Ciudad

Cementerio como museo

Por Luciana Sosa. Rosario se prepara para las jornadas internacionales que se realizarán a principios de noviembre con el objetivo de rescatar los valores arquitectónicos, culturales e históricos de las necrópolis.


Los cementerios tienen una relación directa con el dolor por la pérdida de un ser querido, pero también contienen un caudal histórico, cultural y arquitectónico poco conocido. Desde el municipio se preparan para que la ciudad sea anfitriona del XIII Encuentro de la Red Iberoamericana de Valoración y Gestión de Cementerios Patrimoniales y de las V Jornadas Nacionales de la Red Argentinade Valoración y Gestión Patrimonial de Cementerios, el 1º y 3 de noviembre. Desdela Dirección Generalde Defunciones y Cementerios (a cargo de El Salvador y La Piedad), aseguran que el mayor objetivo de esta producción es “demostrar que los cementerios son museos a cielo abierto”.

Sylvia Lahitte, integrante dela Red Argentinade Cementerios patrimoniales, señaló a este medio que la ciudad posee una gran riqueza en historia y arte fúnebre: “En estas jornadas trabajamos exhaustivamente las experiencias que tiene cada cementerio, de cada país o ciudad. Cada valoración la tenemos divida en dos partes: la que se ve (como el arte, los espacios) y la que no se ve (rituales, conmemoraciones, manifestaciones de los deudos)”.

El subsecretario de Servicios Públicos, Diego Leone, adelantó que ambos encuentros darán lugar a una convención de relevancia internacional, en la que se reunirán especialistas en la investigación y estudio de cementerios y arte funerario, como funcionarios; trabajadores de cementerios; gestores; comunicadores sociales; docentes y personas vinculadas a la temática de valoración de cementerios; organizaciones, instituciones civiles y religiosas; municipios; museos y ONGs del país, América y Europa.

Ya confirmaron su presencia equipos de México, Brasil, Suecia, España, Chile, Colombia y Perú.

Leone dijo que para la ocasión se espera un gran debate público, en el que se propone pensar a los cementerios también como un espacio de recreación histórica, artística y cultural, que invite al público local y foráneo a un recuerdo de personajes y vivencias pasadas valoradas por la comunidad.

Lahitte remarcó: “Uno de los objetivos fundamentales es demostrar que los cementerios son museos a cielo abierto, donde la gente se sorprende al entrar. Convengamos que al ser un espacio íntimamente relacionado con la muerte, no cuenta con demasiadas visitas, pero de a poco se notó que artistas, fotógrafos, historiadores, arquitectos y demás trabajadores de las artes visuales o la paleontología llegaron al cementerio en busca de material para sus investigaciones o producciones”.

Asimismo, mencionó, por ejemplo, que el cementerio El Salvador se distingue por los panteones familiares del siglo XIX, “de gran riqueza arquitectónica y escultórica”.

“En El Salvador se enterraba en tierra y en 1930 se comenzó a utilizar los nichos perimetrales. No olvidemos que primer campo santo fue alrededor dela Catedraly después, por cuestiones de higiene y la presencia de un núcleo urbano, se saturóla Catedraly sus alrededores y se hizo un primer cementerio en la calle Brown entre Corrientes y Paraguay, del que hoy no existen restos. Había muchas sepulturas, la barranca no favoreció y se empezó a desmoronar. Fue por el año1810”, relató.

A lo largo de estos encuentros, de los cuales Rosario ya ha sido anfitriona en 2005, se intercambian experiencia de todo tipo, “siempre con la valoración al arte funerario y con respecto a aquello que no se ve, como los rituales y conmemoraciones, diferentes en cada provincia o país”, mencionó Lahitte.

Asimismo, en cuanto a los rituales argentos, es conocido que en la tumba de la cantante Gilda se hace a un costado el dolor y se realiza una fiesta en cada aniversario de su muerte y se le solían poner cigarrillos en la boca del monolito de Carlos Gardel, en el cementerio dela Recoleta.

Sin embargo, más allá del ritual, también se está consolidando otra visión sobre la muerte, o la “conservación” del cuerpo. Lahitte destacó que han subido las cremaciones voluntarias en los últimos años (ver aparte).

Pero más allá del contenido histórico y cultural, Diego Leone advirtió que estas jornadas también darán un aporte: “Para discutir acerca de los modos de incrementar y mejorar la calidad de los servicios mortuorios, al mismo tiempo que revitalicemos el patrimonio cultural del Municipio”.

La unión del dolor

Entre una de las particularidades, Sylvia Lahitte mencionó que a pesar de la superpoblación que hay en los dos cementerios municipales de Rosario, “no se ha perdido el encuentro con el muerto”. La mujer destacó que, en especial los sectores más humildes de la ciudad, aún recuerdan y visitan la tumba de sus muertos con grandes demostraciones de dolor y amor.

“Es conmovedor ver a tanta gente que a través de los años sigue visitando las tumbas y llevan muñequitos, camisetas del equipo preferido por el difunto, o bien cartitas que expresan su dolor, su amor, y lo que significa para ellos esta nueva etapa, sin esta persona en el núcleo cercano”, finalizó.

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