Desde la Sociedad de Carniceros de Rosario señalaron que en las últimas dos semanas los frigoríficos entregaron los cajones de pollo con incrementos que rondan el 15 por ciento. La entidad no lo admitió abiertamente, pero algunas fuentes consultadas señalaron que el ajuste (si los precios no vuelven atrás en los próximos días) se trasladará en breve al mostrador. A pesar de la suba, los comerciantes destacaron que el consumo de pollo se sostiene ya que el costo sigue muy a abajo de la carne vacuna.
“Veníamos recibiendo los cajones de pollo a unos 28 o 29 pesos el kilo, según la calidad del producto. Pero éstas dos semanas llegaron a unos 33 pesos. Habrá que ver qué pasa en los próximos días. Esperemos que esto no siga así”, contó José García, el titular de la Sociedad de Carniceros local, en diálogo con El Ciudadano.
El dirigente señaló que el costo del pollo varía según la marca. Igualmente mencionó que son los mismos frigoríficos los que manejan el precio en toda la cadena del mercado. “En la práctica lo que sucede es que se ponen de acuerdo entre ellos para fijar los valores. Esa es la realidad. Incluso, ya son los mismos frigoríficos los que crían las aves”, apuntó.
Más allá de los costos, García mencionó que el consumo general de carne se mantiene “más o menos estable”, ya que no hubo grandes incrementos en el último tiempo. De todas formas, admitió que las ventas varían según la zona de la ciudad. “En los barrios la situación es distinta. Está más caída la situación. Eso se nota todo el tiempo”, dijo.
Una comparación
Al margen de la reciente suba del pollo, el titular de la Sociedad de Carniceros destacó que el precio continúa muy por debajo de la carne vacuna.
En Rosario el valor del kilo ronda hoy los 38 pesos. Mientras que –por caso- el asado está en los 160 pesos. La brecha se amplió con el correr del tiempo. “Si te vas a la década del 70 o el 80 valían lo mismo. Es notable el cambio”, cuenta García. Los dichos del comerciante van en línea con un reciente informe de las consultoras Ecolatina y Key Market. El artículo señala que la evolución de los precios de las carnes frente a los salarios potenció el consumo de cerdo y pollo por encima de la vaca, una tendencia que se acentuó en los últimos 10 años. El asado es un ejemplo. Un trabajador puede comprar hoy 30 kilos menos que hace una década.
El informe menciona que el asado aumentó 14,5 veces en la última década, mientras que el salario lo hizo en 12,8. El resto de las carnes, pollo y cerdo, mejoraron su posición respecto al sueldo y hoy se puede comprar más cantidad que hace 10 años atrás.
El cambio de precios mudó el consumo a la carne avícola y porcina frente a la carne de vaca, una tendencia de sustitución que se viene observando producto de los cambios en los hábitos de consumo.
Los incrementos de precios de los tres tipos de carne están por encima de la suba del índice general de precios, lo que resulta relevante -señala el informe- en un contexto donde el consumo de carnes representa casi el 9 por ciento del gasto de los hogares argentinos y, particularmente la carne vacuna el 5 por ciento del mismo.
La investigación destaca que Argentina sigue siendo el mayor consumidor per cápita de carne de bovina en el mundo, con 55,8 kilos por habitante en 2016, un 56 por ciento más que lo que consumen los países de mayores ingresos per cápita. Es el segundo a nivel global, después de Estados Unidos, si se suma al pollo y al cerdo, un total de 112,2 kilos por habitante.
