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CFK y su oxímoron en la crisis del BCRA

Por: Ezequiel Rudman

Desde que firmó el Decreto de Necesidad y Urgencia para remover a Redrado, la presidenta se hundió en un pantano procesal.
Desde que firmó el Decreto de Necesidad y Urgencia para remover a Redrado, la presidenta se hundió en un pantano procesal.

Encerrada por sus propios errores, Cristina de Kirchner finalmente apeló a Julio Cobos para destrabar la destitución de Martín Redrado como presidente del Banco Central de la República Argentina. El vicepresidente se convirtió así en el principal enemigo de la Casa Rosada y, a la vez, en la clave para liberarle al gobierno el uso de 6.569 millones de dólares de reservas para el pago de deuda, una extraña dicotomía que quedó reflejada en la conferencia de Cristina de Kirchner.

¿Cómo se entiende si no que la presidenta haya suspendido su gira por China alegando que Cobos no cumple sus funciones, pero al mismo tiempo recurra al vicepresidente para acelerar la remoción de Redrado? La jefa del Estado, que destacó su paso por la presidencia de Asuntos Constitucionales del Senado, desdobló el rol del Congreso en la crisis del Banco Central. Se negó a convocar a sesiones extraordinarias para que el pleno de las Cámaras se expida sobre la validez del DNU 2.010/09 que crea el Fondo del Bicentenario, pero motorizó el mecanismo para que, en pleno receso legislativo, una Comisión Bicameral ad hoc emita un dictamen no vinculante para el Poder Ejecutivo sobre el futuro de Redrado.

La Casa Rosada pagó así gratuitamente dos semanas de desgaste político desde que Cristina de Kirchner firmó el Decreto de Necesidad y Urgencia 18/10 para remover al titular de la autoridad monetaria al margen del mecanismo que estipula el artículo 9 de la Carta Orgánica del BCRA. El gobierno se hundió desde entonces en un pantano procesal que lo enfrentó con el Poder Judicial y hasta le valió un pedido de juicio político al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, por haber enviado una patrulla judicial al domicilio de la jueza en lo Contencioso y Administrativo, María José Sarmiento.

La presidente Kirchner, que acusó de fraude procesal al diputado macrista Federico Pinedo y a la jueza Sarmiento, incurre así en su propio oxímoron procesal. En los considerandos del DNU 18/10, el Poder Ejecutivo justifica la fallida expulsión de Redrado a través de un decreto alegando “que el Honorable Congreso de la Nación se encuentra en pleno receso estival y que asimismo, las comisiones del Honorable Senado cuyos presidentes deben integrar la Comisión que debe aconsejar a la Presidenta no se han constituido a la fecha ni elegido sus autoridades ni lo harán conforme es público y notorio hasta el inicio de sus sesiones”. En las últimas horas, Cristina de Kirchner no sólo desmintió su propio decreto y le ordenó a Eduardo Fellner constituir las autoridades de las comisiones, sino que también terminó apelando a Cobos, el jefe de la conspiración contra el gobierno, para desplazar a Redrado. Casi una asociación ilícita entre la presidente y su vice.

La dual relación del gobierno con Cobos quedó también de manifiesto en la suspensión del viaje de la presidente a Bolivia y China. La jefa del Estado sostuvo que no confiaba en su vicepresidente para dejarlo a cargo del Poder Ejecutivo, pero terminó apelando a la Comisión Bicameral que preside y convoca Cobos para destrabar el uso de las reservas del Banco Central. El vicepresidente se relamía en su despacho a la espera de la nota firmada por Cristina de Kirchner solicitándole que reúna a la Bicameral para despedir a Redrado.

La Comisión Bicameral que preside Cobos está integrada además por el kirchnerista Gustavo Marconato, titular de la Comisión de Presupuesto y Hacienda; y por Alfonso Prat Gay, a cargo de la Comisión de Finanzas. Hasta ahora, la línea discursiva de la UCR, y del cobismo, fue que el jefe del BCRA no incurrió en ninguna causal de remoción al no transferir los fondos hasta que el Congreso no se expida sobre la validez del DNU que crea el Fondo del Bicentenario. Y el oficialismo acusó a Redrado de mal desempeño por incumplir un decreto del Poder Ejecutivo.

¿Pero qué actitud tomará Prat Gay, independientemente de que el dictamen no sea vinculante? Si el diputado de la Coalición Cívica embiste contra Redrado y vota junto al kirchnerismo, entonces Cobos tendrá servida su fría venganza y podría acusar a Elisa Carrió de un pacto con el oficialismo.

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