Ciudad

Largo camino y final feliz

Compró un aire que nunca enfrió y demandó: le tienen que dar uno nuevo y dinero

Una mujer compró el equipo en 2015 en un comercio rosarino. Tenía una falla de fábrica, pero ni el vendedor ni un primer servicio técnico del fabricante se lo quisieron reconocer. Recién lo hizo un segundo reparador, cuando la garantía estaba vencida. La mediación no resultó y fueron a juicio


La Justicia le dio la razón a una mujer que denunció a una cadena comercial chilena instalada en Rosario, y a los servicios técnicos de la marca de un aire acondicionado que compró allí en 2015, por no darle respuesta a su queja por una falla de fabricación que le impidió usar el aparato. Este viernes se conoció que un fallo de primera instancia ordena a Falabella y LG pagarle a Fernanda T. 30 mil pesos en concepto de daños y perjuicios y entregarle un equipo de análogas características al que nunca funcionó. Los demandados, además, deben abonar los costos de los abogados y el perito mecánico que intervino.

Paciencia, perseverancia y tiempo. Es así como la mujer consiguió que las empresas se hagan cargo del aire acondicionado que ella compró y nunca pudo disfrutar. El problema por el que el que el equipo no cumplía su función, de acuerdo al fallo, y sobre la base del ingeniero que lo revisó, fue una “falta de líquido refrigerante suficiente en el circuito de cañerías, por fuga en la unidad interior o evaporador debida a la deficiente soldadura en los caños, la cual ocasiona la fuga”.

Fernanda T. vive en Rosario. El 7 de noviembre de 2015 compró un equipo acondicionador de aire marca LG en Falabella. Lo pagó en ese momento casi 11 mil pesos. Cinco días después le entregaron el aparato en su casa. Llamó a un instalador para que lo coloque, ya que la vendedora no incluía en el precio ese servicio, ni recomendaba a nadie en especial.

Una vez puesto, el equipo no enfriaba. Fernanda llamó al 0-800 de atención al cliente de Falabella y allí le pasaron con uno de los dos servicios técnicos oficiales de LG en Rosario. Este caso, fue Simatic Pichincha.

Los técnicos desmontaron y se llevaron el aire y el 11 de febrero de 2016 se lo reintegraron. Le explicaron que habían cambiado el compresor y le instalaron el equipo otra vez, sin cargo por estar dentro de la garantía. Pero cuando lo probaron, el equipo seguía sin enfriar, y Fernanda no firmó la conformidad de la reparación.

La mujer inició una saga de llamados en reclamo de que las empresas cumplan con su compromiso comercial y le entreguen un aparato que funcione. Después de mucha insistencia, le pasaron el número de teléfono del otro servicio técnico: R&F. Ya había pasado más de un año y medio desde la compra. Por fin, le reconocieron que la falla del equipo era de fábrica. Esa admisión, sin embargo, fue banal a esa altura: la garantía había expirado.

Fernanda consultó con abogados y denunció el hecho ante la oficina municipal de Defensa del Consumidor. Hubo audiencias y mediaciones infructuosas para evitar que la controversia terminara en tribunales.

El pasado 15 de febrero se conoció el fallo judicial de primera instancia. Ordena a Falabella y a LG que se hagan cargo y le paguen a la demandante, por daños y perjuicios, una suma de 30 mil pesos y le entreguen sin cargo un nuevo equipo de aire acondicionado.

Damián Escudero, abogado de la damnificada, explicó a El Ciudadano que lo novedoso del fallo es “que reconoce a favor del consumidor el derecho a obtener un resarcimiento por daños punitorios y un nuevo equipo similar al comprado por no haber dado verdadera satisfacción a la necesidad del consumidor”.

Escudero relató el periplo: “Iniciamos el derrotero en Defensa del Consumidor, hubo varios audiencias sin solución y no nos quedó otra salida que iniciar la etapa judicial“.

El abogado explicó que cada vez son más habituales los reclamos de consumidores que no están satisfechos con el producto adquirido. Aclaró que los procesos de reclamos son largos y cansadores, por lo que es también común que el demandante desista antes de obtener una satisfacción. “Generalmente, las empresas esperan que la gente se canse en el mismo reclamo, porque hay que costear los trámites de mediación e invertir un tiempo que no vuelve, es un proceso de desgaste”, dijo Escudero. Como contrapartida, agregó que en los Tribunales cada vez son más severos a la hora de juzgar y sancionar las malas conductas comerciales. “El camino para obtener un reconocimiento, no es tan dificultosos y es fácil de demostrar”, alentó el letrado.

Estirar les salió más caro

Tanto la vendedora Falabella como el fabricante LG tiene que abonar, de acuerdo al fallo de primera instancia, montos extra a los que le corresponden a la demandante. Es a los abogados de las partes, y al perito ingeniero que intervino para certificar la falla de fábrica del aparato. El cálculo del Juzgado estableció un monto de casi 40 mil pesos en esos conceptos. Más de lo que le tienen a pagar en pesos a Fernanda.

 

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