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Cayó una banda que cometía estafas con datos obtenidos en testeos de Covid-19

Hubo tres personas detenidas, entre ellas una mujer que trabajaba en un centro de testeo de la Ciudad de Buenos Aires y proveía la información a los otros dos sospechosos para que generaran tarjetas de crédito apócrifas. También investigan si vendían hisopados y certificados de vacunación truchos


Una banda dedicada a cometer estafas con tarjetas de crédito y documentación apócrifa, con datos obtenidos de centros de testeos y vacunación contra la Covid-19, fue desbaratada el jueves pasado por agentes de la Policía Federal Argentina (PFA). Dos hombres y una mujer quedaron detenidos y también son investigados por vender certificados de vacunación falsos.

Las tareas investigativas fueron llevadas a cabo por los investigadores  del Departamento Delitos Fiscales de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la PFA bajo las directivas del magistrado Ariel Lijo a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 12. Los resultados de estas medidas determinaron que la banda estaba integrada por al menos tres personas, entre las que se encontraba una empleada del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que cumplía funciones en uno de los Centros de Testeo porteño.

De acuerdo con los voceros del caso, la pesquisa comenzó a partir del intento fallido de un ciudadano venezolano de hacer compras con una tarjeta de crédito que no era de su pertenencia. Al ahondar en la procedencia de la tarjeta surgió que formaba parte de estructura defraudatoria que involucraba a más personas y que consistía en generar tarjetas con datos robados, es decir clonadas.

Según fuentes policiales, los detectives comenzaron a analizar diferentes transacciones bancarias con las tarjetas falsas donde entrecruzaron datos, escuchas telefónicas, tareas de seguimientos y filmaciones en las zonas de mayor activación de celdas de los teléfonos que utilizaban los implicados en estos delitos. Así, surgieron las identidades de algunos de los integrantes del grupo de estafadores, los cuales fueron detenidos y otros emigraron del país.

En estos últimos meses, los pesquisas sólo detectaron maniobras de tres estafadores de la banda se mantenían activos. Una de ellas es una ciudadana venezolana de 33 años que era, desde abril del año pasado, empleada del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: cumplía funciones en un centro de testeo y está sospechada de acceder a los datos filiatorios, fotografías, correos electrónicos y números de teléfonos de las víctimas, las cuales las aportaba al resto de la organización.

Además se identificaron a dos hombres, también ciudadanos venezolanos, de 39 y 62 años.

Con las pruebas recolectadas, la Justicia ordenó el allanamiento a sus tres domicilios. El personal de la PFA llegó jueves pasado hasta departamentos ubicados en los barrios de Núñez, Monserrat y Flores.

Los tres sospechosos fueron detenidos y en los operativos secuestraron decenas de tarjetas de crédito de diferentes personas, documentación, posnet, lectores de bandas magnéticas, equipos de telefonía, computadoras, dispositivos para captar información de plásticos, impresoras de tarjetas plásticas como también gran cantidad de kits para testeos de SARS-CoV2 “Covid-19”. Los acusados quedaron detenidos a la espera de ser convocados a indagatoria.

Hisopados y certificados truchos

A lo largo de la investigación surgieron escuchas telefónicas que se sumaron al material secuestrado en la vivienda de la sospechosa por la comisión de otro delito: que ofrecía hisopados a domicilio y certificados de vacunación o pases sanitarios adulterados, los cuales venía por un valor de entre 10.000 y 15.000 pesos.

Es que en el departamento de la mujer encontraron gran cantidad de kits para testeos de Covid-19, sellos del Ministerio de Salud porteño, libretas y carnets únicos de vacunación contra el coronavirus, más elementos para tomas de muestras, hisopos, tubos, reactivos y tiras testigo.

Tipos de fraude: carding y phishing

La Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI) del Ministerio Público Fiscal advirtió que uno de los mecanismos que utilizan los ciberdelincuentes para robar tarjetas de crédito es conocido como “carding”. Se trata de una forma de estafa online que consiste en acceder ilegalmente al número de una tarjeta bancaria y a través de un software generan de manera aleatoria la fecha de expiración y el código de seguridad. Con esta información en su poder, los estafadores realizan compras pequeñas que pueden pasar desapercibidas para el usuario de la tarjeta.

Si bien la mayoría de las compañías de tarjetas de crédito ofrecen a los titulares de tarjetas la protección de los cargos realizados, si una tarjeta de crédito o débito es reportada como robada y cancelada, es posible que el delincuente ya haya realizado una compra. Para pasar totalmente desapercibidos, los ciberdelincuentes eligen comprar tarjetas de regalo con la tarjeta de crédito clonada.

Con esta tarjeta de regalo pueden comprar productos de alto valor como teléfonos celulares, televisores y computadoras y revenderlos más adelante. Si el estafador compra una tarjeta de regalo en un retail minorista, como Amazon, puede usar un tercero para recibir los productos y luego enviarlos a otros lugares. Esto limita el riesgo del estafador ya que no llama la atención.

Phishing

Otra forma común de robar números de tarjeta de crédito es por medio de campañas de comunicación falsas que llegan a través de correo electrónico y, por ejemplo, suplantan la identidad de un banco, de PayPal, de Mastercard o Visa solicitando una acción urgente. Este tipo de estafa se conoce como phishing una estrategia de estafas que intenta “pescar” despistado a los usuarios de servicios financieros.

Los ciberdelincuentes envían un correo electrónico con carácter urgente con la intención de manipular a sus víctimas y forzarlos a revelar información confidencial, como claves de acceso y nombres de usuario.

En el mensaje, se incluyen enlaces fraudulentos que redirigen a páginas webs o aplicaciones apócrifas. El usuario engañado, creyendo estar entrando su cuenta legítima, entrega a los dueños del sitio falso su tarjeta.

Por temor a que su cuenta se cierre o a que su tarjeta de crédito quede inactiva, ingresa al enlace malicioso que envían los ciberdelincuentes por correo electrónico e introduce los números del frente y del dorso del plástico.

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