una aguda mirada que abreva tanto en lo sociológico como en lo político, Germain, quien también es titular de la cátedra Estructura Psicológica Social del Sujeto de la Facultad de Psicología de la UNR, reflexiona a continuación sobre el carácter que adquirió el casamiento del mejor jugador del mundo, sobre sus contrastes y lo que aparece como un sesgo antipopular.

A propósito de lo que le pasó a Rosario entonces con este evento, Germain apuntó: “Me parece que funcionó como catalizador, como una suerte de metáfora social, en el sentido que pone en evidencia las funciones aspiracionales que este tipo de eventos suscitan; el casamiento de Messi, su presencia en la ciudad, lo que hacen es poner en evidencia una especie de vidriera gigante que permite visualizar eso que muchos desearían para sí mismos como vida. No sólo en el ascenso económico y el reconocimiento social, sino en la idea de una vida que parece no tener ni contratiempos ni sufrimiento, y también creo que cataliza la idea de alguien que vino de una situación de salud con pocas chances, como fue el caso de Messi, que parecía depararle una vida desafortunada y, por el contrario, esa es la vía por la cual accede a una vida de fortuna; en ese sentido es como si Messi condensase muchas aspiraciones colectivas; en realidad lo hace como proyección porque este evento es como si se pusiera en una especie de gigantografía; la idea de la “ñata contra el vidrio”, de que estamos detrás de las vallas, de las pantallas televisivas, estamos mirando desde afuera un espectáculo al que al mismo tiempo sabemos que no vamos a acceder”.

La distancia

La movida, la fiesta tuvo un sesgo casi antipopular, porque no ocurrió, por ejemplo, en una iglesia, donde la gente hubiera podido acercarse. “Eso estaba marcado con la cantidad de dispositivos de seguridad, con las vallas se buscaba que hubiera una distancia; el argumento era la seguridad, que es además un argumento que prende fácilmente, y que no es lo mismo que la búsqueda de la preservación de la intimidad, sino todo lo contrario; fue un show, pero era un show al cual no te podías acercar”, destacó Germain.

Si el fenómeno no puede dejar de verse de ese modo, porque fue cierto que la gente “quedó afuera”, tiene hasta una connotación de obscenidad. “La obscenidad para mí se da por el contraste entre las aspiraciones y la exclusión, ese contraponer «todos quisiéramos estar allí» y la separación que genera el cordón de seguridad, en esta distancia aparece la obscenidad, porque justamente hay un mostrar, incluso pensando que este evento fue razonablemente austero, porque para alguien con esos medios económicos todo podía haber sido más ostentoso; en ese sentido Messi fue más austero, no trajo la ropa de Europa, ni un chef de Barcelona ni langostas del Mediterráneo; pero a pesar de que la exhibición no fue guaranga, el contraste terminó provocando ese efecto de obscenidad. Porque estamos en una Rosario y su zona aledaña que está pasando una situación de crisis muy aguda; en el mismo espacio, separado por muy poca distancia, hay fuertes crisis en todo el cordón industrial y pérdida de trabajo, y este evento aparece en el centro de todo eso, provoca hasta un efecto grotesco también”, expresó la psicóloga.

La mirada de los medios

El casamiento tuvo su flujo inmediato en los medios, en la televisión sobre todo, que parecen haber posado la mirada sobre el “costo” de semejante festejo. “El otro efecto que me pareció interesante, que pude ver por la tele, es que todas las crónicas eran a partir de una lógica muy mercantil, todo era leído en una clave de cuánto costó, qué era por canje, qué se había pagado por el menú; con otros casamientos similares, como el de Claudia y Maradona por ejemplo, eran fiestas populares, la gente se acercaba de otro modo a sus ídolos; lo que aparecía como relato de los medios era la historia romántica. Acá el foco estaba puesto sobre cuánto costaba todo; incluso las declaraciones de la intendenta (Mónica) Fein tenían que ver con cómo vender Rosario en el mundo. Me parece que todo eso tiene que ver con la matriz instalada de pensar todo en clave de negocio, entonces esto deja de ser el evento de una historia amorosa para pasar a ser un evento económico y eso habla de nosotros como sociedad, que traducimos todo en clave de negocios; en ese sentido hay hasta un triunfo de la lógica del macrismo, esa lógica viene desde los noventa, y persiste”, dice Germain y concluye: “Creo que por todo esto es interesante mirar el evento Messi para ver qué dice de nosotros, hasta dónde cualquier cosa es tragada por el cálculo dinerario, por la mercantilización, por esta mirada donde todo tiene que poder transformarse en un negocio y lo que no hay que tirarlo a la basura”.

Sin hinchada fervorosa

En relación con qué pasó entre la presencia de Messi en Rosario y los hinchas leprosos, Germain, asidua asistente a la popular del club rojinegro, expresó: “Me dio la impresión que hubo un cierto desapego, porque no hubo una hinchada fervorosa esperándolo en la puerta, no pareció ser un evento del sector futbolero, a mí me parece que hay distancia más fría en la relación con Messi, me parece que hay otros que tienen una cercanía mayor con la pasión leprosa que Messi. Creo que Messi no ha logrado despertar pasión, no le da la subjetividad y eso se nota; se supone que es el mejor jugador del mundo y es nuestro, debía haber estado la mitad de la ciudad pintada de rojo y negro, habría que haber llevado la bandera de las tribunas y no pasó nada de eso. Messi no suscita eso, es su estilo, su forma la que no se lo permite”.

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