Ciudad

Calor conjuga con lectura fácil

Los libreros rosarinos coincidieron en que los textos sin mayores complicaciones ganan la partida entre los títulos solicitados para acompañar las vacaciones. Igual, hay buena venta de libros históricos.

Por: Laura Hintze

“Llega el verano y la gente quiere sacarse las preocupaciones”, afirmó Sabrina, vendedora de la librería Ross, ante la pregunta sobre qué buscan los rosarinos para leer en sus vacaciones. Justamente, los decibeles bajos de la temporada estival suelen aprovecharse para algo más que divertirse, dormir, viajar. Mucho descanso veraniego incluye un libro bajo el brazo, tanto para el que lee todo el año como para el que no lo hace regularmente. Y como descansar no sólo es un placer para el cuerpo sino que la mente también lo merece, la gente pide eso: “Un libro pasatista, un libro para no pensar”. Los títulos de esta temporada de verano son, indiscutiblemente, los clásicos de la arena y la pileta: Ludovica Squirru y sus horóscopos, autoayuda y romanticismo; libros que compiten con los grandes títulos aparecidos a finales de 2010: El cementerio de Praga, de Umberto Eco, y El sueño del celta, de Mario Vargas Llosa.

Al cabo del recorrido que realizó El Ciudadano por las librerías del centro de la ciudad, pueden sumarse otros títulos a la lista de los libros más pedidos para estas vacaciones: La Orfandad, de Sylvia Iparraguirre; Pecadores y pecadoras, de Federico Andahazi; La elegancia del erizo, de Muriel Barbery y No hay silencio que no termine, de Ingrid Betancourt.

Bernardo y Alejandra Stamateas, por otro lado, constituyen la dupla que va al frente de las ventas en el “género” autoayuda. Emociones Tóxicas, Gente Tóxica y Quiero un cambio, son los elegidos para relajarse después del estrés del año laboral. No faltan, claro, los amores de verano. Esta temporada, El tiempo entre costuras, de María Dueñas, El secreto bien guardado, de Viviana Rivero, y La maestra de la laguna, de Gloria Casañas, son los textos elegidos por los más románticos. Además, claro, de las siempre vigentes Gioconda Belli o Ángeles Mastretta.

“Pese a que la gente busca una literatura liviana siguen interesando los temas argentinos, de historia o actualidad”, matizó Mariana Buchín, de la librería sobre calle Corrientes que lleva su apellido. Y los títulos que en este sentido nombró se repitieron durante el recorrido por otras librerías: La venganza de los patriotas, de Miguel Bonasso, y La gran epopeya, de Pacho O’Donell, son los que encabezan las listas.

Desde Homo Sapiens, por otro lado, advirtieron sobre el estado “cambiante” de las ventas. “Es muy fluctuante, hay todo tipo de público. En verano gusta mucho Ludovica Squirru, que es un clásico de la pileta. Autoayuda, ficción y novelas son los que abundan, y bajan las ventas de lo que es más bien técnico, lo que tiene que ver con la profesión del lector”, explicó Fernando, uno de los vendedores del local.

Ahora bien, específicamente, ¿qué hace que estos libros sean los que se venden? “Por un lado, la gente se lleva libros que se hayan publicado a lo largo del año y que por algún motivo no pudo comprar o leer. Ensayos políticos o novelas históricas entre ellos”, contó Javier, de Mandrake libros. Y agregó que también “hay personas que quieren pura y exclusivamente desenchufarse del año, entonces llevan libros accesibles y clásicos, esos que siempre quisieron leer”. En esta lista caben, como ejemplificó el vendedor, El nombre de la rosa, de Eco o Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.

Además del lector que ya tiene un autor o tema predilecto y preguntan directamente por un título, abundan otros que buscan un ejemplar porque lo “recomiendan” en los medios. Los libreros entrevistados coincidieron en que las ventas se disparan cuando el libro, sea cual fuere, aparece en la televisión o el diario, se ve envuelto en algún escándalo o bien el autor muere o recibe un premio. Tal es el caso de Vargas Llosa, cuyo reconocimiento, que ya era bastante extendido, escaló luego de recibir el Nobel en literatura en 2010. “La gente compra si el autor es conocido. El que sale un día por televisión, al otro día vende muchísimo”, contó Mariana Buchín. Un ejemplo: Comer, rezar, amar, cuya demanda, buena de por sí, se incrementó desde el estreno de la película basada en él.

Estas intervenciones mediáticas, con todo, suelen ser necesarias porque durante enero y febrero las editoriales no publican novedades. “Todos los meses traemos algo nuevo, salvo en esta temporada en la que sólo hay reimpresiones. Y sin embargo vemos movimiento constante”, explicó Sabrina, de Ross. De la misma manera, desde Homo Sapiens, Fernando aportó: “En enero, que ya no aparecen novedades, empiezan a bajar un poco las ventas por las vacaciones. Lo que sí, cada editorial trata de tener un par de títulos que aseguren la venta del mes, y resulta que editan tanto que un título compite con otro del mismo sello”. Lo que puede resultar un tanto esquizofrénico para el vendedor no es más que la realidad que crean las grandes editoriales en la puja por vender más y más lo nuevo. “Cuando un libro vuelve a reeditarse generalmente la venta baja porque ya hay alguna novedad. Compiten entre sí, con otros sellos y con su propio catálogo. Es como estar mordiéndose la cola todo el tiempo”, insistió Fernando. En este sentido, el vendedor remarcó que las estadísticas de ventas cambian permanentemente; y que es en función de ellas que se decide qué títulos se colocan en exhibición, en un fluir constante entre las mesas y los estantes.

Los precios

Sin dejo de dudas, Fernando afirmó: “Los precios suben”. Y el resto de los libreros refrendaron esa tendencia. “Suben, como todo”, confirmó Sabrina. Efectivamente, los libros ya nombrados rondan entre los 65 y 100 pesos, monto que no cualquier lector puede afrontar. Pero existen alternativas: textos de bolsillo, más baratos y con novelas muy buenas; las mesas de oferta, que también ofrecen buena literatura. “Con 100 pesos te llevás cuatro o cinco libros”, apuntó Buchín. También está la posibilidad de recurrir a otras editoriales: las “independientes” o “alternativas”, que editan obras de difícil acceso a precios mucho más económicos.

Según contó Javier, en Mandrake le abren el espacio a esas editoriales, que ofrecen libros que “tienen que estar”. “Cinco Pantalones, de Buenos Aires, o Último Recurso, de Rosario, tratan de publicar cosas que hace años que no se consiguen o que a lo mejor cuando entran al país están sobre los 100 pesos”, apuntó. Como ejemplo, señaló los libros de Ítalo Calvino, que editados por la española Siruela llegan al país con un costo cercano a los 100 pesos. Como las obras de este cubano que vivió en Italia ya se encuentran en el dominio público –libres de derecho de autor–, en Mandrake pueden conseguirse sus Cosmicómicas o Las ciudades invisibles editados por Crisálida Crasis, por apenas 30 pesos.

Lectura rosarina

¿Qué autor rosarino es el que más se pide? “Fontanarrosa”, coincidieron todos los libreros sin vacilar. “Muchos turistas entran y piden algo de él, no les importa qué. Lamentablemente, ahora está todo agotado”, contó Sabrina.

“Igual, hay muchos autores rosarinos, pero que no son un boom”, aclaró Mariana Buchín. Y explicó: “Lo que yo les digo y recomiendo a los autores rosarinos es que se ocupen del marketing, de hacer un poco de prensa, o hasta algún afichecito. Nosotros no tenemos problemas en dejar su material en consignación y ponerlo en la vidriera, pero más no podemos hacer”. Según su opinión, en Rosario hay mucha gente que escribe, muchas editoriales dando vueltas y poco lugar para que se den a conocer. “Una lástima que no puedan difundirse tanto”, lamentó.

El fútbol, un clásico

La lucha por la difusión de la cultura rosarina discurre por diferentes lugares: las ya nombradas editoriales independientes, las ferias o los premios. Y también editoriales grandes, como Homo Sapiens, que manteniendo su prestigio abren sus puertas a los escritores vernáculos. “Tenemos un sello propio que trata de editar autores locales y que, para la escala que permite la ciudad, tienen una venta copada. Al menos se venden”, sostuvo Fernando. En Homo Sapiens se ofrecen libros sobre la ciudad y su historia, pero allí tiene peso un tema también trascendente en Rosario: el fútbol. “Sí, se buscan libros de Fontanarrosa o Alejandro Apo, o el del oriental Eduardo Galeano El fútbol a sol y sombra”, explicó Fernando.

Para aportar más datos en un tema algo «espinoso», el vendedor contó con “objetividad” (por su condición de uruguayo, según argumentó) un detalle que alimenta el folclore de canallas y leprosos: “De Rosario Central tenemos los libros Canalladas, Rosario de Central y De chiquito te vengo a ver. Nos queda sólo del último, porque el resto se agotó. De Newell’s se busca menos, sólo tenemos el libro sobre (el reconocido técnico Marcelo) Bielsa”.

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