Edición Impresa

Zona norte

Comenzó juicio oral por un homicidio

Al acusado lo detuvieron en su trabajo y asegura que es inocente.


Un joven de 27 años comenzó a ser juzgado ayer por el crimen de Araceli Ramos. El hecho tuvo lugar en junio de 2014 cuando un matrimonio llegó de trabajar a bordo de su automóvil y fue abordado por asaltantes. Uno de ellos abrió fuego contra las víctimas. Uno de los proyectiles terminó con la vida de la mujer. El fiscal Pablo Pinto y su par Miguel Moreno solicitaron prisión perpetua para el imputado, mientras que el defensor Eduardo Sosa basó su teoría del caso en un error. El letrado sostuvo que el esposo de la víctima y testigo presencial se equivocó de persona al identificar al acusado como el autor del crimen ocurrido en zona norte. Por su parte, el imputado se desligó del hecho: “Tengo mucha impotencia y quiero que se aclare lo antes posible porque no doy más” .

El tribunal oral compuesto por Juan Carlos Curto, Patricia Bilotta y Hernán Postma lleva adelante el juicio oral contra Brian Emanuel Waigandt, quien fue detenido 5 días después del crimen luego de que el marido de Ramos lo cruzara en la calle y avisara a la Policía.

Waigandt fue arrestado en su trabajo (era cadete de una pizzería) y desde entonces permanece tras las rejas.

Pinto refirió en su acusación que el 27 de junio de 2014, cerca de las 14, Araceli y Gerardo llegaron a su casa a bordo de un Citröen C3. Araceli iba al volante y al frenar apareció una moto con dos asaltantes. El conductor cubrió su rostro con un casco mientras que el acompañante se bajó apuntando a Gerardo con un arma con el fin de asaltarlo. El ladrón comenzó a disparar contra el hombre, lo que derivó en una reacción de Araceli: “Hijo de puta”, le gritó en dos oportunidades y el ladrón le disparó un certero balazo con un arma calibre .38 que la llevó a la muerte para luego huir del lugar. “Se llevaron la vida de Araceli como único botín”, detalló el fiscal, y encuadró el hecho en homicidio criminis causa, tentativa de homicidio criminis causa y tentativa de robo calificado, para lo que requirió una condena a prisión perpetua.

Por su parte, el defensor Eduardo Sosa aclaró que va a focalizar en la autoría del hecho ya que su cliente “no fue el responsable”. Sostuvo que la Fiscalía no probó cuál es la identidad de la persona que cometió tan horrendo crimen y afirmó la existencia de una equivocación por parte de Gerardo, que realizó un señalamiento impropio de Waigandt, quien nada tiene que ver. Sostuvo que no existen otros elementos que sostengan la acusación fiscal, que hay un error en la persona por un parecido físico y que existen otras personas en el barrio a las que le dicen Ronaldiño.

A su turno, el imputado sostuvo: “Yo no cometí ese delito, lo único que sé es que me apresaron en el trabajo y hace un año y medio que estoy preso y no puedo ver a mi hija por algo que no hice. Tengo mucha impotencia y quiero que se aclare lo antes posible porque no doy más”, refirió.

El hombre dijo que aquel día llevó a su hija al jardín –entraba a las dos– y luego volvió a su casa, donde durmió en el sillón hasta las cuatro de la tarde aproximadamente, cuando salió en moto a buscar a su esposa y lo detuvo un operativo en Superí y Manuel García.

Por ello su mujer debió llegar hasta el lugar para evitar el traslado de la moto que estaba a su nombre, ya que Waigandt no tenía carné. Sostuvo que el día de la detención eran entre las 21 y 22 y cuando iba a salir con un pedido se le cruzó una Eco Sport de la que bajaron hombres armados, lo esposaron y recién en la comisaría le dijeron que estaba acusado de homicidio.

Durante la tarde de ayer se tomó declaración a los primeros testigos en el juicio, entre ellos el marido de la víctima, quien señaló al imputado en la vía pública y luego en una rueda de persona como autor del disparo.

Comentarios