China lo había advertido y cumplió con su promesa. El gigante asiático ya no le compra aceite de soja a la Argentina como represalia por las barreras que puso el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, a la importación de alimentos.
Durante casi dos meses, el gobierno de Cristina Kirchner había estado luchando, por todos los medios, para que China avalase el producto argentino pese a no respetar las normas de calidad impuestas en el país oriental. Y lo había logrado.
Se trataba de un tema no menor, dado que la venta de aceite de soja a China mueve entre 1.500 y 2.000 millones de dólares al año. Vale remarcar, además, que para esta época del año, es usual que China intensifique sus compras de aceite desgomado, un bien intermedio que, antes de ser destinado al consumo, debe ser reprocesado.
Ocurre que, el propósito que mueve a Moreno es el mismo que, en su momento, movilizó al gobierno chino: el de proteger la industria local.
Ante la gravedad de la situación, la semana próxima, cuando terminen los festejos por el Bicentenario, el secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Alfredo Chiaradia, viajará a Pekín. Además, el canciller Jorge Taiana citó de urgencia al embajador chino en Buenos Aires, Gang Zeng, para transmitirle “el malestar y la preocupación del gobierno argentino”.
Al respecto, el presidente de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi, dijo que “el campo va a terminar pagando los platos rotos de las desprolijidades de Cristina Kirchner”. Así se refirió a la decisión que en su momento tomó la Presidenta de no viajar a negociar a China para no dejar a cargo del país al vicepresidente Julio Cobos.
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