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Reflexiones

CGT: los del “unicato” juran sumar la mitad


La contabilidad creativa pasó a ser la principal disciplina de los sindicatos envueltos en la pulseada por la reunificación de la CGT. Los grupos que se oponen a una jefatura de triunvirato, resuelta en negociaciones de la mesa chica de la central obrera, alegan haber alcanzado una mitad de sindicatos sobre el total de los confederados. Con ese argumento, esperan torcerles el brazo a Hugo Moyano, los “gordos” de los grandes gremios de servicios, a los “independientes” y al sector de Luis Barrionuevo, e imponer una conducción de unicato o, al menos, espacios más relevantes en la estructura fusionada a partir del 22 de agosto.

En una danza de números siempre opacos, en la que ni siquiera es transparente la cantidad de gremios que participará en la reunificación, este último jueves surgió una luz de esperanza para los sectores disidentes: entre los aliados del taxista Omar Viviani, los del rural Gerónimo Venegas y el bancario Sergio Palazzo, a quien esperan sumar al grupo la semana que comienza, aseguran contar con casi un centenar de organizaciones sindicales, cerca de la mitad de las que tienen derecho de participar en un congreso de la CGT.

El dato no es suficiente para resolver a favor una votación, dado que cada sindicato aporta congresales en relación con el número de afiliados y las organizaciones más pobladas son las que auspician el triunvirato, como Comercio, los albañiles (Uocra), los metalúrgicos (UOM) o Sanidad. De todos modos, es lo bastante contundente como para obligar a los grupos mayoritarios a ceder más espacios a cambio de un consenso más amplio y de una futura CGT más sólida.

Sobre la base de esas especulaciones giraron sobre fines de la semana pasada dos reuniones de sectores opositores al triunvirato: el Movimiento de Acción Sindical Argentino (Masa), que lidera Viviani, deliberó en el gremio de los taxistas y confirmó la decisión de no participar de un plenario de secretarios generales convocado para el próximo viernes. En cambio, no hubo definición respecto del congreso del 22 de ese mes y dejaron abierta la posibilidad de concurrir a condición de que fuese respetada la decisión de elegir un secretario general y no tres.

Esa misma demanda sostiene como bandera Venegas, que cuenta como auspiciantes al gobierno nacional, por un lado (es el único gremialista que formalmente hizo campaña por el entonces candidato Mauricio Macri) y a muchos de los aliados de Moyano que no aprobaron la nominación del portuario Juan Carlos Schmid como miembro de un triunvirato. Pero también reclama la jefatura a solas el bancario Palazzo, que se rodeó de una decena de dirigentes que antes reportaban al Masa y que dejaron ese espacio en desacuerdo con la creación del bloque Justicialista, que lideran Diego Bossio y Oscar Romero.

Los sectores “disidentes” concuerdan en oponerse al trío de jefes pero, además, se recelan mutuamente. De hecho, Viviani y el movimiento Masa no irán hoy a un almuerzo convocado por Venegas pero se concentrarán en pactar con Palazzo. Desconfianza aparte, los tres grupos alegan contar con cerca de un centenar de organizaciones encolumnadas en la misma idea de jefatura de unicato sobre un total estimativo que va de 180 a 198.

Del otro lado, los impulsores del triunvirato (que además de Schmid integrarían Héctor Daer y Carlos Acuña) elevaron a entre 230 y 235 el número de organizaciones habilitadas para enviar congresales. Para llegar a esa cifra se valieron de padrones de 2012, cuando ya estaba consagrada la ruptura de la CGT y a pesar de que en un Comité Central Confederal de fines de mayo se utilizaron los de 2008, que no fueron objetados por ningún sector.

La legalidad nunca fue un impedimento para las componendas gremiales, pero en una instancia en la que subsiste una pulseada por protagonismo y donde ni siquiera hay acuerdo en el formato de jefatura, el padrón puede convertirse en un nuevo escollo para la reunificación en marcha.

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