Espectáculos

Casi 35.000 fieles al sonido de La Renga

"Algún Rayo" debutó en Rosario, y hasta el Parque Alem se llegaron pibes de todo el país, entradas agotadas para el sábado y casi diez mil el domingo, inundando de remeras negras las cortadas de Arroyito.

Por Daniela Barreiro   

Foto: Leonardo Vincenti

Carritos de comida, remeras alusivas, reposeras, parrillas humeantes, alcohol, mucho alcohol, y varias otras sustancias dieron marco y contexto a la jornada del sábado en el Parque Alem y cambiaron el paisaje de un Arroyito que aunque acostumbrado a los rituales futboleros que derrochan estos folclores, hacía mucho tiempo que no vivía algo de esta magnitud. Fue así que la previa al primero de los únicos recitales del año de La Renga llenó de color una tarde-noche en la que la música sólo fue la excusa para un ritual ensayado hasta el cansancio.
Entre los férreos operativos de seguridad y las idas y vueltas de la prensa asombrada por la cantidad de gente se escuchó a alguien que afirmaba: “Esto parece un mini Woodstock”, y era una afirmación posible si se miraba el parque inundado de gente, reposando en el césped, comiendo y bebiendo en algunas improvisadas carpas. 
A partir de las 17, las casi 25 mil personas que ya habían comprado su entrada (el sábado las entradas se agotaron y anoche hubo otras diez mil personas) ingresaron al predio del camping del Sindicato Municipal y muchos se desviaban rápidamente al patio cervecero, que era el único espacio en el que se podían tomar bebidas alcohólicas mientras esperaban pacientemente la salida a escena de la banda de Mataderos .
El show que estaba pautado para las 20 comenzó a las 22, pero como la música pareció sólo una excusa para que la gente se amontone, todo el mundo continuó disfrutando con “la previa” del show; es decir, se siguió bebiendo y se ondearon las enormes banderas que eran un verdadero mapa del país. Una elocuente imagen de esa previa fue la de quienes “quedaron” allí, aquellos a los que la euforia (con todo lo que eso implicaba) los rebasó y terminaron exánimes y amontonados contra las vallas con sus ojos cerrados y silbando sus sueños de colores.  
Luego las luces se encendieron y evidenciaron una excelente puesta que colmó el escenario con tonalidades verdes, amarillas y violetas. Acto seguido Gabriel Tete Iglesias, Gustavo Chizzo Nápoli, Jorge Tanque Iglesias y Manuel Varela ingresaron al escenario para mostrar el último disco titulado Algún rayo y repasar sus hits. 
El recital comenzó de la mano de “Canibalismo Galáctico”, también primer canción del disco y un tema que contiene los matices propios de la banda y con el que los presentes canalizaron toda la energía acumulada por la larga espera.
Fue un recital que contó con altibajos, entre la escucha pasiva de los nuevos temas “Disfrazado de amigo”, “Lunáticos” y “La furia de la bestia rock”; y el pogo que acompañó los hits “El rito de los corazones sangrando”, “El twist del pibe” y “Montaña roja”. Además, y tal y como ocurrió en la grabación del disco, la noche contó con la participación del guitarrista Nacho Smilari que también se animó a la voz en “El diablo” y “Dioses de terciopelo”.
Sin dudas el ritual generado por La Renga excedió las cuestiones musicales y aunque el recital  se mantuvo demasiado parejo y hasta algo monótono, fue también un show ver a la gente bailando casi poseída con los corazones vibrando y exteriorizando sin vergüenza ni reparos su lealtad “futbolera” hacia la banda de sus amores.
Quien también pareció estar poseído fue el bajista de La Renga conocido como El Tete, que recorrió a lo largo el escenario durante toda la noche y demostró que todavía conserva la fuerza y la energía que tenía en los 80 cuando comenzaron los primeros pasos musicales de este, actualmente, cuarteto de rock.
Faltaron también algunas pantallas gigantes que hubieran ampliado la visual de los que estaban a cuadra y media del escenario y sólo se conservó la pantalla que estaba detrás de los músicos y que, además de pasar fragmentos del show, reproducía partes de los videoclips de los clásicos de la banda y de “Poder”, corte difusión del disco que fue muy bien recibido entre los presentes.
Casi sin dialogar con la gente, Chizzo, el líder y vocalista de La Renga, se limitó a dar la bienvenida, presentar a sus músicos y afirmar: “Estábamos esperando uno pero por suerte no cayó”, para presentar el tema que da nombre a Algún Rayo y al mismo tiempo bromear con el clima que no traicionó y se mantuvo con poca lluvia durante las poco más de dos horas que duró el recital. Fue así que Rosario vivió un verdadero ritual “renguero” en el que se destacó la gran afluencia de gente del resto del país, que promocionaron sus orígenes con las distintas banderas con que decoraron el predio. Un fenómeno que La Renga ha sabido cultivar poniendo de manifiesto que su música refiere al universo inmediato de deseos y necesidades de una enorme franja de jóvenes y no tanto.

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