Lunes 22 de marzo de 2010.
Gustavo Cerati abrió la segunda parte de su gira de presentación de “Fuerza Natural” en Rosario, cuando el sábado subió al escenario de Metropolitano, a tres años de haber inaugurado ese espacio con ¡Ahí vamos!
El concierto de dos horas sirvió para demostrar nuevamente que la banda de Cerati es muy ajustada y potente, con gran capacidad interpretativa y una puesta visual y tecnológica muy cuidada.
El concierto fue armado en dos momentos, uno en Negro, donde lo único disonante eran las toallas blancas, con el repertorio de canciones de “Fuerza Natural”, y otro con el cuidado vestuario en blanco que sirvió para el repaso por las canciones de los discos anteriores de su carrera solita, como “Amor amarillo”, “Bocanada”, “Colores santos” y “Ahí vamos”, dejando a más de uno con las ganas de escuchar algún hit de los Soda Stereo.
Fuerza natural, Magia, Deja Vu, Desastre, Amor sin rodeos, Tracción a sangre, Cactus, Perdonar, el excelente tema cantado por Richard Coleman Uno entre mil, siguiendo con Artefacto, Rapto, y Domino donde el músico se explayó sobre la ‘fuerza natural’ que imperó en el desastre chileno, país con el que mantiene una afinidad importante porque sus dos hijos viven en Santiago. Después continuó con Sal, Camuflaje y He visto a Lucy.
Cerati salió al encuentro del público con la máscara veneciana que utilizó en las presentaciones del 2009, en una imagen de escena cuidada al máximo, con simples y bellos globos de vidrio blanco que copaban el fondo del escenario, donde complejo sistema de luces fue creando los climas para cada interpretación, con el apoyo de dos pantallas a los costados de la escena que, de manera impecable, fueron compaginando imágenes del vivo con videos de algunos temas, utilizando a veces el blanco y negro, con diseño de imagen de Nicolás Beraudo.
La banda que acompañó a Cerati estaba integrada por Richard Coleman en la guitarra principal, Gonzalo Córdoba en la secundaria, el exquisito Fernando Samalea en batería, Fernando Nalé en bajo, Leandro Fresco en programación y los coros con movimientos sensuales de Anita Álvarez Toledo, fueron la compañía ideal para los pasajes sonoros de Cerati. 
El descanso de quince minutos retornó con un tema que grabó en “11 episodios sinfónicos”, A merced, continuando con Río Babel (que comparó con el Paraná), Te llevo para que me lleves, Pulsar, Marea de Venus, Sudestada, y el cierre con la efectista La Excepción. Cerati dejó para los bises la conocida canción Crimen y Lago en el cielo.
Las 3500 personas que se dieron cita en Metropolitano disfrutaron cantando y balanceándose durante dos horas. Si bien alguno podía esperar algún tema de Soda Stereo, las expectativas de escuchar a Cerati estaban cumplidas, con un sonido vanguardista y prolijo que se apoya equitativamente en la guitarra de Coleman y la batería de Samalea, dos importantes músicos de la escena nacional de los últimos años. Las músicas fueron potentes, aunque el artista esta vez habló poco y sólo hizo nexos para presentar las canciones. Cerati deja frases sueltas como ideas que flotan en la buena música, lo que se muestra es una excelente puesta de show, por cierto que es de las mejores que podemos conseguir en estos lares.
Seguramente ya circularán por youtube las grabaciones registradas por el público durante el show de Cerati, porque algunos se empeñan en seguir los conciertos através de la cámara digital, como un signo de este tiempo, donde al observar la geografía de cabezas del público, se ven las luces de cientos de cámaras y teléfonos en alto, actitud que permanece en todos los recitales.
Un párrafo extra para destacar la producción VIP del concierto de Metropolitano, con distintas empresas gastronómicas que expusieron para degustaciones sus delicatessen donde buen vino, champagne, tragos y cervezas, acompañados de pizzas y bocaditos, dando un marco distinto para la previa de algunos privilegiados e invitados al concierto. Metropolitano funciona bien para esas opciones, aunque los asistentes tengan que tener paciencia al momento de retirarse del Shopping, que estaba colmado de visitantes en un agitado sábado a la noche.
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