Espectáculos

Charly, papas fritas y Popotitos

El miércoles García tocó en Club Brown con su impresionante banda Prostitution. Dos horas y media de grandes éxitos en un clima distendido, con Charly de buen humor, relajado y disfrutando de cada una de sus creaciones.


El escenario de Club Brown. Foto de Ignacio Petunchi

Charly en el escenario de Club Brown. 

Por Patricia Dibert / Fotos de Ignacio Petunchi

El miércoles se produjo el esperado concierto de Charly García. Dos horas y media de clásicos y la posibilidad de seguir, de no ser por un problema en la máquina de ritmos. “Vamos a tocar en versión Prince” anticipó ante el tempo impuesto por el aparato, y sonó la mejor “No voy en tren, voy en avión” de los últimos años. Todo ‘un signo de los tiempos’.

Puntual, el show comenzó quince minutos después de la convocatoria, cuando una larga cola que se formó en Avenida Francia, pudo entrar a Club Brown. El lugar ofrece buen sonido, la posibilidad de un privilegiado vip y barras para tomar y comer. Sí, un cartel ofrecía ‘hamburguesas’, pero el público de García prefirió los conos, el lugar se inundó de olor a “papas fritas”, mientras sonaban un tras otras, las mejores canciones de tres décadas.

Como un niño. Charly con su vestido negro, junto a Rosarito.
Como un niño. Charly con su vestido negro, junto a Rosarito.

Charly se presentó de buen ánimo, con el humor que más nos gusta, el que es filoso e inteligente. Está pendiente de lo que grita la gente, dialoga, contesta, reflexiona.

Vestido largo sin mangas, saco con cuello de raso, auriculares grandes y un sombrero. Comenzó la función tocando los elegantes acordes de “La hija de la lágrima”. Un piano armónico que denota su paso por el conservatorio. Músiquitas para el alma que acompañan nuestras vidas. Dos horas y media del más puro derrotero García. Canciones de Sui Géneris, Serú Girán y las más importantes de todos sus discos.

El público festejó, bailó y cantó las canciones. Compuesto en gran parte por jóvenes de treinta, a los que se les notaban algunas canas. Otros, acudieron acompañados por sus hijos. Cada uno canta las canciones de su tiempo, los más jóvenes disfrutan del grupete de composiciones más populares, Promesas sobre el bidet, El amor espera, Canción de dos por tres, Anhedonia (hermosa y fina), Los Dinosaurios (“los dinosaurios ya desaparecieron” dijo Charly), Popotitos, Marilyn, Demoliendo Hoteles, Me siento mucho mejor, Vía muerta, Piano Bar, Rezo por vos, Fanky (los acordes más significativos de García), Canción para mi muerte y Eiti Leda, entre algunas más.

A diferencia de los últimos conciertos que Charly ofreció en Rosario, en el show de Club Brown el músico se mostró conforme y concentrado, disfrutando del momento, que fue intercalando con cuidadas imágenes en una gran pantalla donde nuevamente ofreció a la gente un tramo de “Perro andaluz”.

Charly se mostró contento, relajado con mucho humor que fue celebrado por el público con esa rapidez característica de sus mejores épocas.  Flaco, casi desgarbado, caminaba entre un piano y el teclado, mientras sus diez músicos tocaban tan ajustados como siempre, al comando del trío que forman  Fabián Von Quintiero, El Negro García López y Fernando Samalea (uno va por los ritmos, el otro pone potencia, y el tercero se encarga de sutilezas y maquillajes).  García cantó todos los temas, completos y sólo dejó a Rosario Ortega los coros originales.

Como un maestro de escuela, dejó enseñanzas para el auditorio, un dúo con Mercedes Sosa, una mención a Ficciones de Jorge Luis Borges y un tramo de Eric Satie, entre otros.

La noche dejó un collar de perlas en las palabras de García: “Fito toca para el gobierno y pretende cobrar”; “Lanata es un boludo”; “Este es mi retiro del pop, ahora voy a hacer algo en el Teatro Colón”. En este sentido, el músico habló sobre su próximo proyecto que lo obligará a suspender las giras con The Prostitution.

“Nuestra mayor preocupación es hacer buena música y que sirva para algo, eso queremos”, fue la perlita que cerró la velada.

Casi dos horas y media. Charly está de vuelta, y muchos lo celebramos.

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