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Competidor de lujo en Grecia

Por Luciana Sosa. Federico Ocaña es uno de los jóvenes con capacidades diferentes que realiza equinoterapia en el ex Batallón 121 y hoy parte hacia las Olimpíadas Especiales. Desde el grupo piden más ayuda oficial.

El ejemplo de lucha de Federico es admirable. El joven de 26 años tiene discapacidad intelectual, entrena a diario en el ex Batallón 121 y hoy viaja a Grecia para participar, nada menos, que de las Olimpíadas Especiales. En tanto, desde la escuela de equinoterapia piden mayor apoyo institucional para que más chicos puedan recuperar su movilidad y ganar seguridad personal en un predio que espera estar en mejores condiciones.

Liliana Fornés es la profesora de la Asociación de Equitación Integral de Rosario (Adeir) que trabaja a diario con los casi 50 chicos que hoy practican esta modalidad. En diálogo con El Ciudadano, la mujer destacó “el esfuerzo de estos chicos en subirse al caballo y sentir cada paso del animal para desarrollar su musculatura, y con ello su autoestima”. “La seguridad de su cuerpo sobre el caballo, el equilibrio que manejan, es un logro que aplaudimos a diario”, dijo con orgullo.

Con mucha paciencia, alentando cada movimiento de quienes participan de los encuentros, Fornés explicó: “Mucha gente aún desconoce las virtudes de esta terapia, sobre todo las bondades del caballo: su temperatura, mayor a la del hombre, ayuda a que los músculos de las piernas se relajen y, sobre todo en chicos con parálisis, les permite poder abrir su piernas y sentarse correctamente –aunque con ayuda– sobre el animal”.

Se supo que Federico Ocaña practicó distintos deportes, como natación, y atletismo, antes de encontrarse a gusto con la equitación. Desde hace unos tres años el joven asiste al predio (instalado actualmente en el ex Batallón 121) y hoy parte para representar al país ante el evento deportivo más importante: las Olimpíadas Especiales en Grecia.

“Para participar de este encuentro los chicos deben superar tres pruebas: primero se hace una parte de rehabilitación, luego se trabaja en la educación con el caballo y los que pasan estas dos instancias se dedican al deporte”, detalló Fornés. Por otra parte, aclaró que cada participante gana en este encuentro: “Aquí no hay ganadores y perdedores, todos se traen una medalla y eso alimenta la autoestima de cada participante. Es algo que vemos todo el tiempo entre los chicos que vienen al predio. Han llegado jóvenes con discapacidad motriz importante y van ganando soltura en cada entrenamiento y las repercusiones que eso tiene en su vida diaria son invalorables”.

Sobre las pruebas a realizar en Grecia, Fornés señaló que lo importante “es la exigencia en ganar seguridad, equilibrio, cómo se trasladan sobre el caballo y la prolijidad con que se realiza cada movimiento junto al equino”. “Entre estas habilidades se verá lo que tiene que ver con el adiestramiento ante obstáculos y la equitación inglesa, pero lo más importante es la experiencia que van ganando los chicos con este viaje, con este logro que será inolvidable y les ayudará a ganar mayor confianza en sí mismo y seguir entrenando. Para nosotros es un orgullo que Federico nos represente en Grecia”, sostuvo.

Federico sufrió un accidente cerebrovascular a los tres años y debió ser internado en terapia intensiva. Al salir, no podía caminar ni hablar, pero gracias a la constancia de sus padres y de los profesionales que lo acompañaron y acompañan, el joven de 26 años recuperó gran parte de su autonomía.

Al igual que Federico, Gonzalo Paz también revela mejoras en su motricidad. Él tiene 35 años y llegó al predio con serios problemas motrices. Hoy, de a poquito, revela una estabilidad física que trabaja a diario.

Su padre, Víctor, apuntó el reclamo a las obras sociales: “Son muy pocas las que reconocen este tipo de terapia para la cura de nuestros chicos. Vemos a diario las mejoras en todos los sentidos y sin embargo no hay manera de que cubran este tipo de actividades”.

El gobierno provincial cedió dos hectáreas a la asociación que lleva 11 años trabajando con discapacitados motrices o intelectuales en este deporte. Más allá de la amplitud del espacio, se necesita que uno de los galpones cedidos sea cubierto de arena para poder trabajar durante el invierno.

“Tenemos un galpón hermoso que de poder utilizarlo, sería el único en toda la provincia, pero necesitamos cubrirlo de arena y eso nos cuesta mucho dinero y no lo tenemos”, lamentó la profesora de equitación.

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