Policiales

Analizaron redes sociales de la víctima

Cómo hallaron el cuerpo de Nora Escobar: lo que los perros no pudieron, lo consiguió la informática

Las primera requisa a la casa del ex esposo y principal sindicado en Granadero Baigorria, dio negativo. El dato que promovió un segundo allanamiento y la perforación de la losa en el patio trasero provino de la detección geográfica de la última actividad de la víctima en sus redes sociales


Karen Gigena había pedido a la Justicia que buscara a su madre, Nora Laura Escobar, de la que no había novedades desde el 22 de abril último, aunque ella se enteró que estaba desaparecida recién el 4 de mayo siguiente, cuando los empleadores de la mujer contactaron a la hija preocupados porque no concurría al trabajo.

La joven aportó nombre y domicilio de un hombre que, dijo, era el ex esposo de la desaparecida, pero una primera requisa en la primera vivienda en cuestión, en Granadero Baigorria, no dio resultado. Sólo quedaron dudas por algunas inconsistencias en la declaración del morador. El allanamiento fue sin éxito pese a la participación de perros adiestrados para rastrear personas.

El cuerpo de la mujer, enterrado bajo una losa en el fondo de la misma casa, fue encontrado al cabo de un segundo procedimiento ordenado con base en un dato relevante que motivó, esta vez, la perforación del contrapiso: la ubicación de la última actividad de la víctima en redes sociales, obtenida del análisis de sus perfiles y de la geolocalización del IP de su celular que arrojó su última actividad el 22 de abril a las 22 por un especialista de la División Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC).

La primera orden de requisa al domicilio de Gregorio Ramón Britez, en Liniers al 1700 de Granadero Baigorria, fue el sábado último. Con los datos aportados por la hija de Nora, y con autorización del propietario, personal policial revisó la vivienda.

Los agentes observaron un contrapiso de hormigón en el fondo de la vivienda, de construcción reciente, que les llamó la atención. También les dejó dudas las declaraciones de Britez, y todo eso se informó a los fiscales Iván Enríquez y Damián Cimino, a cargo de la causa por búsqueda de paradero.

Con base en esos datos llamativos aportados por los policías, el funcionario judicial solicitó una orden de allanamiento, procedimiento que se cumplió en la noche del mismo día. Esta vez, con la asistencia de personal de Bomberos y perros adiestrados en la búsqueda de personas. Sin embargo, no se encontraron indicios de la presencia de un cuerpo ni el olfato de los canes activó otras medidas.

Este martes, la investigación del caso pasó a la fiscal de Homicidios Dolosos Marisol Fabbro, quien como primera medida requirió la intervención de un especialista en informática perteneciente a la brigada Operativa Región 2 de la División Homicidios. El experto analizó las cuentas de las redes sociales de Nora y detectó la ubicación geográfica de la última actividad de la mujer en las mismas: coincidía con el domicilio allanado días antes sin resultados.

Fabbro pidió entonces otro allanamiento. Esta vez, el propietario no estaba en la vivienda. De nuevo con asistencia de Bomberos Zapadores y perros adiestrados, el personal policial procedió a perforar el contrapiso de hormigón que había resultado sospechoso. Y allí encontraron el cuerpo de Nora.

Britez, ex pareja de la víctima bajo sospecha de ser el autor material del femicidio, permanecía prófugo este miércoles. Pero quedó detenido un amigo suyo, a quien se llegó porque al domicilio donde vive se cursó una notificación oficial para el apuntado por el crimen.

Se trata de Alberto Antonio L., de 58 años. El hombre llegó a su casa cuando la Policía la estaba allanando en la tarde de este martes. Admitió que conocía a la víctima y al prófugo, del que era amigo y que hacía un tiempo se había quedado en su casa unos días, precisamente a causa de la notificación enviada a esa dirección. Quedó demorado bajo sospecha de encubrir al sindicado femicida.

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