Ecología

Calentamiento global

Cómo la reducción de los glaciares antárticos puede hacer subir los siete mares

El ingeniero Sebastián Marinsek es jefe del jefe del Departamento de Glaciología del área de Coordinación de Ciencias de la Tierra, que es parte del Instituto Antártico Argentino. Desde su experticia detalla por qué un iceberg gigante no afecta los niveles oceánicos, pero el cambio climático sí


Julio Mosle / Télam

El aumento de la temperatura global causado por el cambio climático provoca la disminución constante en la masa de hielo de los glaciares antárticos, lo que podría derivar en un aumento significativo del nivel del mar si las grandes barreras flotantes dejan de contener a los glaciares afirmados sobre el continente.

Sebastián Marinsek es ingeniero en rlectrónica graduado de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), y se desempeña como jefe del Departamento de Glaciología de la Coordinación de Ciencias de la Tierra del Instituto Antártico Argentino (IAA). Su área de estudio está relacionada con el balance de masa de los glaciares antárticos y el sensoriamento remoto. Es autor de diez publicaciones científicas.

“Los glaciares tienen un ciclo como el del agua, cuando cae la precipitación en forma de nieve crece la masa de hielo, la cual después va desprendiendo partes producto del contacto con el agua que tiene una temperatura más cálida”, explica Marinsek.

“Hay rompimientos que forman parte de la vida habitual del glaciar, pero también hay procesos que podemos relacionarlos con el aumento de la temperatura en la Antártida”, continúa.

El especialista sostuvo que su trabajo se centra en “el estudio de los glaciares, en especial en el balance de las masas de hielo, su dinámica y la relación de estas con los efectos del cambio climático”.

“Hay mediciones que hacemos año tras año y en los últimos años se nota con claridad que los glaciares ubicados en la península antártica están perdiendo masa en simultáneo con los aumentos de temperatura que también registramos todos los años”, detalla.

Marinsek indica que los glaciares son masas de hielo que se alimentan de la nieve que reciben en invierno y pierden agua durante el verano.

“En ese intercambio de masa es que podemos medir anualmente si los glaciares crecen o se achican. Como en la Antártida, además de subir las temperaturas también se redujeron las precipitaciones, lo que estamos viendo es que hay glaciares que en muy pocos años perdieron entre el 30 y el 50 por ciento de su masa de hielo”, subraya.

“Por otro lado, remarca: “Desde hace más de 20 años Argentina desarrolla uno de los relevamientos más detallados sobre un glaciar de los que hay registro a nivel mundial. Es un estudio del glaciar Bahía del Diablo en la isla Vega, 60 kilómetros al norte de la base Marambio”.

“Lo que se hace allí todos los veranos es montar un campamento junto al glaciar desde donde nos tomamos dos semanas para recorrerlo por completo, tomar todas las mediciones posibles y revisar las balizas que instalamos todos los años como referencia y que nos marcan si ganó o perdió masa”, relata.

Marinsek recuerda que muchas veces, en las noticias aparece el desprendimiento de masas de hielo de miles de kilómetros cuadrados y se señala que si se derritieran podría subir el nivel del mar. “Pero esos icebergs gigantes son en realidad parte de grandes barreras de hielo, de cientos de miles de kilómetros cuadrados, y esas rupturas no afectan su integridad. Además, como son masas que ya estaban en flotación, el hecho de que se derritan no incide en el nivel del mar”.

“En cambio, el riesgo que implica el aumento de la temperatura en la Antártida es que esas grandes barreras de las que se desprenden los icebergs que vemos en las noticias se desprendan de la costa, porque aunque al estar en flotación ya están niveladas, dejarían de contener a los grandes glaciares que están afirmados sobre el continente antártico, y esto sí podría condicionar la vida en todas las poblaciones cercanas a las costas en todo el mundo”, advierte Marinsek.

“Con los datos que disponemos no se puede predecir cuándo se produciría un desprendimiento que tenga consecuencias severas para las poblaciones costeras; cerca de la base Belgrano II hay una grieta que está a punto de separar una gran masa de hielo de la barrera que la contiene y todos estábamos esperando ese fenómeno, pero la ruptura se dio en otro punto del mismo bloque”, explica al respecto.

En ese sentido, insiste en la dificultad de advertir un evento de estas características. “Pero con los datos disponibles se marca una clara tendencia, si la temperatura sigue aumentando en la Antártida vamos a ver fenómenos de este tipo en las próximas décadas”.

La glaciología es una rama de la geografía física, y por tanto de las ciencias de la Tierra, que estudia los fenómenos actuales y pasados, relacionados con la extensión, distribución, causas, dinámicas, clasificaciones e implicancias del agua en estado sólido, en todas las manifestaciones que puede presentarse en la naturaleza (glaciares, hielo, nieve, granizo o neviza).

En la Argentina, la ley de Régimen de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial, la ley 26.639, obliga al Estado a destinar partidas para preservarlos como reservas estratégicas de recursos hídricos para el consumo humano; para la agricultura y como proveedores de agua para la recarga de cuencas hidrográficas; para la protección de la biodiversidad; como fuente de información científica y como atractivo turístico.

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