Policiales

La pareja de Alan Funes

Chipi, una vida entre balas y rejas

La joven de 24 años que fue apresada con su pareja en el allanamiento de Callao al 3900 pasó casi la mitad de su vida como víctima y protagonista de situaciones de violencia que aquejan desde hace añares a un sector de Tablada.


Chipi tiene 24 años. Está en pareja con Alan Funes, con quien tuvo un bebé en mayo pasado, dos días después de que la detuvieran en el megaoperativo Los Miserables. Si se hace un repaso de las crónicas policiales, la joven fue víctima y también protagonista de situaciones de violencia que incluyeron balaceras contra su casa, tiroteos, hasta homicidios. Todas tuvieron el mismo contexto que ahora: las disputas a fuerza de plomos por el liderazgo del territorio para la venta de estupefacientes en barrio Tablada. Como un sistema cíclico también aparecen noticias sobre intervenciones policiales tardías cuando su familia, el clan Selerpe, había quedado del lado de los perdedores y ya se contabilizan varios homicidios.

Cuando Chipi, Jorgelina Andrea Selerpe, tenía 14 años, los investigadores sindicaban a su tío Domingo “Mingo” Selerpe como la segunda generación de vendedores de estupefacientes de barrio Tablada. A su madre Rosa Mabel y su tío Jorge, alias Negro, ya los habían detenido por infracción a la ley de droga. A principios de 2007, la casa de la familia había sido blanco de balaceras. Los pesquisas sindicaron a la banda de Los Gordos como quienes estaban ganando el territorio hasta que se apoderaron de toda la zona. Mingo iba perdiendo territorio y en octubre de ese año la ex Drogas Peligrosas le cayó con un allanamiento en su casa de pasaje Villar al 100: se llevaron al abuelo de Chipi, Froilán Francisco Selerpe, entonces de 73 años; a su madre, Rosa Mabel Selerpe, y a ella las demoraron. Ese día les secuestraron 80 bochitas de cocaína preparadas para su venta. A Mingo no lo encontraron. Hacía casi un año que la Policía venía allanando el barrio para tratar de frenar las víctimas fatales que dejaba la disputa por el territorio. Esta descripción parece un dejá vu de lo que viene sucediendo año tras año cada vez que alguien le suelta la mano al cabecilla de turno.

Mingo y su hermano Negro aguantaron hasta 2010, cuando perdieron la pulseada y se tuvieron que mudar. Por esa época, Chipi ya se había mudado a la vuelta de la casa de su familia para convivir con Matías Germán “Negro” Medina.

Una noche de verano de ese año, la muchacha caminaba por pasaje Villar y Necochea cuando la banda contraria a su familia la baleó. A pesar de los tiros, sólo recibió un roce en la frente del lado derecho. También en ese año, a su tío Mingo cinco hombres lo acribillaron dentro de su casa de barrio Itatí, de zona oeste. Antes de morir, Mingo resistió y se llevó con él a dos de sus verdugos: Abel Argarañaz, de 21, y Celso Aguirre, de 35.

Chipi pasó cinco años con el Negro Matías. El muchacho tuvo varias causas, pero sólo en una fue acusado con ella. Fue cuando en 2014 pasaron en moto y le balearon el frente de la vivienda a la Tuerta, en Chacabuco al 3800. La mujer era una vecina de 57 años, quien tuvo algunas causas por reducir objetos robados y también la nombraban como encargada de un búnker que disputaba con el de los Selerpe la venta de drogas.

A mediados de diciembre de 2015, al Negro Matías, de 24 años, lo acribillaron a balazos en la puerta de la casa que compartía con Chipi en Chacabuco al 4100. Por ese tiempo, los investigadores reconstruyeron que Chipi lo había llamado para que “saliera, que estaba llegando” con los chicos. Su pareja puso un pie en la vereda y los ocupantes de un auto le vaciaron al menos dos cargadores de pistolas 9 milímetros. El muchacho llegó muerto al Hospital Roque Sáenz Pena con tres balazos en la cara, dos en el tórax y uno en la ingle. A alguien sugirió que Chipi pudo haberlo entregado, pero la hipótesis que prevaleció puso la autoría sobre los enemigos de la familia de su pareja: Los Gordos.

Ese año, la pareja había sufrido una serie de ataques entre los que se contaron una balacera contra el frente de su vivienda y la quema de una camioneta.

En el operativo Los Miserables de mayo del año pasado, además de Chipi cayó su madre Rosa, de 42 años. La mujer tenía un pedido de captura por una condena en el fuero federal. Madre e hija no sólo fueron acusadas en los Tribunales provinciales por asociación ilícita sino también fueron indagadas en el juzgado federal por los cogollos, las plantas de marihuana y los pocos gramos de cocaína que les encontraron en este último operativo del 23 de mayo. En septiembre pasado, la Cámara de Casación Federal rechazó el pedido de prisión domiciliaria que solicitó Rosa por problemas de salud. La hermana de Mingo sigue detenida en la cárcel de Ezeiza.

En esta última oportunidad y casi como una constante Chipi fue detenida junto con su pareja, sindicado integrante de una banda que parece llevar las de perder.