Espectáculos

Cerati en primera persona

El periodista Gustavo Bove mantuvo a lo largo de algunos años, una serie de entrevistas que ahora son editadas en el libro “Cerati, conversaciones íntimas”, donde el compositor habla de muchos temas, y permite conocer un poco más sobre una figura que aportó belleza y musicalidad a la escena argentina.


“Cerati. Conversaciones íntimas”

Gustavo Bove

141 páginas. Editorial Planeta

“Me parece que la actitud para ser creativo o la intención de hacer algo para seguir proyectando tu arte, se ve afectada por cierta permeabilidad de lo que ocurre alrededor. Pero, en mi caso personal, no tiene tanto impacto porque yo trabajo de manera más aislada de creación. Puedo estar todo el día pensando en cosas pero en mi ámbito creativo no interfieren. Cierro la puerta del estudio y no hay televisor prendido, no hay conexión con lo que ocurre afuera. También habría que analizar qué es lo que ocurre afuera… Una cosa es lo que uno ve a través de la televisión y el bombardeo continuo de los medios a partir del desastre social que vivimos y otra cosa es la vida cotidiana de la gente que hace lo imposible por mantenerse igual, viviendo y teniendo su alegría de vivir. Sobre todo porque estamos viviendo en Argentina, donde siempre estamos viviendo más cerca del No que del Sí. Acá los proyectos se abortan con mucha facilidad, hay muy poca perspectiva de futuro”. Las palabras pertenecen a Gustavo Cerati, y aunque describen una situación que se puede adaptar a la cotidianeidad, fueron dichas por el músico en una entrevista que Gustavo Bove realizó hace años, antes del 2000.

 

El entrevistador logró mantener un contacto con el músico desde la década del 80, lo que quedó plasmado en un vínculo profesional y humano. Gustavo Cerati falleció en septiembre de 2014, tras haber estado más de cuatro años en coma. El proyecto del libro en conjunto quedó inconcluso, pero Gustavo Bove edita ahora esas conversaciones íntimas que muestran el pensamiento de Cerati, el músico que aportó belleza y una estética que la música popular no tenía, como declara Richard Coleman, en el prólogo del libro.

 

El Ciudadano dialogó con el autor de “Cerati, Conversaciones íntimas”, libro editado por Planeta que se ha convertido en un éxito de ventas.

—Cuando leo las palabras de Cerati sobre la crisis social en Argentina me parece que me lo hubiera dicho ayer, y pasaron 12 años de esa entrevista aunque la situación nacional parece cíclica. Él también expresa en esa nota su deseo para el 2000 que era una carga más espiritual, pero lamentablemente el cambio de milenio trajo lo contrario: caos, pelea y un mundo en crisis. A veces las canciones tienen un significado increíble, que es como si fuesen escritas en este tiempo y son de los ochenta, eso sucede con el arte, las películas y las canciones, son visionarias en algún punto y en realidad estamos viviendo siempre las mismas situaciones, querramos o no.

 

—En una charla Cerati declaró que le temía aburguesamiento y deja la idea de que siempre trató de superarse y de ver más allá de lo inmediato.

—Creo que le pasa a todos los artistas, entran en situaciones que los llevan a copiarse constantemente o entrar en estado de vagancia profunda, y él era un tipo común y corriente, que tenía un gran talento para componer canciones y un carisma que lo despegaba también de nosotros, de los mortales.

 

— ¿El libro es el resultado de una serie de entrevistas?

—En realidad este libro había empezado a plantearse en 2006; si bien á el no le gustaban las biografías lineales, le gustaba más la charla y quedamos para juntarnos tres veces en su casa. Pero justo Gustavo editó Ahí Vamos que logró un éxito tremendo, y vino después la vuelta de Soda Stereo y lo que fue la gestación de Fuerza Natural. Después sucedió lo que todos conocemos que atentó contra nuestra intención del libro. De hecho iba a tener un carácter más biográfico desde su niñez, adolescencia hasta lo actual, y cuando Gustavo tuvo el accidente yo sentí que algo quedaba inconcluso. Para mí el libro es el resultado de la relación que yo mantenía con él, desde los ‘80 para acá.

Yo suelo guardar las entrevistas y empecé a revisar los cassettes y encontré muchísimas entrevistas a Cerati desde los ‘80 para acá (algunas no se pueden escuchar porque se desmagnetizaron).

Elegí tres, que para mí son las mejores. De hecho Gustavo consideraba que la primera era la mejor entrevista profesional que le habían realizado. Pero cada vez que me ponía en la labor de desgrabarla me agarraba una angustia importante porque era un momento difícil, donde él estaba vivo todavía, si bien estaba en una situación clínica complicada. Y uno alimentaba la esperanza de que un día se despertara y me dijera: «ahora si, vamos a hacer el libro». La crudeza de la realidad nos ganó la pulseada.

Finalmente bajé las entrevistas, les sumé recuerdos y en el medio se fue juntando mucha gente de su entorno mientras hacía el libro, como Richard Coleman en el prólogo y Nora Lezano que aportó la primera y la última sesión de fotos que hizo con él. Se sumó Mirta Maracus, mujer de su asistente de guitarra, que le dio una gran mano con los chicos y lo maquillaba en los shows, como Gabriela Malerva (mejor amiga de Gustavo), diseñadora gráfica de Amor amarillo, Dynamo y Sueño Stereo, que vive en Brasil y me pidió hacer el diseño del libro.

 

—El relato de Cerati atraviesa Soda Stereo, sus discos solistas y la reunión del trío. El dice: “No me arrepiento de nada, la verdad es que todo sirve para algo. Al final, estas parado acá por una cantidad de errores o como se llamen”. ¿Gustavo era una persona reflexiva?

—Sí, mucho. En los últimos años nos estábamos viendo poco y cada vez lo notaba más reflexivo. En el epílogo del libro yo cuento la última vez que lo ví, en la puerta de un show de otro artista en La Trastienda, y me dijo algo que no vamos a decir para no sacar el factor sorpresa, pero la usé para escribir un artículo en Clarín al día siguiente de su fallecimiento, porque Gustavo no solía hablar de una manera tan críptica, siempre tenía futuro, proyectos para adelante, por lo que me sonó muy reflexivo. Anita Álvarez de Toledo, corista de su última banda, me dijo que para ella Fuerza natural (el último disco de Cerati), era un oráculo, que para ella Gustavo había escrito su réquiem en ese álbum y me lo dijo cuando estaba internado. Uno cuando está en presencia de las cosas se da cuenta y con el tiempo cobran otra perspectiva. Hoy escuchás las letras de ese disco, que entre otras cosas dice: “viajo sin moverme”, o “niños del espacio juegan en mi jardín”, y sentís el poder de las canciones y de su obra.

 

– El prólogo del libro corre por cuenta de Richard Coleman.

– La última participación de Gustavo en una grabación fue en una canción incluida en el disco solista de Richard, Siberia Country Club. Ellos eran muy amigos y colaboraban mutuamente.

 

– Coleman dice: “Creo que Gustavo aportó un ritmo de renovación constante propio del primer mundo y que aún no había llegado. Los Soda Stereo demostraron que podíamos ser contemporáneos, y ellos contaban con el carisma de Gustavo y su alta calidad artística”. ¿Gustavo era carismático?

– Excesivamente carismático y encima le gustaba gustar, como dice Richard. Era alto, simpático, de ojos celestes y hacía canciones impresionantes. Quería agradar, era innato en él. Muchos lo emparentaban con Spinetta. Su mamá Lilian dice que cuando Gustavo era chico siempre escuchaba música del Flaco. Lo admiraba mucho y se fue acercando.

 

– ¿Cómo fue esa relación entre Cerati y Spinetta?

– Y cuando uno admira y está dentro del mismo ámbito se va acercando inconscientemente a la persona, a partir de Canción Animal y con la versión de Bajan que está en Amor Amarillo (para la que Spinetta le prestó la guitarra que utilizó en la grabación de Pescado Rabioso), Gustavo recupera su visión del rock nacional, acercándose a músicas de Vox Dei o Spinetta.

 

– ¿Contaste con el apoyo de la familia para este libro?

– Este año ellos van a editar una biografía autorizada, y si bien en principio lo iban a hacer, quedó un poco relegado, sacaron un comunicado sobre el tema después de su fallecimiento, y yo sostengo que mi libro no es una biografía. Le llegué a plantear a Lilian, mamá de Gustavo, que escribiese un segundo prólogo, pero comprendí que era muy reciente su muerte, y que si bien para nosotros era un ídolo, para ellos era un hijo, un padre o un hermano, y el duelo es mucho más extenso. Laura, la hermana de Cerati, me tiró una punta para colaborar con la biografía de ellos. Pero podemos decir que en Conversaciones íntimas no participa oficialmente la familia.

 

– ¿Pensás publicar las entrevistas en audio?

– Aunque muchos me lo piden, no las voy a sacar a la luz. Como el libro vende muy bien, hay una idea de compaginar algunos audios para la Feria del Libro del 2015, inclusive la jefa de prensa de Gustavo me decía que podía sumarlos al libro, pero yo siento esas charlas como algo personal que quizás en algún momento muestre, pero no tengo necesidad de hacerlo. Están ahí, guardadas en el segundo cajón de mi escritorio.

 

– Para vos, ¿Cuáles son las declaraciones más importantes del libro?

– Hay muchas. Hay cosas de las que él no hablaba demasiado, como del rock chabón o barrial, o de la tragedia de Cromañón. En cuanto a las otras bandas, se sintió muy criticado por protagonizar un comercial de una cerveza, cuando el venía del ámbito del rock. Son reveladoras también algunas expresiones sobre Soda Stereo, la crítica y la prensa. Hay varios puntos donde uno puede agarrarse del que más le gusta y lo puede ver a él en carne viva.

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