Ciudad

Violencia de género

Con gran convocatoria, Rosario sumó su grito de Ni Una Menos

Víctimas de violencia, familiares, organizaciones y público en general se congregaron ayer para exigir el fin de la violencia machista.


Por segundo año consecutivo miles de personas, entre víctimas y familiares, militantes y simples asistentes por propia voluntad, se congregaron en la tarde de ayer para marchar desde Plaza Montenegro al Monumento a la Bandera al grito de Ni Una Menos. La movilización, que comenzó pasadas las 17.30, buscó visibilizar el reclamo por los numerosos casos de femicidio y violencia sexista que no cesaron de ocurrir, a pesar de la contundente demostración de hace un año.

Ni el frío las calló. Abrigadas, con bebés y niños en brazos, con carteles, velas y banderas una multitud de mujeres, pero también de hombres, se sumaron a la convocatoria. Columnas de distintas agrupaciones sociales, políticas y sindicales fueron llegando a la plaza desde antes de las 16.30 (hora convocada) para partir una hora más tarde en largas filas que colmaron después el Patio Cívico. Allí periodistas, referentes de organizaciones locales y víctimas leyeron un documento que, bajo el título “El grito en común”, conjugó los principales reclamos en materia de género además de recordar a todas aquellas víctimas de femicidio del último año.

“Quiero dejar de preguntarme si seré la próxima”, “Para decir Ni una menos hay que dejar de decir crímenes pasionales a los femicidios”, fueron algunas de las consignas en los carteles que levantaron los asistentes. Entre ellos, víctimas y familiares de violencia de género que buscaron generar conciencia para que otras mujeres también se animen y denuncien. “A un año de la primera marcha, no hemos tenido muchos cambios positivos. Aumentó al doble la cantidad de denuncias, creo que la marcha del año pasado hizo abrir los ojos a muchas personas, pero hace falta un cambio enorme desde la sociedad, no sólo desde el Estado y la Justicia”, señaló Fernanda Serna, víctima de violencia e integrante del colectivo Asociación de Mujeres Resilientes (Ademur).

En el acto estuvo también presente Aurora, cuya ex pareja amenazó con tirar a su hija de 4 años desde la terraza de un edificio, un año y medio atrás. “Es una jornada para visibilizar el silencio de la Justicia y la solidaridad al ver tantos grupos luchando por lo mismo para seguir pidiendo justicia”, aseguró la mujer, también integrante de Ademur, cuyo juicio comenzará en los Tribunales el próximo martes.

Como el de ellas, se fueron sumando muchos otros testimonios. “A los 52 años eché a mi marido de mi casa porque ejercía violencia psicológica y me maltrataba”, contó Adriana, quien se acercó al Monumento junto con dos amigas que la acompañan desde que tomó la decisión. “Desde que me casé, hace 33 años, me maltrató, pero pertenezco a otra generación. Un día tomé conciencia y lo eché. Ahora soy feliz”, agregó la mujer quien sostuvo que “se puede” y que este tipo de movilizaciones “te ayudan a tomar conciencia”.

Las voces y las velas que se alzaron por las que no lograron sobrevivir

Con la lectura de un documento redactado en conjunto por las organizaciones convocantes, cerró la segunda movilización Ni Una Menos en el Monumento Nacional a la Bandera. El texto hizo hincapié en la lucha contra la violencia machista y sobre el final recordó a las compañeras víctimas de femicidio, abortos clandestinos y trata.

Los ejes principales fueron educación sexual, aborto legal, implementación de las leyes, declaración de la emergencia nacional de género, desmantelamiento de las redes de trata, juezas, jueces y fiscales formados en perspectiva de género, licencia laboral por violencia de género, repudio a la persecución de trans, travestis y de todo el colectivo LGBT, libertad a Milagros Sala y a Belén.

“El 3 de junio del año pasado dimos un grito poderoso y airado. Cientos de miles de personas nos encontramos en la calle para ser la voz de quienes ya no podían gritar, víctimas de la violencia femicida”, comenzó expresando el documento, para luego hacer referencia a los sometimientos públicos y privados que genera la violencia machista, más allá de los golpes.

Según el texto, desde la movilización Ni Una Menos del año pasado hasta el 30 de abril pasado hubo 241 femicidios en el país, de los cuales 32 corresponden a la provincia de Santa Fe. A eso se suman 286 víctimas de femicidio en 2015 en el país, y 66 nuevas muertes en los primeros 100 días de 2016. El documento hizo referencia también a la joven presa en Tucumán por un aborto espontáneo, con lo cual las organizaciones alzaron nuevamente la consigna en reclamo de la legalización del aborto: “Sin aborto legal no hay Ni Una Menos”.

A su vez, el documento destacó la apertura de observatorios para generar cifras oficiales de la violencia femicida, así como la puesta en práctica de protocolos para intervenir en universidades, sindicatos y escuelas, y la sanción de la ley de patrocinio jurídico gratuito a las víctimas de violencia machista. Pero también remarcó como efectos negativos la represión sobre el final del último Encuentro Nacional de Mujeres en Mar del Plata, y el travesticidio de la dirigente Diana Sacayán.

Las organizaciones expresaron su desacuerdo con las políticas implementadas por el nuevo gobierno nacional como la modificación de los contenidos de la ley de Educación Sexual Integral, el ajuste económico y el recorte estatal, medidas que según refirieron perjudican la autonomía de las mujeres.

“El 3 de junio nos encuentra pidiendo justicia por las que ya no tienen voz, fortaleciendo las redes políticas de afecto y solidaridad, reafirmando los puntos centrales por los que hace un año salimos a las calles, para que se hagan efectivos. Para que decir “Vivas nos queremos” sea también decir nos queremos libres, autónomas, críticas y solidarias”, concluyó el documento.

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