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China es segunda economía mundial

El gigante desplazó a Japón. Analistas estiman que en 2027 superará a EE.UU.

China se convirtió en la segunda economía del planeta en el segundo trimestre de 2010 en detrimento de Japón, que sufrió una desaceleración más brusca que lo esperado en su crecimiento, lo que da una nueva señal de alerta para la reactivación mundial.

Los cálculos se realizaron sobre las cifras del Producto Bruto Interno de cada país. Mientras el nipón alcanzó un monto de 1,28 billón de dólares durante el segundo trimestre de 2010, el chino trepó hasta 1,33 billón. En los últimos diez años, Pekín superó a varias otras economías mundiales ya que de ser la séptima economía en el planeta, en 2007 conquistó el tercer lugar desplazando a Alemania.

Según datos de Pekín, China adelantó el año pasado a Estados Unidos como principal fabricante de automóviles y a Alemania como principal país exportador. El país asiático es el mayor comprador de hierro y cobre y el segundo mayor importador de petróleo.

Los analistas de Goldman Sachs calculan que China superará a Estados Unidos como primera economía mundial en 2027.

En tanto, por el lado nipón, las empresas japonesas reducen sus gastos y la masa salarial con el objetivo de lograr precios bajos en un medio ambiente muy competitivo. Con este procedimiento agudizan el fenómeno deflacionista, uno de los factores de los modestos desempeños económicos de Japón, según indica un cable de AFP-NA.

Resignado, Japón espera ahora que la dinámica China, su principal cliente, le quite en forma duradera la plaza de segunda económica mundial este año o el próximo.

Superada desde un punto de vista estadístico, Japón conservará sin embargo durante varios años un avance en términos más concretos de condiciones y nivel de vida medios, despliegue de infraestructuras, educación generalizada, prestaciones sociales y otros criterios tangibles.

Japón está diez veces menos poblado y por lo tanto es diez veces más rico por habitante que China.

Para Japón, que enfrenta el envejecimiento y la disminución de la población, así como una ampliación de las desigualdades sociales, la cuestión es cómo revivir la actividad económica con una reducción del número de activos.

La ecuación es aún más difícil si se tiene en cuenta que el país tiene una deuda gigantesca y corre el riesgo de ver su tejido industrial deshilacharse, como consecuencia de la gran dependencia externa de sus empresas y la excesiva valuación del yen, que empujan a trasladar fábricas al exterior de Japón.

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