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Caminata hacia el recuerdo constante

Aseguran que hacer ejercicio físico ayuda a la memoria.

Caminar diez kilómetros por semana podría ayudar a cuidar la memoria. Un informe concluyó que mientras más camina alguien, más materia gris tendrá la persona una década o más en el futuro en regiones del cerebro, como el hipocampo, el giro inferior frontal y el área motora complementaria

Aparentemente, esta actividad protege al individuo contra el encogimiento cerebral en la edad avanzada, lo que a su vez ayuda a controlar el inicio de problemas de memoria y declive cognitivo, revela una investigación reciente.

“Siempre hemos buscado un medicamento o cura para ayudar a tratar los trastornos del cerebro”, señaló Kirk Erickson, profesor asistente de psicología de la Universidad de Pittsburgh y autor del estudio. “Pero en realidad tal vez lo que buscamos sea, por lo menos en parte, aún más sencillo. Simplemente caminar con regularidad, manteniendo así un poco de actividad física moderada, puede reducir las posibilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y puede proteger el tejido cerebral”.

El informe, que fue patrocinado por el Instituto Nacional del Envejecimiento de Estados Unidos, apareció en la reciente edición de la revista Neurology.

Erickson y colegas comenzaron a dar seguimiento a la actividad física y los patrones cognitivos (o sea, del pensamiento) de casi trescientos adultos en 1989. Al principio, todos los participantes tenían una buena salud cognitiva, con una edad promedio de 78 años. Alrededor de dos tercios eran mujeres. Los investigadores calcularon cuántas manzanas cada persona caminaba en una semana.

Nueve años más tarde, se sometieron a un escáner por IRM de alta resolución para medir el tamaño del cerebro. Se consideró que todos presentaban una “cognición normal”. Pero cuatro años después, las pruebas mostraron que poco más de un tercio de los participantes había desarrollado deterioro cognitivo leve o demencia.

Al correlacionar la salud cognitiva, los escáneres del cerebro y los patrones de caminar, el equipo de investigación encontró que hacer más actividad física parecía correlacionarse con un riesgo menor de desarrollar deterioro cognitivo.

Pero de forma más específica, concluyeron que mientras más caminaba alguien, más materia gris tendrá la persona una década o más en el futuro en regiones del cerebro, como el hipocampo, el giro inferior frontal y el área motora complementaria, que son esenciales para la cognición.

Y entre los participantes con mayor actividad física que retuvieron más materia gris tras una década, las probabilidades de desarrollar deterioro cognitivo se redujeron a la mitad, encontró el estudio.

Sin embargo, los investigadores enfatizaron que la relación entre caminar y el volumen de la materia gris parece darse sólo entre personas que caminan con regularidad distancias relativamente grandes que equivalen a diez kilómetros por semana.

“Esto se debe a que el tamaño de las regiones del cerebro tiene un límite”, comentó Erickson, y añadió que lo contrario no sucede. “Sin ejercicio, puede haber deterioro y declive significativos con la edad”.

Sin embargo, añadió que “con frecuencia tendemos a pensar que el deterioro y el declive cerebral son un componente inevitable o característico del envejecimiento, y claramente no es así. Ahora hay muchas pruebas, y este estudio es parte de ellas, que muestran que podemos retener nuestro tejido cerebral y nuestras memorias en la adultez muy avanzada al mantener un estilo de vida activo y participativo”.

El doctor Steven Pacia, jefe de Neurología del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York, describió los hallazgos del estudio como “interesantes y sin duda alguna un mensaje positivo para el público”.

“Es lógico que ser activo mientras se envejece tendrá un efecto beneficioso para el cerebro, y que ser inactivo tendrá un impacto negativo” –enfatizó Pacia–, “porque el cerebro vive en el ambiente del cuerpo”.

Sin embargo, “se trata de un estudio observacional”, anotó Pacia. “Y aunque podemos dar por sentado que la relación entre el cerebro y la actividad previene la atrofia del tejido, igual que con el músculo y el hueso, este estudio en realidad no lo prueba.

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