Ciudad

Rosario romántica

Cartas que van de vereda a vereda

Ubicados sobre Zeballos desde Entre Ríos a Moreno, seis pasacalles registran frases de canciones de populares músicos junto a un dibujo que se repite. Ninguno menciona nombres de autor o destinatario de lo que parecen mensajes de amor.


Una serie de pasacalles con mensajes románticos que desafiaron las regulaciones al cruzar de vereda a vereda sorprendieron a los vecinos del microcentro rosarino. Los carteles que se extienden a lo largo de siete cuadras por Zeballos desde Entre Ríos a Moreno tienen en común frases de canciones y, a su izquierda, el dibujo de un oso marrón y violeta con una flor en la mano. Sólo ése es el signo común entre un misterio que no enuncia ni al autor ni al destinatario de tamaño esfuerzo.

En épocas donde la tecnología digital avanza a pasos gigantescos y donde las redes sociales lograron un gran predominio al canalizar la comunicación interpersonal, hay quienes continúan con costumbres un tanto más tradicionales para mandar mensajes de amor en público: del muro de Facebook al pasacalle en la vereda.

La sospecha de distintos vecinos es esa, que un enamorado fue quien extendió –o pagó por hacerlo– seis carteles a lo largo de más de medio kilómetros de calle Zeballos. ¿Será el recorrido usual de alguien hasta llegar a destino? ¿El mensaje tendrá un código en común?

“Llegas con tu inmensa luz…vas a entrar sin pedirme la llave”, “Aun sigo buscando en las caras de ancianos, pedazos de niños”, “Vendo el inventario de recuerdos de la historia más bonita que en la vida escuché”, “Nena no me olvides”, son algunas de las frases que el misterioso autor, se desconoce si hombre o mujer, eligió para expresar su amor.

Las citas pertenecen a letras de canciones de populares músicos como Abel Pintos, Noelia, La oreja de Van Gogh y Shakira. A la izquierda de cada una de ellas, un dibujo de un oso de peluche marrón y violeta que sostiene una flor en su mano, los une e identifica casi como un sello propio.

Lo llamativo de esta serie de mensajes es que en ninguno de ellos aparece ni el nombre del autor, ni el del destinatario, ni siquiera el de quien realizó los pasacalles, por lo que la incógnita para saber hacia quién están dirigidos sigue vigente.

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