Desde lo numérico el empate de ayer frente a Olimpo no es malo. Pero sin dudas el gol de la visita cuando se moría el partido dejó con un sabor amargo al pueblo canalla. Además de no conseguir la racha histórica de triunfos consecutivos en el fútbol argentino. Dos goles en contra y dos a favor, así fue la tarde de Central en el Gigante de Arroyito. Igual lo terminó empatando por un tiro libre que no fue, y por la incapacidad de Pezzuti en salir a cortar el pelotazo frontal, como manda el manual de los arqueros.
Otro de los factores de la igualdad fue el pésimo arbitraje que tuvo Germán Delfino. El juez falló siempre, sobró el partido y perjudicó claramente al equipo de Russo.
Olimpo se encontró con el gol rápidamente aprovechando las ventajas que dio Peppino en la última línea y el infortunio de Valentini. Central lo pudo empatar pero la fortuna no estuvo de su lado, todo un presagio de cómo iba a terminar la jornada.
El desafío para el segundo tiempo era reponerse de la adversidad. Y apenas comenzado el complemento Delgado ejecutó de buena manera un tiro libre que cayó al área y Valentini de cabeza marcó la igualdad.
A la media hora, Russo mandó a la cancha a Carrizo en lugar de Lagos, como siempre. Y fue el Pachi quien la armó con Delgado para que éste desbordara y enviara el centro para Toledo que no perdonó a Champagne. Cuando el partido se moría, Delfino cobró una falta que no fue, y vino el tiro libre que encontró el quedo de Pezzuti y la cabeza de Delgado para mandar el balón a su propio arco. Ahí el equipo de Russo terminó de confirmar que la tarde terminó como había empezado, a contramano.
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