Guillermo Ferretti.- La misma historia. El mismo final. Central jugó como nunca. Perdió como siempre. El canalla creó una infinidad de situaciones de gol, pero volvió a fallar. Hasta un penal tuvo, pero Braghieri la tiró a las nubes. Atlético Rafaela estuvo de rodillas en gran parte del partido. Sin embargo, Nicolás Castro acertó en la definición y la Crema se llevo un premio inmerecido de principio a fin.
En la primera parte el conjunto de Héctor Rivoira realizó la mejor actuación desde su arribo a la categoría. Marcó la diferencia que mucho suponían que el elenco de Arroyito iba a tener con el resto de los equipo.
En esa etapa la movilidad de Federico Carrizo fue fundamental. El juvenil entendió que por derecha estaba el negocio y se cansó de inquietar a la defensa rafaelina. Daba la impresión que el gol canalla estaba al caer, pero algo siempre faltaba. Las ocasiones se creaban, el interés por ganar estaba. Pero si uno desperdicia tanto después lo paga caro.
A los 40, Méndez fue derribado por el mellizo Zbrun en el área y Maglio marcó el penal. Ahora sí, dijeron todos se abre el arco. Pero Braghieri pateó muy feo y la pelota fue a parar a la tribuna de Regatas.
En el complemento, Central aflojó muchísimo su producción. Sintió el gasto de los primeros cuarenta y cinco. Y Rafaela, como casi todos los rivales del canalla en el campeonato, lo aprovechó. La Crema comenzó a llegar al área de Broun. Más por los acostumbrados desacoples defensivos que por virtud propia.
Por eso no fue extraño que a los 30, el talentoso Castro bajara una pelota en el corazón del área, le metió un caño a Valentini y definió cruzado. Golazo y derrumbe total en el Gigante.
De esta manera la chance por ascender en forma directa quedó casi perdida. El equipo tuvo todo para ganar, pero se volvió a quedar sin nada.
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