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“Casi un feliz encuentro”: habitar la ausencia en medio de un duelo de sarcasmos y reproches

La actriz Ofelia Castillo, ahora en su rol de directora, habla de la obra escrita por Griselda Gambaro, en la que actúan Inés Plebani y Vanina Piccoli como dos hermanas, que se conocerá este viernes en La Orilla Infinita y que resultó una de las ganadoras de Espacio Santafesino  


Una idea de lo que supone la felicidad, una pregunta sobre ese sentimiento inefable y fugaz, con su particularísimo humor corrosivo, es una de las tantas preocupaciones que recorren la obra de la notable dramaturga porteña Griselda Gambaro (Buenos Aires, 28 de julio de 1928), vista en el presente como una precursora de las lógicas del feminismo en la historia de la dramaturgia argentina.

Precisamente un texto de Gambaro que va camino a cumplir veinte años, Casi un feliz encuentro, es el que convocó a la actriz y directora Ofelia Castillo, quien tras un largo proceso de trabajo dará a conocer este fin de semana su mirada sobre esta obra, en la que actúan Inés Plebani y Vanina Piccoli, y que se conocerá en La Orilla Infinita.

Casi un feliz encuentro es una comedia negra en la que dos hermanas se reencuentran tras la muerte de sus padres. Así, en medio de un duelo de sarcasmos y reproches, ambas intentan recobrar las ternuras perdidas, al tiempo que queda latiendo una pregunta: cuando llegue el momento, ¿quién cuidará a las que cuidan?”, adelantan acerca de esta propuesta cuyo staff se completa con la asistencia de dirección de Mara Fernández, vestuario y caracterización de Ramiro Sorrequieta, asesoramiento en iluminación de Ignacio Almeida, gráfica de Juan Carlos Verratti y material promocional de Aldana Arapa.

Humor negro y roto

“Esta es una comedia que propone un humor negro, roto, sarcástico. Lo que me convoca a hacer esta obra en particular es el nombre de Griselda Gambaro, una mujer que es referente de la dramaturgia y del teatro argentino, que escribió e hizo teatro en los momentos más terribles de nuestro país y siempre nos mostró la realidad desde la metáfora; eso me interesó muchísimo. Más allá de la anécdota de la obra, de la historia de estas dos hermanas, creo que cuenta muchas cosas más y que también es una obra que me permite poner allí mi voz. Esta obra, como todas las de Griselda Gambaro, plantea una metáfora respecto de otras cosas que tienen que ver con el país, con la realidad, con el mundo. Por eso espero que cada uno encuentre su historia en esta pequeña historia que se está contando. Me gustan mucho esas pequeñas historias que llevan a otros lugares e interpelan”, contó Ofelia Castillo que más allá de una vastísima carrera como actriz acredita en la dirección trabajos como el unipersonal Duele, el musical-teatral Siemprevivas o Remeras negras, uno de los últimos proyectos ganadores de la Comedia Municipal Norberto Campos.

Hora de orfandad

Respecto de su particular interés por temáticas vinculadas a lo femenino, aquí para contar el reencuentro entre estas dos hermanas, una que cuidó de sus padres mientras la otra vivía en París, Castillo sostuvo: “Es cierto que voy abordando lo femenino desde distintas ópticas, pero la verdad no es algo que he hecho conscientemente. De todos modos, si voy repasando lo que he hecho como directora, siempre de alguna manera le pongo elementos que tienen que ver con eso. Igualmente, en el caso de esta obra de Griselda Gambaro, aun cuando es obvio que tiene que ver con eso, y que es un tema que me convoca, me interesó que sea un texto que se puede abordar desde muchos costados. La anécdota, el tema principal, es la orfandad, porque son dos hermanas que enfrentan el momento de la vida en que sólo se tienen una a la otra, y esto es claro que tiene un gran potencial para llevar el mensaje a otras formas en las que uno se queda desamparado. Pero lo que me atrajo especialmente de esta obra es la particular  relación de estas dos hermanas que se quieren pero que no pueden decirlo, y que al mismo tiempo se lastiman y se atacan, porque el amor a veces no alcanza”.

“En este caso son dos hermanas, pero es un tipo de conflicto, de desencuentro entre personas, que evoca lo que puede darse en todas las relaciones complejas: padres y madres con sus hijos, en las relaciones de pareja, en cualquier relación en la que hay amor, pero se llega a ese momento en el que el amor no es suficiente. Esa es una situación que dramáticamente es muy potente, y que no se puede entender en términos de buenos y malos; es una situación que tiene toda la ambigüedad que tienen las relaciones humanas más profundas y más complejas. Y el tema de la orfandad tiene que ver también con el rol que parece que inevitablemente se les termina dando a las feminidades ¿Por qué son siempre las mujeres las que se tienen que ocupar de ser las que cuidan, las que se hacen cargo de los vulnerables, en la familia o en otros ámbitos? Me impresionó cómo esto, que es un cuestionamiento muy actual, es algo que late muy fuerte dentro del conflicto de esta obra, aun cuando se trata de un material que ya tiene sus años”, planteó la directora acerca de esta obra que cuenta con el apoyo del programa Espacio Santafesino del Ministerio de Cultura de Santa Fe y que, en su temática, recuerda a la reciente Vuela alto mamá!, una coproducción del Teatro Municipal La Comedia que escribió Patricia Suárez y dirigió Matías Martínez al frente de un gran elenco local.

Gambaro, en perspectiva

“Es impresionante la visión de Gámbaro en la dramaturgia argentina, porque es una mujer que habló de los reclamos del feminismo desde siempre, aun cuando parece que hablara de otra cosa. Tomando los temas de su generación, conecta con cosas que nos hablan hoy. Me parece muy importante reivindicar estos aspectos de su obra, la claridad de sus planteos, porque es una manera de encontrarnos en nuestra historia, de ver cómo luchas que damos hoy venían buscando la forma de expresarse desde hace muchos años. Es muy interesante en esta obra cómo trata el tema del rol del que cuida, o especialmente, de las que cuidan, porque, como decía, es un papel que tradicionalmente se les ha dado a las mujeres o a las identidades feminizadas. Es algo que te toca, que en general no se elige y que a veces ni siquiera se puede plantear como elección; es una responsabilidad con la que hay que cargar y que encima no tiene reconocimiento, porque no se considera una de las cosas importantes, que dan prestigio, y está naturalizado que hay que ocuparse de eso sí o sí. Muchas veces nos ocupamos porque no queda otra, y además muchas mujeres no pueden cuestionar ese rol porque como se supone que se lo hace por amor, rechazar ese papel sería como «traicionar» ese amor”, sostuvo Castillo acerca de la esencia que subyace en el texto de la autora de clásicos como Los Siameses, El Campo, La Malasangre, Antígona furiosa o La Señora Macbeth, entre muchas otras.

La actriz y directora Ofelia Castillo.

En el mismo sentido, Castillo destacó un perfil de la obra de Gambaro que dialoga con toda su obra, que lejos de abordar respuestas deja planteadas una serie de preguntas: “Lo interesante es que en la obra esto no se soluciona, no dice qué hay que hacer con esto porque en el fondo nadie sabe qué se tiene que hacer con esta cuestión del cuidado; es un planteo que a uno le queda ahí, latiendo. Desde un primer momento me atrajo esto del texto, cómo desde una historia muy chiquita y muy particular resuenan un montón de situaciones de nuestra vida y de las relaciones que nos rodean. Es una obra escrita en otro tiempo, antes de los modos que tomó el feminismo actual, pero es una obra que reivindica los derechos de las mujeres, porque si bien plantea una mirada que rescata la dedicación de Tina, la hermana que se ha quedado a cuidar a sus padres, también defiende la postura de Laura, el otro personaje, que no se quedó a hacerse cargo, que no nació para eso, que no sabe y que no quiere. A mí me parece muy conmovedora esa mirada de comprensión para la que dice: «Yo esto no lo puedo hacer, yo no me puedo hacer cargo de esto». Deja en claro que ser mujer no te obliga a tomar un determinado rol en la vida, y que se puede querer otra cosa. La obra no toma partido por eso, tiene una mirada muy oscura, pero a la vez muy compasiva, muy cariñosa por estos dos personajes”.

Y profundizó: “Eso me parece maravilloso de la dramaturgia de Gambaro, desde el primer momento en que leí el texto hasta cada uno de los ensayos, es una historia que hace que en medio de un conflicto que escala y escala no puedas ponerte del lado de ninguna de las dos, porque cada una tiene su verdad y sus razones; es una trama que te pide que respetes las vidas y las decisiones de las que hacen lo que pueden con lo que les ha tocado vivir”.

Una actriz que dirige

Castillo, que en principio es actriz y de las más talentosas que ha dado esta ciudad, habló finalmente de la actuación desde un lugar que habitó desde siempre, un rol que a la hora de ocupar la dirección cuida y conoce perfectamente: “Siempre digo que soy una actriz que dirige, no me considero una directora, pero no por falsa humildad, es cómo elijo tomarme el trabajo de la dirección. No me puedo desconectar del lugar del que actúa. Yo creo que es lo que me ayuda a encontrar mi propia manera de dirigir, y tiene que ver con entender cómo son los procesos con los que están luchando las actrices y los actores, cuáles son las trabas, las frustraciones, los procesos que atravesamos cuando estamos actuando. Y por otra parte, la dirección me aportó una mirada más amplia, otras vetas de cómo se construye lo teatral. La dirección me pone en un lugar de investigar, de jugar con todos los elementos de la obra, y para eso siento la necesidad de buscar por todos lados. En la pintura, en referencias musicales, en cosas que después el público no ve pero que construyen un mundo que aloja las actuaciones. Disfruto mucho de trabajar con el vestuarista, con el iluminador, con el escenógrafo. El trabajo de marcación de las actuaciones es muy minucioso, muy intenso; la construcción de la puesta para mí tiene algo más de juego, de meterme con otros lenguajes en los cuales yo no tengo ninguna habilidad pero que trabajando en equipo me permite construir mundos que siento como propios”.

Para agendar  

Casi un feliz encuentro, de Griselda Gambaro, bajo la dirección de  Ofelia Castillo, se conocerá a modo de estreno este viernes 4  de octubre, a las 21 en  La Orilla Infinita (Colón 2148), donde también se presentará el viernes 11 en el mismo horario. Las entradas anticipadas están disponibles en https://laorillainfinita.com.ar/productos/casi-un-feliz-encuentro/

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