Nacimos al ritmo de una ciudad vertiginosa, audaz, riesgosa. Forjamos nuestra identidad en una tumultuosa historia marcada por empleadores mezquinos o desinteresados por el colectivo de trabajadores. Con una fuerte raigambre sindical, en estos 25 años los laburantes bancamos la parada, aguantamos cierres, fuimos creativos y contribuimos a nuestra supervivencia con poco. Supimos reinventarnos, quizá una costumbre que aún hoy mantenemos. Convertimos la malaria en nuevas oportunidades y forjamos una empresa cooperativa competitiva.
El último cierre
En 2016 sufrimos el último abandono de la patronal. Mientras caminaba por los pasillos de tribunales, atendí el celular y escuché la voz de un compañero que me puso al tanto de lo que pasaba en la redacción.
Un poco incrédula de lo que escuchaba me detuve un momento y recapitulé. No era un chiste más de los que solíamos hacer para llevar adelante el trabajo, que muchas veces no tiene nada de grato.
Lejos de desesperarme como la primera vez, estaba convencida que íbamos a encontrar una vuelta al asunto para sostener la fuente laboral. La idea de embarcarnos en una cooperativa me generó desconfianza, ya habíamos tenido un estrellado intento y no la había pasado muy bien.
Pero esta vez las condiciones parecían diferentes, había posibilidad de acceder a una indemnización y el Sindicato de Prensa se hizo cargo de plasmar esa circunstancia en un acuerdo. Era barajar y dar de nuevo, apostar lo que teníamos en pos de este proyecto; esta vez dependía ciento por ciento de nuestras fuerzas de trabajo. Con mucha más experiencia, capacitación e ideas claras en cuanto a la dirección que queríamos darle al proyecto, era el momento de profundizar en el mundo cooperativo, cambiar el chip.
Dicen que hasta una patada en el traste te tira para adelante, y no cabe dudas que fuera así. Conociéndonos después de tantos años, nos embarcamos en un proyecto que no sabíamos adónde nos llevaría, pero teníamos la certeza de que íbamos a empujar con todas nuestras fuerzas para que se haga realidad. Y acá estamos, después de mucho trabajo, noches sin dormir, enojos, peleas, cambio de opiniones, desencuentros y reencuentros.
Con el valor puesto en quién se lo ganó y con las ideas claras trabajamos sin descanso, a veces soportando situaciones injustas, otras disfrutando del proceso, de los logros y del crecimiento de cada uno de nosotros, de los que apostamos por el crecimiento de esta cooperativa que lleva nuestro ADN.
Dicen “cosecharás tu siembra” y hoy vemos nuestro esfuerzo reflejado en nuestros leales lectores/seguidores, en el peso propio de este medio de comunicación que busca dar voz y espacio a todos, que incluye, que sueña, proyecta y ejecuta, que está en continuo movimiento. Por estos 25 años y por muchos más. Con alma, corazón y vida ciudadana!
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