Ciudad

Esperan comercializarlo

Científicos locales diseñan tecnología clave para cultivos

Investigadores de Conicet desarrollan un sistema de avanzada para monitorear niveles de humedad


Para Ariel Dobry, físico de 56 años, siempre fue difícil explicarle a su padre qué hace. Cuenta con muchas teorías, cálculos y papeles. Entre ellos, el título de licenciado en Física y un postgrado en Francia. Este año, cuando se conoció el recorte en el presupuesto de ciencia para 2017, Dobry pudo señalar al predio de Centro Científico Tecnológico de Rosario (CCT), detrás de la Ciudad Universitaria y decirle a su padre: “Ahí trabajo. Diseñamos una red de sensores inalámbricos para monitorear los cultivos en los campos”. Dobry trabaja en el Instituto de Física de Rosario (Ifir), uno de los 13 espacios de ciencia en la ciudad que dependen del Conicet. Por muchos años, estuvo en la Facultad de Ingeniería de la UNR, confundiéndose con ingenieros y estudiantes del Politécnico. El equipo que integra el físico ganó un premio del Banco Nación y espera en dos años poder salir con un producto para el agro que mejore el rendimiento.

Desde abajo

La red de sensores empezó con una investigación básica. Dobry, dedicado a estudiar materiales, encontró que una película de carbono llamado grafeno tenía la propiedad eléctrica de cambiar con la humedad. Con eso, los científicos pensaron una aplicación. Incorporaron un ingeniero electrónico que venía de trabajar en meteorología de La Plata. Sabiendo que muchos ingenieros agrónomos y productores intentaban medir humedad y estado del suelo en los cultivos para mejorar el rendimiento, armaron un sensor. No es nuevo, existen estaciones meteorológicas caseras, aunque las partes vienen de afuera, a cambio de dólares. Entonces, trataron de sustituir la importación. Con la recomendación de pensar en el sector agropecuario, diseñaron en 2016 una red de 10 o 12 sensores conectados entre sí. Lograron recibir la información del mapa del terreno (temperatura, humedad, contenido de agua), de la planta (humedad y temperatura de las hojas, grosor del tronco) y factores climáticos (temperatura, humedad ambiental, radiación solar, viento, lluvia). La idea es que vaya a un sistema experto que analice y envíe por correo electrónico o mensaje de texto a un teléfono celular, y si es necesario, alertas.

Del otro lado del aparato, el ingeniero agrónomo o el productor a cargo del campo podrá anticipar enfermedades del cultivo analizando los datos históricos y cruzándolos con los ambientales. Los investigadores dicen que mejorará la producción, reducirá el uso de fertilizantes y el impacto ambiental. En la actualidad, los productores del agro obtienen parte de esta información únicamente de estaciones meteorológicas caseras y de datos satelitales que bajan de Internet. Eso, insisten los científicos, es impreciso porque los sectores del campo pueden tener distintas realidad. Y necesitan distintas cosas. Todavía en la etapa de prototipo, el proyecto de sensores ganó como una de las 10 mejores investigaciones de 2016 en el concurso armado por el Banco Nación y la Fundación Empretec. Mientras pasan a la aplicación concreta, los científicos tramitan la patente para uno de los sensores, el de humedad, y buscan un laboratorio para hacer la prueba de aplicación. El grupo está integrado por Bernardo Gómez, Ariel Dobry, Javier Eduardo Epeloa, Carlos Repetto, Hernán Ariel Rindizbacher, Guido Baranello y Cecilia Rivas. Dobry dialogó con El Ciudadano.

—¿Cómo es el camino para que una investigación tenga impacto social?

—Sobre la comercialización estamos viendo qué formato le podemos dar. Somos investigadores y trabajamos con la oficina de Vinculación Tecnológica del CCT. Ellos asesoran en cómo buscar los subsidios y tramitar las patentes.

—¿Cómo evalúan el trabajo de la oficina de vinculación?

—Desde 2007 (cuando se pasó de Secretaría a Ministerio de Ciencia) la presión fue generar mayor vinculación con el medio pero veníamos de muchos años de ser evaluados como investigadores en función de la cantidad y valía de los informes (también llamados papers). Era un criterio más academicista. Ir a la ciencia aplicada o sólo ensayos es una decisión política.

—¿Cómo analiza la decisión de Nación de recortar el presupuesto para nuevos investigadores?

—Es un recorte más del Estado. Veníamos de una etapa de crecimiento sostenido, donde hubo un cambio de paradigma: más dinero e importancia a la investigación. Pasamos de estar en las “catacumbas”, a un predio donde la ciencia se hizo visible. Hubo resultados concretos, como el proyecto del satélite Arsat. También se formaron profesionales. Los nuevos investigadores son el sector más dinámico. Recortarlos significa frenar los proyectos en marcha y los que vendrán. No sólo se trata de ciencias duras. Este año se inauguró uno de ciencias humanas en el CCT. No tener un estudio científico de los niveles de pobreza es un error político.

—¿Cuánto tarda formar un investigador?

—Mucho tiempo. Con el recorte quedan afuera personas que no acaban de salir de la secundaria sino personas con un recorrido académica grande, con licenciaturas y postdoctorados. La ciencia se hace en grupo y como en nuestro grupo, que tiene a distintos profesionales de distintas ramas, las otras investigaciones también.

Reconocimiento y mérito

A principio de diciembre, los investigadores del IFIR fueron seleccionados dentro del concurso organizado por el Banco nación y la Fundación Empretec para conocer cuáles habían sido los mejores emprendimientos innovadores del 2016. Fueron sometidos a evaluación 341 proyectos y sólo diez fueron finalistas. Entre los cinco proyectos ganadores prometieron entregar unos 600 mil pesos. Además del grupo rosarino, investigaciones de Mar del Plata, San Carlos de Bariloche, Luján de Cuyo y Córdoba fueron premiados. El jurado estuvo integrado por el presidente del Banco Nación, Carlos Melconián; el presidente de la Fundación Empretec, Jorge Lawson, el subsecretario de Emprendedores de la Nación, Esteban Campero y Fulvia Farinelli de la División de Inversión y Empresas de Naciones Unidas; entre otros.

La protesta continúa

Ayer por la mañana en la Facultad de Ingeniería de la UNR se llevó adelante la Asamblea Universitaria Anual Ordinaria. La UNR en conjunto hizo una declaración de apoyo a los investigadores y científicos de Conicet y demás institutos de ciencia y se manifestó en contra del ajuste presupuestario del gobierno nacional. El presidente de Conicet Rosario, Roberto Rivarola, y la secretaria general de Coad, Laura Ferrer, pidieron que la universidad se haga cargo de los investigadores y científicos que quedarán afuera de Conicet por falta de presupuesto. Por la tarde hubo un festival en cercanías del CCT para protestar contra el recorte anunciado. Desde el lunes, la comunidad científica y algunas organizaciones gremiales mantienen la ocupación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en Buenos Aires en rechazo a la reducción del 60 por ciento de la cantidad de becarios del Conicet para 2017.

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