La Cazadora

Un lenguaje maricón

Carrilche, un festival cultural por y para la comunidad LGBT

Carrilche es el punto de partida, la excusa para acercar a Rosario a la cultura quir. Es un intento por salir del hermetismo de la comunidad LGBT y acercarla al resto del mundo. Será Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC) este sábado 8 de julio, entre las 17 y las 23


En febrero Mara Prat e Igna Campos organizaron el primer Carnaval Trava de Ludueña

Carrilche significa “marica” y es el argot, el lunfardo con el que las travas se alertaban de posibles peligros, sobre todo mientras trabajaban, en la noche, tejiendo redes de cuidados mutuos. Retomando esta mística, el próximo 8 de julio el Carrilche se instalará por un día en el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC) para mostrar a la cultura queer en todo su esplendor. Habrá talleres, conversatorios, perfos, poesía, feria y música. Será desde las 17 hasta las 23, y la entrada será con una contribución no excluyente de $1.500.

“Carrilche es el nombre del metalenguaje, del lunfardo trava. Y era un idioma que usaban las travas en la zona, que usaban las travas en todos los territorios. En todo el mundo hay muchos carrilches diferentes. Acá se daba en la zona y lo usaban para escapar de ciertas violencias. El carrilche era para avisarle a la compañera que venía la policía y que tenían que salir todas corriendo, el carrilche eran las frases para avispar a la otra de que había alguien que estaba robando en la zona, para alertar que había un vecino que te estaba denunciando porque estabas parada en una esquina”, explica Mara Prat, gestora cultural y una de las fundadoras de Capra, la productora que lleva adelante junto a Igna Campos.

“También buscamos encontrar a las travas del carrilche y colectivizarlas con las travas de ahora, del idioma inclusivo”, agrega Mara, que además es manager de Ayelén Beker. “El carrilche y el lenguaje inclusivo cumplen la misma función: evitar ciertas violencias. El famoso ‘todes’ es un metalenguaje que se usa para evitar un tipo de violencia también”.

Carrilche es el punto de partida, la excusa para mostrarle a Rosario la cultura queer. Es un intento por salir del hermetismo de la comunidad LGBT y acercarla al resto del mundo, al resto de la ciudad. El espacio elegido para este despliegue es el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC) que este sábado 8 de julio albergará una serie de talleres, conversatorios, perfos, poesía, feria y música, entre las 17 y las 23.

Las actividades de este sábado inician a las 17 con un taller de gestión cultural que coordinará Feda Baeza, la directora del Palais de Glace -también llamado Palacio Nacional de las Artes- de Buenos Aires.

A esa misma hora comenzará la feria de emprendimientos de cooperativas travesti-trans, la librería independiente “Arde” y un espacio de tatuadores del taller del Programa Andrés Rosario.

A las 18 habrá lectura de poesías y un conversatorio a cargo de las artivistas Susy Shock, Morena García y Máxima Zalazar, coordinado por Michelle Vargas.

En paralelo habrá una Intervención performática del colectivo independiente Fanática Viciosa.

A las 20 empieza la música: en el escenario estarán la artista jujeña Camiff, la rosarina Ayelén Beker con su Cabaret Quir y el cierre a cargo de la DJ Mafer Weber.

Líneas de fuga

Desde Capra entienden que la trama de la cultura es y debe ser federal. El plan es tejer redes cada vez más amplias, hacer contacto entre Rosario y otros lugares. Migrar las distintas manifestaciones culturales para conocer, conocerse, formar vínculos.

“Rosario tiene una comunidad travesti muy sobreviviente, hay una gran comunidad de travas viejas, y le decimos viejas a gente que tiene 40 años, porque entendemos que la expectativa de vida de una travesti es de 35. Sobrevivieron a la sociedad y están ahí y traen un montón de cosas que por ahí no todas lo llevaron a la militancia en las calles, a una militancia política: muchas lo llevaron al arte, muchas lo llevaron a la producción de música, de escena, de performance. Y está ahí, solamente que, como siempre, parece que la cultura es un privilegio heterosexual”, remarca Igna.

Carrilche apareció como un devenir. Lo primero que organizaron Mara e Igna fue el primer Carnaval Trava de Ludueña, que fue en febrero y tuvo como sede el espacio cultural autogestivo Micelio (Valparaíso 520), de que Igna forma parte.

Superada esa primera producción, avanzaron hacia lo que seguía: trasladar toda esa cultura de los márgenes al centro de Rosario, generando un espacio cuidado de intercambio y encuentro, de reivindicación de la cultura LGTB, del Carrilche.

“Pensamos en Carrilche sabiendo que no queríamos producir solamente un recital, queríamos hacer algo que nos atraviese, poner toda la potencia que tiene la cultura LGTB. Mostrar todo lo que hay. Porque una marica que hace riñoneras tiene la misma potencia que la marica que va a estar cantando, dando una charla o haciendo una perfo”, dice Mara.

“Estamos relegadas a un estereotipo de mierda, y la gente no cambia ese chip. Entonces se lo vamos a sobrecargar hasta que el chip le explote y entienda y vea lo hermoso que es. Y que las redes que se hicieron y que las travestis nos enseñaron, fueron una muestra de amor y de supervivencia que generó toda la potencia que hay ahí. No se generó así nomás, fue un devenir. Y la que se comió los palizones en la comisaría marcó un inicio. ¡Y miren todo lo que se creó desde ahí!”, afirma.

Igna agrega: “Carnaval también se inscribe en esto que fuga, que intenta romper con lo hermético de la comunidad, entonces empezamos a pensar en cómo tejer, en qué personas están haciendo, dónde está la potencia. En cómo generamos espacios de fuga de lo hermético que tiene la producción cultural dentro de la comunidad, hacia qué espacios podemos fugarnos”.

La construcción de Carrilche, explican, tienen que ver con pensar en espacios seguros, que contengan todas las violencias de la que la comunidad LGBT es blanco cotidiano. Aún más -sostienen- en los tiempos que corren, donde parecen recrudecerse algunas violencias que se pensaban desterradas.

Mostrarse, construir colectivamente, salir del hermetismo, tiene que ver con eso.

El proceso, cuentan, lo piensan desde lo escalonado: comenzó con Carnaval, sigue con Carrilche y promete volver con una potencia exponencial en noviembre, con Nación Trava, un evento que llenará el parque de cultura queer.

“Ese es el planteo. Creo que Nación es la fuga, en esto de la progresión. Carnaval apuntó más a la comunidad, a la gente de siempre que ya conocemos; ahora Carrilche viene a plantear una necesidad de historizarnos, de reconocer de dónde venimos, qué cosas sucedieron y cómo llegamos hasta donde estamos hoy. Y Nación Trava explota en el parque en la cara de todos”, dice Igna. Aunque eso será material de otras notas.

El evento es de entrada gratuita, aunque las organizadoras plantean una “entrada sugerida no excluyente de $1500”. Esto quiere decir que el que puede paga, y el que no, entra igual. Sin embargo, decidieron plantear esta modalidad para poder sostener este tipo de eventos, que para su realización emplea a cerca de 30 personas, entre organizadores, técniques y artistas. “El 95 por ciento son de la comunidad”, remarcan. Y es que la cultura, además de disfrute, es trabajo.

Comentarios

10