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Comienza juicio por crimen

Los imputados son el ex marido de la docente Andrea Pajón, asesinada de dos tiros en la cabeza en agosto de 2008 en Castelar, acusado de instigar el asesinato y pagar por su ejecución, y el supuesto sicario.

El ex marido de Andrea Pajón, la maestra asesinada de dos balazos en la cabeza en agosto de 2008 en la localidad bonaerense de Castelar, comenzará a ser juzgado en la mañana de hoy en los Tribunales de Morón, acusado de haber instigado ese crimen y pagado a un sicario unos 10.000 pesos. En el mismo debate oral, que estará a cargo del Tribunal Oral 3 de Morón, los jueces Diego Bonano, Raquel Lafourcade y Moralejo Rivera, también estará sentado en el banquillo de los acusados el presunto ejecutor del crimen.

Tanto el ex marido de la maestra asesinada, Claudio Sartal, como el supuesto sicario, Gabriel Varas, llegan al juicio oral en libertad, y apenas estuvieron detenidos unos días en 2009, tras la aparición de una testigo clave que los involucró en el caso.

Ambos están acusados del delito de “homicidio triplemente calificado por el vínculo, por promesa remuneratoria y por la participación de dos o más personas”, con pena prevista de reclusión perpetua, y los fiscales del juicio serán Hernán Alarcón y Adrián Ferreyra. Hoy está previsto que declaren Marta Pajón, madre de Andrea, su hijo de 16 años –que fue testigo presencial del hecho– y dos primos de la víctima.

Para la fiscalía, la testigo clave será Paula Soledad Silvera, quien fue pareja de Sartal al momento del homicidio y dijo durante la instrucción ante el fiscal de Morón Marcelo Tavolaro que el hombre tenía vinculación con el crimen.

Tras esa testimonial, el fiscal Tavolaro pidió en septiembre de 2009 la detención de Sartal, a quien acusó de haber contratado a Varas (a quien conocía porque era su empleado) para ejecutar el crimen y de haberle pagado unos 10.000 pesos por su “trabajo”.

Sartal y Varas estuvieron varios días tras las rejas, pero luego la Justicia los excarceló mientras continuaba el proceso.

La madre de Pajón dijo a Télam que siempre sospechó de su ex yerno, a quien su hija había denunciado en varias oportunidades por violencia doméstica.

“Mi hija no tenía enemigos, ni nadie que quisiera hacerle daño, salvo él (por Sartal)”, y remarcó que “ella no merecía morir así”.

Por otra parte, el abogado de Sartal, Marcelo Mazzeo, aseguró que “no existe ni un solo elemento que pueda sustentar la acusación” contra el acusado.

Pajón fue asesinada el 27 de agosto de 2008, cuando se disponía a subir a su auto junto a su hijo que entonces tenía 13 años, en su casa de la calle Pasadores al 3600 del barrio San Juan, en Castelar Sur.

Según consta en la instrucción del caso, dos hombres se le acercaron imprevistamente y, sin mediar palabra, uno de ellos la arrojó al suelo, le apoyó un arma de fuego detrás de la cabeza y le disparó dos veces a la altura del oído.

Los agresores escaparon sin robarle nada, en tanto que la víctima fue trasladada en grave estado a un hospital donde murió un día después del ataque.

Apenas ocurrido el crimen, los familiares de la víctima denunciaron que detrás del homicidio estaba su ex marido, denunciado varias veces por violencia familiar.

“Queremos Justicia para mi hija, para que descanse en paz. También queremos Justicia para nosotros, para que podamos vivir tranquilos”, dijo a Télam Marta Pajón, en su casa de Castelar Sur, rodeada de fotos de su hija y de sus nietos de 16 y 25 años (uno de los cuales vive con ella).

Marta dijo sentirse “destruida, pero esperanzada” por el juicio que comienza. “Fueron muchos meses de ir a golpear puertas. Siempre supimos que este hombre había tenido algo que ver con lo que pasó. Ella no merecía morir así”, agregó la mujer.

Marta contó que “ninguno de los chicos (el de 16 es el que presenció el hecho) tiene contacto con su padre. El mayor de veinticinco años se lo encontró alguna vez cuando tuvo que hacer los trámites para cobrar el seguro”.

“Lo peor de todo es que Sartal era el beneficiario de uno de los seguros de mi hija y cobró siete mil pesos. Los cobró y se los guardó, ni siquiera les ofreció el dinero a sus propios hijos”, concluyó.

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