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Reflexiones

Candidatos tantean claves: buitres y soja

Se trata de un factor clave para los primeros meses de gobierno y por eso la preocupación tanto de Mauricio Macri como de Daniel Scioli.


En las reuniones ya mantenidas con empresarios del campo, los dos principales candidatos a asumir el 10 de diciembre coinciden en efectuar la misma pregunta: ¿cómo será la cosecha 2016 de la soja? Se trata de un factor clave para los primeros meses de gobierno y por eso la preocupación tanto de Mauricio Macri como de Daniel Scioli.

Paradójicamente, allí es donde, sin intentarlo, habrá herencia no deseada, pero positiva de la actual gestión.

De una cosecha estimada por la Bolsa de Cereales en 60 millones de toneladas de soja, sólo se habría vendido hasta ahora 16 millones, es decir apenas el 28 por ciento. Hay una retención de la soja provocada por el congelamiento aplicado al dólar oficial y las apuestas a una corrección y devaluación con el futuro gobierno. Habrá entonces soja de la actual cosecha para ser liquidada en el verano de 2016, cuando más escasean las divisas en el Banco Central (BCRA).

De acuerdo con lo publicado por Pablo Adreani, de Agripac, los números son más contundentes respecto de la cautela de los productores: de los 16 millones de toneladas ya vendidas, sólo 6 millones lo hicieron a precio fijado. El resto está por definirse. Otro condimento de las expectativas de los productores: es cierto que hay apuestas a rebote del valor de la soja en Chicago ante una menor cosecha en Estados Unidos, pero el año pasado hubo fuertes pérdidas por similares especulaciones.

“¿Y las inversiones del sector?”, preguntaron los candidatos en sus respectivos encuentros. Recibieron la promesa de fuertes ingresos de fondos, pero condicionadas a la eliminación de las trabas a las exportaciones, retenciones y otras cargas como las que sufren productores de trigo y maíz.

Hoy, según datos de la cámara empresaria Ciara-CEC, la Argentina es líder mundial en exportaciones de aceites de soja (43 por ciento del mercado global) y harinas proteicas de soja (44). Pero, como hay retención de productores por las expectativas arriba mencionadas, las empresas operan con capacidad ociosa del 31 por ciento.

La jugada de los fondos buitre encabezados por Aurelius es otro factor que conspira contra un dulce 2016. ¿Puede darse por limitado sólo al Bonar 24? La sensación es que dosificaron las balas. Bien podrían decir que como el Bonar 24 fue ofrecido por el Deutsche Bank en el exterior, y por ende ser susceptible de entrar en la calificación de deuda externa y pasible de embargo de sus pagos, con el Boden 2015 ocurre lo mismo.

Podrían argumentar que el lugar del Deutsche Bank lo ocupó Hugo Chávez, quien comprara los papeles al gobierno argentino e inmediatamente, a través de bancos venezolanos, fueron colocados en el mercado internacional. Igual, por los tiempos de la demanda, seguramente el 3 de octubre, fecha de vencimiento de la última serie de los Boden, no habrá sentencia definitiva que trabe desembolsos a sus tenedores. Quizás por eso, la bondad de los fondos buitre de no incluirlos en la presentación de este lunes.

Por lo pronto, se perjudica la provincia de Buenos Aires, que podría pagar más intereses en su próxima emisión en este contexto que amenaza a los Bonar 24. Pero al mismo tiempo, se pone otra presión para un rápido arreglo de la deuda en 2016. Pero eso, por ahora y en plena campaña, nadie lo dirá, más allá de que un economista del PRO se habría reunido la semana pasa en Nueva York con ejecutivos del fondo buitre Elliott, liderado por Paul Singer. Replicó lo que en su momento, varios meses atrás, hizo un familiar de Sergio Massa, ex del banco Mariva, en su representación. Igual, siempre en conversaciones internas, economistas de los candidatos confiesan que un acuerdo por la deuda puede lograrse en forma rápida. Un sólo problema: debe contar con la aprobación del Congreso, lo que no será gratis.

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