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Complicado presente de los frigoríficos exportadores

Según el analista de mercado de carnes Ignacio Iriarte “muchos industriales no quieren incrementar su actividad hasta no saber si podrán exportar la carne de las faenas”.

El analista de mercado y carnes Ignacio Iriarte sostuvo que “por primera vez en los últimos ocho años hay frigoríficos en serias dificultades financieras”.

“Hay menos novillo y vaca disponible; hay muchas plantas de exportación cerradas, o trabajando pocos días a la semana o sólo cuando consiguen la hacienda para una faena”, señaló en su columna semanal, en un matutino cordobés.

Consignó que “en la mayoría de la industria exportadora” existe “un nivel de pérdida inédito, derivado de altos precios de la hacienda, de la restricción a las exportaciones, la capacidad ociosa y del peso agobiante de la barata y de los 13 cortes a precios económicos”.

“En las últimas dos semanas se estarían concediendo más ROE (permisos de embarque), pero lejos de los niveles normales y muy ligada cada tonelada otorgada al grado de colaboración de cada frigorífico y de su cercanía con el Gobierno”, añadió.

Para Iriarte, la incertidumbre en materia de permisos de exportación persiste. “Muchos industriales, especialmente los más especializados en la exportación, no quieren incrementar su actividad hasta no saber si podrán exportar la carne resultante de esas faenas”, aclaró.

El especialista opina que “por primera vez en los últimos ocho años, hay frigoríficos en serias dificultades financieras”.

“Los grandes grupos exportadores, tanto de origen brasileño como estadounidense han parado algunas plantas, en otras trabajan a media máquina”, manifestó.

Pero añadió que “no han tomado ninguna decisión drástica ni definitiva” ya que “están todavía en la etapa del estupor, propio de los momentos que siguen a la ocurrencia de un desastre”.

“Estamos perdiendo por mes la misma cifra que ganamos el año pasado en todo” 2009, aseguran los industriales, según Iriarte.

En el conjunto de la industria con tendencia a la exportación hay un claro deterioro “mes a mes”, pero sin ningún desenlace a la vista.

En cambio vaticinó que “por varios años, habrá un exceso de capacidad instalada, y probablemente una caída en el valor de las plantas, y un menor interés en invertir en el sector, tanto de capitales extranjeros como nacionales”.

Consideró que hay dos preocupaciones adicionales para los exportadores, por ejemplo que “a causa de los menores precios que se pagan por el novillo cuando supera los 450-480 kilos, muchos invernadores están terminando los animales con 30-40 kilos”.

Ese hecho “significa menos kilos por novillo para diluir los costos fijos de la planta”.

“Y por otro lado, el menor precio que ofrece hoy la exportación por el novillo, lo pone en desventaja, inclusive en el caso del pesado, en relación al consumo del Gran Buenos Aires, Cuyo o Tucumán, que también trabajan el novillo grande”.

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