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Color, festejos y más

El Monumento a la Bandera fue, otra vez, escenario de los festejos rosarinos.

Por: Daniel Domínguez

Una vez más la ciudad se detuvo. La ansiedad por el debut mundialista de la selección argentina se podía palpar en cada una de las personas que, apresuradas, querían terminar con sus obligaciones para poder ver el partido.

Este año es especial en muchos aspectos ya que la ciudad se vistió de gala para festejar el Bicentenario y recibir el día de la bandera y aunque no se relacione una fecha patria con un partido de fútbol, este color que hay en la calle sirve para ponerle color a la pasión.

Sin dudas que el ambiente era muy diferente al de un día normal. Algunos no fueron a trabajar, otros cambiaron los horarios y los menos afortunados se hicieron una escapada hasta algún bar cercano para ver de aunque sea un rato el encuentro.

También estuvieron aquellos, que por obligación o desinterés no modificaron en nada su ritmo de vida y siguieron como si nada, claro que fueron lo menos.

También estuvieron los que aprovecharon la ocasión para sacar  a relucir el ingenio y sacar alguna diferencia económica. Es por eso que si uno recorría calle San Luis, podría encontrarse desde pelucas hasta camisetas con los nombres de los jugadores más reconocidos, tales los casos de Javier Mascherano, Juan Sebastián Verón y obviamente, Lionel Messi.

Algunas casas de comidas vistieron a sus mozos con los colores celeste y blancos y pusieron en el menú, nombres para el momento como picada Maradona o México 86.

Al terminar el encuentro unos 300 hinchas celebraron el triunfo en el Monumento Nacional a la Bandera, acompañados de las bocinas de los vehículos que transitaban por el lugar.

Lo destacado de esto, es que las familias fueron las protagonistas de estos festejos enfundadas con algo celeste y blanco.

“Sufrimos un poco al final, pero estamos para campeón”, opinó un fanático que llegó con otros cuatro amigos para festejar y no ahorró elogios para los dirigidos por Diego Maradona.

Atrás, una señora con su nieta en brazos saltaba y trataba de que la nena no se asuste con cada estruendo o bocinazo. “Yo mucho no entiendo pero estoy contenta por los muchachos”, se sinceró la mujer.

El Mundial ya empezó para los argentinos, y Rosario como ciudad futbolera no pasó desapercibida.

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