Tenía que ganar y lo hizo. Debía obtener los tres puntos para empezar a creer y lo logró. Estaba obligado a vencer para cargarle crédito al proyecto de Russo y entendió de qué se trataba.
Un triunfo que demostró, más allá de los tres puntos, la banca del plantel hacia el cuerpo técnico.
De arranque el conjunto local salió decidido a no dejar pensar a Central. La presión de Milla, Fernández, Acuña y Rearte hizo que el equipo de Miguel Ángel Russo no tenga la pelota. A partir de eso, fue por intermedio de Velazquez, el volante derecho del Halcón, que comenzó a inquietar a la defensa canalla. Tras una jugada donde dejó pagando a Lagos, Delgado y Valentini, en ese orden, habilitó a Milla que sólo frente a Caranta desperdició una oportunidad inmejorable para marcar.
Central era un manojo de imprecisiones y solamente salía a empujones en busca del campo rival. El Canalla se mostraba como un equipo largo y esto hacia que no hubiera conexiones entre sus líneas.
Pero a base de enjundia, comenzó a encontrar los espacios por el sector derecho del ataque aprovechando los desacoples de Guarino y Lazzaroni, los responsables de cubrir el sector izquierdo de la defensa local.
Primero avisó con Encina, quien en dos ocasiones inquietó a Defensa, y luego hirió de muerte. Medina encaró sin resistencia alguna y le cedió la pelota a Coniglio para que este la empujara a la red.
En el complemento el Canalla no pasó sobresaltos. Se pudo ver un equipo más compacto y al compromiso del primer tiempo le sumó inteligencia.
También fueron importantes las decisiones que tomo el DT. Los ingresos de Carrizo y García le dieron aire fresco a la mitad de la cancha.
Los minutos se fueron consumiendo y a pesar de la corta diferencia siempre dio la sensación de que la victoria no corría riesgo. Victoria que seguramente traerá una brisa de aire al sofocón que vive Central en todos sus rincones.
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