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Campaña a flote: una fuerza política abrió listas a referentes ambientales para cuidar el Humedal

Igualdad y Participación, el partido que fundó el ex diputado y senador nacional Rubén Giustiniani, eligió una particular forma de exhibir su propuesta política para las elecciones: una recorrida por el Alto Delta, que incluyó una escuela del Charigué y residentes que tuvieron el fuego ahí nomás


Regenerado. La naturaleza está recuperándose de la devastación provocada intencionalmente.

—¿Alguien estuvo forestando ahí?

—No. Así es la isla: se regenera sola. Ahora, si ves aquellos árboles, tienen un metro de agua. Se van a pudrir: con el tiempo van a ir quedar en el lecho y van a hacer más isla.

Las y los once pasajeros de la lancha miraron hacia donde señalaba Federico, que había disminuido la velocidad del motor. Y ahí, efectivamente, sobresalían del agua marrón las copas de más nuevos y pequeños sauces. Con la creciente, después de tres, de cuatro años, el Paraná hacía renacer el verde, la vida, y le infligía una, acaso la primera, derrota fuerte a los quemadores intencionales, a los que saben lo que hacen, lo que provocan, y aún así eligen hacerlo: prender fuego a todo para acumular plata. No es que les falte, no, pero igual no titubearon en querer sacar tajada cuando todos los demás estaban guardados por la pandemia de Coronavirus. Aún así los salieron a enfrentar, y la Multisectorial Humedales, formada al calor del fuego que devastaba todo, peleó cuerpo a cuerpo junto a otras organizaciones contra las llamas. Jóvenes hombres y mujeres que se volvían bomberos profesionales de riesgo mientras acusaban la inacción del Estado. De todos los Estados a una orilla y otra del gran río.

Aquel paisaje devastado con su secuela de destrucción, hoy ha cambiado por completo. Y por esa razón el motivo de la recorrida: “Una visita a las islas era importante para hacer una evaluación, para confrontar lo que se veía desde Rosario con la gente del lugar, la que vive acá”, señala, ya en tierra, el diputado provincial Rubén Giustiniani a El Ciudadano. Y es que el viaje de dos lanchas abarrotadas de cámaras y micrófonos era nada más –y nada menos– que una recorrida de campaña: mientras este viernes 12 probablemente se estaban agotando las existencias de aspirinas en la provincia de Santa Fe, con dolores de cabeza repartidos en todas las fuerzas políticas y vertientes del oficialismo y la oposición, el partido Igualdad y Participación eligió, días antes, las mansas aguas de los restaurados riachos del Alto Delta. Para los primeros, el trabajo febril era cerrar las listas; para el ex militante del Partido Socialista, la cuestión fue todo lo contrario: abrirlas. Y por ello –explicó él mismo– en la mínima caravana fluvial estaban presentes candidatos, candidatas y adherentes.

Donde hubo fuego

Giustiniani va a revelar, con cautela, que buscó acuerdos con otras fuerzas análogas a la suya. Pero no pudo avanzar, retrocedió y tomó otro camino, que es el que ahora ofrece. Su experiencia legislativa es tan vasta en años como en proyectos: fue diputado y senador nacional, y en cada caso por dos períodos, antes de “bajar” de nuevo a la provincia. Y no fue un legislador cualquiera: por once años consecutivos fue reconocido entre los diez parlamentarios que más aportaron a “la calidad institucional del Congreso”, por parte del Semanario Parlamentario, que cada año realiza una encuesta para entregar el galardón. Y más: por dos veces la ansiada y a la vez combatida ley de Humedales recibió media sanción por parte del Senado antes de llenarse de polvo en un cajón de la Cámara de Diputados. Uno de los proyectos fue de autoría del cineasta y militante peronista Fernando “Pino” Solanas. El otro, del propio Giustiniani.

Sobre esa base el legislador lanzó su “lista abierta”. El primer lugar lo va a ocupar él; el segundo, Agustina Donnet, su actual compañera de bancada y “la diputada más joven de la historia de Santa Fe”. Y el tercer lugar el reconocido médico Damián Verzeñassi, entrerriano de nacimiento y docente de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario. Y tras él militantes ambientalistas, sociales, gremiales, de derechos humanos. Cinco de ellos tenían los chalecos salvavidas puestos en una de las lanchas, y también, aunque no es candidato, el máximo referente de Aadeaa, la Asociación Argentina de Abogados y Abogadas Ambientalistas, Enrique “Quique” Viale. Activistas del capítulo argentino de Extinction Rebellion completaban el cuadro en la otra embarcación, ilustrando a más de una docena de trabajadores de medios de comunicación de Rosario sobre cómo había sido la devastación que generó la confluencia de fenómenos naturales extremos como la sequía histórica y la bajante extraordinaria, a la que personas –identificadas en parte pero impunes en su totalidad– sumaron la destrucción por quemas intencionales.

“Las islas no pueden tener dueños. Es un ecosistema natural que debe ser para todos y hay que defenderlo”, sumará el médico Verzeñassi, desde este viernes 12 de mayo, oficialmente candidato a diputado provincial.

Reconocido por sus campamentos sanitarios –lleva 40 en total, en los que estudiantes y docentes de Medicina censaron a 120 mil personas en 34 pequeñas localidades santafesinas y 6 de otras provincias– el profesional de la salud relata cómo se logró establecer, sin lugar a dudas, que el actual sistema agropecuario y ganadero es nocivo para la población humana, y para los ecosistemas completos de la geografía santafesina.

Desde esa vasta experiencia alerta que las islas son el último tesoro a conquistar por los intereses agroexplotadores e inmobiliarios. La síntesis de lo que expresa es simple: donde no aprieta la soja es porque empuja el ladrillo. Un regreso del lado más oscuro de La Forestal, 150 años después.

Los diputados provinciales Giustiniani y Donnet escuchan de boca de la directora de la escuela “Martín J. Thompson” la situación en las islas con tres años de sequía, bajante extraordinaria y fuego intencional.
Ruralismo terminator

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“En el territorio que fue arrasado, ahora, cuando todo parece tranquilo, no se lo tiene más en cuenta porque no hay humo. Pero fue re-importante en términos de marcar que la agenda de la política tiene que estar en esos temas, aún cuando no están de moda”, marca Verzeñassi. El médico está completando un círculo: de familia socialista, supo ser militante activo en el colegio secundario, en el centro de estudiantes, pero a medida que se internó en la política, su desencanto creció. Terminó ensayando otro tipo de militancia, bien lejos de la política partidaria, bien cerca de las personas, de los barrios de los territorios. Así llegó hasta ahora, cuando vuelve a las fuentes. ¿Y por qué?, le preguntó este diario. Su respuesta fue sencilla: cree que la vasta experiencia en los campamentos sanitarios, tiene que ser volcada en un ámbito como el Parlamento provincial. De ese modo ya no se podrá soslayar, proyecta, y quedará más claramente dibujado quién se ocupa de la salud de la población, y quién no. Y quién, por un interés económico, es capaz de destrozarla.

Giustiani le abrió un lugar de gran expectativa: va tercero en una lista cuyas cabezas son actuales legisladores.

La lista que repasa Verzeñassi asusta: donde no hay humo o no hay fuego, hay terraplenes para secar lagunas que reconvierten el medio. Esto es: el interés de pocos deja sin alimento a muchos, porque sin laguna no hay peces, no hay aves, no hay reptiles, no se pueden recolectar huevos, no hay miel silvestre (o de apicultores) y finalmente deja de prosperar un numeroso grupo de especies vegetales que son usadas ancestralmente como alimento y medicina, cosas que las antiguas culturas no distinguían entre sí ya que eran ambas cosas.

El diputado Giustiniani, el médico Verzeñassi y el abogado Viale recorren, miran, discurren. Y lamentan: “Cinco países pueden coordinar acciones respecto a todas las cosas, y nosotros no podemos estar de acuerdo en dos provincias. Es impresionante”.

Entre los tres analizan distintas aristas del tema. Se menciona lo insólito de que la Argentina tenga sitios Ramsar, es decir con protección internacional. La Argentina es signataria del acuerdo, que entró en vigencia a nivel nacional en 1992, y tiene una red de siete sitios, que en su mayor parte comprometen a más de una provincia. Pero cumplidos 30 años de la entrada en vigencia de la Convención sobre los Humedales, no pudo avanzar una legislación sobre el tema por las presiones que sistemáticamente la bloquean. Y muchas de ellas extranjeras, ya que los sectores que resisten son minería, agricultura extensiva, ganadería extensiva, y el sector maderero, entre otros. Y desde un tiempo a esta parte, el sector inmobiliario también.

Ninguno de los tres tiene duda del origen de los fuegos: la pequeña media, reconvertir a los humedales en sitios de esparcimiento en manos privadas. Los más conocidos (afuera, pero adentro no) son los lodges de pesca patagónicos. Pero las presiones son más: “Decíamos que esto era parte de la estrategia de la agroindustria para liberar los territorios continentales de vacas y mandarlas al territorio insular, para así poder meter soja o transgénicos que le dan más plata. Y no era mentira: en Diamante, donde hay humedal, donde había vida, había diversidad, ahora hay vacas. Es así, tal cual”.

El conflicto se extiende, ya que hay también un conflicto interproductores. Pero el sector apícola nacional, pese a su alcance, está lejos de tener el poder de presión que, con mucha menor producción, tiene en países como España, Francia e Italia. Se sabe, las abejas apis no son compatibles con el fuego y el humo, y muchos productores locales perdieron colmenas. A un solo productor de Rosario, las quemas intencionales le destrozaron 100 colmenas: perdió el doble que la media que suele tener, como total, un pequeño apicultor.

La visita se deriva hacia un faro lógico, pero ahora puesto en cuestión: “Garantizar que nuestros hijos puedan tener territorio para vivir”.

Es que el fuego destruye o desaloja a todos los polinizadores. Y es lo que ocurrió en los últimos tres años, además complicados por una sequía histórica. Las sospechas de que ambos eventos estan ligados cunden, pero aún no hay evidencias concluyentes.

Lo que sí es seguro, es otra cosa: “Los reservorios son templos de los polinizadores. Y las quemas se gneraron en un momento donde todo el mundo está advirtiendo con preocupación que los polinizadores están desapareciendo”.

Verzeñassi se toma de ese punto para sostener que en el Humedal “las corporaciones inmobiliarias son los isleños y los apicultores”, ya que la producción de miel tiene el mecanismo perfecto de garantizar alimento de verdad”, y a la vez “cuidar el territorio y garantizar la continuidad de la especie”. El Ciudadano infirió que se trata de la especie humana, pero no: el médico aclaró que se refería a “la especie total”, es decir a todas, ya que “las especies polinizadoras son clave para garantizar todo el mundo de la vida”.

Con todo, el médico, nacido en Entre Ríos, pero egresado de la UNR, agradece la fuerza que creó Giustiniani al abandonar el Partido Socialista y le dio el nombre de Igualdad y Participación: “Tuvo ese gesto de hacer sus listas con gente como nosotros, que no venimos de la política partidaria, que no somos parte de la estructura del partido, y que nunca habíamos estado junto con ellos. Pero reconocíamos la importancia de que esta voces puedan estar en su caja de resonancia, en la Legislatura”.

Como paradoja, Giustiniani solía ser “el próximo gobernador”, cuando aún estaba en el PS, como espejo del ex vicepresidente estadounidense Al Gore, quien, desalojado de la política, se volcó de lleno a la problemática ambiental global. Acaso haya sido cuestión de profesiones, Hermes Binner, el primer gobernador socialista de Santa Fe, logró imponer la candidatura de su sucesor, Antonio Bonfatti, médico como él. Y quien perdió la pulseada fue el siguiente gobernador socialista, Miguel Lifschitz, ingeniero civil como Giustiniani. El antecesor partidario de todos, Guillermo Estévez Boero, era abogado de profesión.

Quien cubre ese aspecto, pero no desde lo partidario es Quique Viale, impulsor y referente de abogados y abogados ambientalistas. La entidad, Aadeaa, viene gestando, de manera no difundida pero permanente, un andamiaje legal respecto de las trangresiones ambientales. Cuenta que la escala, aun partiendo de lo grave, va a lo infinitamente grave, y el Alto Delta es un ejemplo de ello. “Es parte de lo que necesitamos para poder seguir existiendo. Pero lamentablemente está siendo destruido por sectores muy concentrados”, advierte.

—¿Y cómo es que no hay culpables que estén pagando tanto civil o penalmente por el desastre en el Humedal?, preguntó El Ciudadano.

—Porque es un sector muy concentrado y poderoso. Figuras extremas del extractivismo, el negocio de la megaminería, el petróleo, el fracking están dañando a generaciones enteras, que estamos acompañando para tratar de llevar justicia ambiental. Y es un mito que dejan riqueza: siempre los mapas de la pobreza en América Latina coinciden con las zonas donde el extractivismo las dejó devastadas. Tenemos que volver a relacionarnos con la naturaleza como parte de ella, y no tenerla solo en términos económicos. Pero de igual modo pueden servir ese tipo de de cuestiones como algo paralelo para dimensionar lo que significa el daño exactamente, incluso pedir las indemnizaciones correspondientes. Pero el primer paso no puede ser ése, sino que tiene que ser una reconciliación de la sociedad con la naturaleza”.

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