Policiales

Violencia de Género

Cámara agravó la pena a remisero por quemar a su ex

En 2014, el hombre golpeó, le tiró alcohol y prendió fuego a su ex pareja en el baño. En abril pasado, el remisero fue sentenciado a 8 años por lesiones graves. El fallo fue apelado y este jueves, la Cámara agravó la caratula a tentativa de femicidio y lo sentenció a 12 años de prisión.


Alicia contó su historia de lucha tras conocerse la sentencia a su ex pareja

En una discusión que tuvo Alicia con su ex pareja en febrero de 2014, el hombre de 57 años, la roció con alcohol, la encerró en el baño y se fue, no sin antes ordenarles a los dos pequeños hijos de la mujer que no abrieran la puerta a nadie. Una vecina la socorrió y le apagó las llamas. La víctima sufrió graves quemaduras que la dejaron 40 días en coma. La Justicia llegó para la mujer cuatro años más tarde cuando el 12 de abril el tribunal –integrado por Juan Carlos Curto, Facundo Becerra y Eleonora Verón– condenó al remisero Néstor Rubén Gauna a 8 años de prisión por lesiones graves agravadas por el vínculo y por ser en contexto de violencia de género. Esta resolución fue apelada por la querella de la víctima, representada por el equipo interdisciplinario del Centro de Asistencia Judicial (CAJ), y por la Fiscalía. El jueves de la semana pasada los camaristas José Luis Mascali, Daniel Acosta y Carina Lurati en un fallo unánime coincidieron en agravar la caratula a tentativa de femicidio y aumentaron la pena a 12 años de prisión para el remisero como había requerido la querella y la Fiscalía representada por Walter Jurado y Mariana Prunotto.

Tras la sentencia, Alicia contó que estuvo en pareja con Gauna por casi 8 años. Tuvieron dos hijos. El nacimiento de la primera hija fue el punto de inflexión, a partir de allí comenzó a desatarse la violencia. “Tengo un nene de soltera y siempre fue la discordia, siempre fue el bastardo”, dijo.

La relación comenzó a cambiar, a tornarse violenta, primero en forma verbal. Luego la agresión empezó a ser física e incrementarse cada día. “Me separé tres veces y siempre tenía que volver porque me hostigaba. En la cuarta ya no. Me puse firme, no iba a volver y él no entendía por qué. Creía que estaba con el papá de mi primer nene”, explicó la mujer.

Alicia vive en la zona de Rodríguez al 4200, en Villa Itatí. La tarde del 22 de febrero de 2014 el barrio estaba convulsionado. Se habían producido algunos homicidios y uno de los pibes que estaba sindicado en uno de ellos, vivía al lado de la mujer. En el barrio decían que allegados a una de las víctimas tenía intenciones de prender fuego su casa y, como son dúplex, los techos estaban unidos. Si incendiaban la vivienda de su vecino, el foco se iba a extender a la suya, describió la mujer. “Iba a ayudarme a apagar el fuego”, dijo Alicia sobre la presencia de Gauna en su casa. Empezaron a discutir y la mujer le pidió que se vaya.

Alicia lo vio tomar sus llaves y le dijo a su hija, entonces de 7 años, que se iba a bañar. “Cuando me alcanzo a sacar el pantalón y la remera, siento que abren la puerta del baño, pensé que era W., mi nene de dos años. Abrí la cortina y lo veo parado enfrente. Y de golpe el fuego”, señaló.

Gauna la empujó y la tiró al piso. La mujer quedó en el baño prendida fuego, a la vista de su hija. El hombre se fue y las encerró. Una vecina logró entrar, la metió bajo el agua y llamó a la ambulancia. Alicia ya no recordó nada más. En su retina le quedó grabada la botella de alcohol que rodaba en el baño mientras su vecina intentaba ayudarla. “Se tapó todo el desagüe de piel y de pelo, iba y venía la botella de alcohol”, aseguró.

La llevaron al Heca, donde estuvo 40 días en coma inducido. “Al asustarme se me quemaron todas la vías respiratorias”, contó. Después estuvo entre 20 y 30 días en sala hasta que pudieron hacerle injertos de piel. De allí la mandaron a su casa con una internación domiciliaria. No podía caminar bien, ni hablar, le costó mucho volver a la vivienda donde la atacaron.

Dos lados de la Justicia

Con ayuda psicológica, Alicia fue saliendo de a poco. “No fue fácil pero por mis hijos salí adelante”, dijo. Actualmente vive de una pensión, tiene comprometida la movilidad del 80 por ciento de uno de sus brazos y se ayuda con la venta de pan casero.

Recién a fines de abril de 2014 Gauna fue detenido, pero logró beneficios. Primero consiguió salidas laborales. “Dijo que necesitaba trabajar porque teníamos hijos en común y debía mantenerlos, cosa que nunca cumplió”, contó Alicia.

Después le otorgaron una libertad restringida. A mediados de ese año se lo cruzó en la calle con su nueva pareja: “Se reían y me dijo: no te moriste, hija de p…, vas a tener una bala en la cabeza”. Alicia activó su botón de pánico y lo detuvieron, pero a la semana estaba otra vez en la calle, contó.

Un mes antes que Gauna la prendiera fuego, el hombre se presentó en su casa, empezó a empujarla y provocarla, le decía que iba a llevarse los hijos. Ella agarró un fierro y le pegó. Él la denunció.

Después de obtener el alta médica la citaron de Tribunales, la imputaron y la condenaron por lesiones. “Tengo una condena de 6 meses en suspenso porque me defendí”, aseguró con un dejo de nostalgia. “Siempre salgo perdiendo”, agregó.

El juicio y la apelación

El debate oral para Gauna empezó el 3 de abril pasado y terminó una semana más tarde cuando el tribunal condenó al remisero a 8 años de prisión por lesiones graves agravadas por el vínculo en contexto de violencia de género. Alicia fue querellante a través del equipo del CAJ –integrado por la abogadas Virginia Llaudet Maza, Juliana Tagliatti y Maria Noel Severo, quienes trabajaron en conjunto con la trabajadora social María Cecilia Andreucci y la psicóloga Ivana Tonero–, los cuales apelaron la resolución, al igual que la Fiscalía.

El fallo llegó a la Cámara donde los magistrados resolvieron el jueves de la semana pasada confirmar la sentencia del remisero en forma parcial ya que cambiaron el delito de lesiones graves por la figura de homicidio simple en grado de tentativa, agravado por el vínculo y por ser cometido en un contexto de violencia de género. A su vez, los camaristas de manera unánime modificaron la pena impuesta de 8 años por el tribunal de primera instancia, a 12 años de prisión.

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