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China vuelve por el aceite

Fruto de la necesidad propia y de un nuevo clima bilateral, la República Popular China se prepara para volver a comprar aceite de soja argentino.

Fruto de la necesidad propia y de un nuevo clima bilateral, la República Popular China se prepara para volver a comprar aceite de soja argentino.

Todo indica que lo hará antes de fin de año, o a más tardar a comienzos del próximo, luego de haber cerrado su mercado desde abril en represalia a las barreras comerciales que impuso sistemáticamente su socio sudamericano desde el año pasado.

“Ahora las cosas cambiaron bastante y están las condiciones dadas para retomar las compras de aceite de soja argentino. En los próximos meses seguramente habrá buenas noticias”, anticipó una fuente del gobierno chino. Y completó: “Las negociaciones están en curso, con buena tendencia, pero para destrabarlo se necesita un empuje de los dos lados”.

De esta manera, el gobierno de Cristina Fernández busca superar uno de sus principales déficits en materia de política exterior del año, en momentos en que otros dos asoman con fuerza: la imposibilidad de cerrar un acuerdo con el Club de París sin intervención del FMI (Fondo Monetario Internacional) y la crisis trasandina por el caso del ex guerrillero chileno Sergio Galvarino Apablaza.

En el tema de la soja, la Argentina negocia a través del Ministerio de Industria, tras el postergado viaje de la presidenta a Shangai y Beijing que finalmente se concretó a principios de julio pasado.

“La relación mejoró mucho después de la visita presidencial en la que se han concretado operaciones de compra de material ferroviario por parte de la Argentina por cientos de millones de dólares, lo cual generó un ambiente propicio para superar los problemas”, profundizó el director ejecutivo de la Cámara Argentino-China, Ernesto Fernández Taboada.

Antecedentes

A principios de año, China se propuso dar una lección de comercio con la lógica del garrote y lo consiguió al comunicar la decisión de no comprar más aceite de soja argentino.

Beijing fundamentó su decisión en que detectó una cantidad excesiva de hexano –un solvente utilizado en la molienda– en el producto, pero en realidad la importación fue abruptamente cortada para demostrar su poder de fuego como segunda economía mundial frente a las restricciones comerciales que establecía Buenos Aires. En un año, el Ministerio de Industria llegó a abrir 18 investigaciones antidumping contra productos chinos.

Fernández Taboada explicó que en el marco de las negociaciones bilaterales los exportadores argentinos están redoblando esfuerzos para bajar de 900 a 100 partes por millón de residuos de hexano en el aceite de soja, como reclamó el comprador.

Pero más allá de las cuestiones técnicas, el funcionario chino explicó que la Argentina comenzó a utilizar una mejor diplomacia para manejar las transacciones comerciales.

Si bien la Argentina no dejó de aplicar restricciones a las compras procedentes de China –en los últimos meses fueron parados embarques de tela de jean, electrodomésticos y jeringas– Buenos Aires y Beijing establecieron un “mecanismo de consultas” que consiste en fundamentar mejor las disposiciones aplicadas.

Sin embargo, la reapertura del mercado chino también es hija de la necesidad: la Argentina abastecía el 70 por ciento del aceite de soja que compraba China, y el faltante se siente en las góndolas del país más poblado del mundo. Antes del freno, los productores argentinos vendían dos millones de toneladas de aceite de soja anuales por 1.900 millones de dólares. Esas cifras surgían de la molienda de ocho millones de toneladas de porotos de soja, tras lo cual también quedaban seis millones de toneladas de harina de soja.

Hasta ahora, el gobierno chino se las arregló por varias vías: promovió la molienda en nuevas fábricas propias; aprovechó para usar un importante nivel de reservas del producto; compró mayores cantidades de aceite a Brasil y sustituyó una parte con aceite de palma que importa de Malasia e Indonesia, aunque de menor calidad.

Por su lado, la Argentina comenzó a colocar sus excedentes en otros mercados, principalmente en India, pero debió hacerlo a 50 o 70 dólares la tonelada menos que el valor que cobraba al dínamo de Asia.

Ahora, las negociaciones están encaminadas para superar el cortocircuito comercial. El propio embajador chino en la Argentina, Zeng Gang, lo dio al servir de anfitrión del agasajo por el 61º aniversario de la Fundación de la República Popular hace unas semanas en el Hotel Sheraton. “A pesar de algunas discrepancias comerciales, ambos países tenemos interés en resolver los problemas de manera amistosa”, remarcó y destacó que el volumen del comercio bilateral ascendió a 7.725 millones de dólares en los primeros siete meses del año, un 44 por ciento más que en igual período de 2009.

El franqueo del principal mercado mundial para el aceite de soja argentino podría venir con yapa: se espera que en los próximos meses importantes funcionarios del Partido Comunista lleguen a la Argentina y se prepara una visita del primer ministro Wen Jiabao para el año próximo.

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