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Recital

Calamaro y un reencuentro emotivo a orillas del Paraná

El músico pasó por la ciudad para presentar su último disco “Cargar la suerte” en un concierto en el que estrenó temas nuevos pero brindó un show plagado de clásicos y recuerdos


Después de tres años de ausencia Andrés Calamaro volvió a pisar suelo rosarino con la excusa de presentar su nuevo disco de estudio, Cargar la suerte, pero al mismo tiempo ofreció a sus fans un recital de clásicos lleno de nostalgia en el que no faltó el recuerdo de bandas emblemáticas como Los Rodríguez; la memoria de sus compañeros que ya no están como Miguel Abuelo, Pappo y Gustavo Cerati, entre los que también apareció Cacho Castaña; imágenes de films de antaño y fragmentos de sus conciertos de otras épocas.

El show comenzó como estaba previsto cerca de las 22. El tema elegido para el desembarco del rockero en el Anfiteatro Municipal Humberto de Nito, donde tocó por primera vez ante más de cinco mil personas, fueron algunas estrofas de “Vietnam” que casi como un enganchado explotó con una fuerte versión de “Alta Suciedad”, canción que dio nombre al disco que Calamaro editó en el 97.

La expectativa para el concierto era mucha, el público muy diverso tanto en edad como en género no dudó en hacer escuchar la arenga futbolera: “Olé, olé, olé; Andrés, Andrés”, que abrió el concierto y lo cerró. Calamaro empezó a tocar casi sin mediar palabra, algo que sostuvo durante el show que duró casi dos horas. “Gracias Rosario, gracias por venir”, se le escuchó decir ante la mirada atenta de los presentes.

En el segundo tema sonó el nuevo disco de la mano de “Verdades afiladas”, el primer track del material que lleva consigo una gráfica que incluye al Gauchito Gil, una figura que en el show estuvo acompañado por otras imágenes religiosas que ocuparon un espacio en las pantallas detrás del escenario.

El Salmón estuvo secundado con una formación sólida que estuvo a la altura, integrada por Germán Wiedemer en teclados, Mariano Domínguez en bajo, Julián Kanevsky en guitarras y Martín Bruhn en batería. Después de interpretar el primer track del nuevo material volvió a los clásicos de la mano de “Clonazepan y circo” y “A los ojos”, referenciando a Los Rodríguez.

Ante un público efervescente que no dudo en corear todos los temas, saltar al frente y pedir temas puntuales a los gritos, Calamaro presentó el nuevo “Tránsito lento”, intercalado con esos otros que “sabemos todos”: “Algún lugar encontraré” y “Me arde” del disco Alta suciedad.

Las imágenes de fondo fueron el soporte. Por allí pasaron también videoclips, como el recientemente estrenado “Tránsito lento”, que dirigió Luis Ortega; y hasta la Coca Sarli y Armando Bó en “Rehenes”.

Cada tanto Calamaro se iba atrás del escenario; fue antes de “Diego armando canciones” cuando se lo vio con un mate mientras hacía alusión a que, justamente el sábado, era el Día Nacional del Mate.

Uno de los momentos incómodos de la noche fue cuando interpretó “Falso LV”, en el que la euforia del público, que iba rotando según la energía de las canciones, se aplacó. “La grieta del nuevo medioevo/ Por quemada quiere empezar de nuevo/ Se palpita una nueva primavera/ La «Revoluti» ya no es lo que era”, reza la canción del nuevo disco que ha generado más críticas.

Sentado delante de su teclado o recorriendo el escenario, Calamaro llevó adelante el show con una vincha en la cabeza, los rulos enmarañados y la energía bien arriba. El correlato lo tuvo en un público que festejó las nuevas canciones como “My mafia”, que también debutó en Rosario pero coreó los inoxidables “Tuyo siempre”, “Crímenes perfectos” y “Loco”.

Fue así que se vivió un recital nostálgico, en el que las canciones estrenadas fueron un puente para el reencuentro con aquellos temas que marcaron una época e ídolos o emblemas (algunos más discutidos que otros) que ya no están como Bob Marley y Pugliese, cuyas fotos también pudieron verse en las pantallas. Sobre el final se escuchó un fragmento de “De música ligera” de Soda Stereo. Antes sonaron “Cuando no estás”, “Los aviones”, el coreado por el público “El Salmón”, y “Estadio Azteca”, con imágenes de un Maradona joven detrás. El verdadero fin fue con un “gracias Rosario” enorme y los bises de “El Marinero y el Capitán”, “Sin documentos”, “Paloma” y la infaltable “Flaca”, que sonó ya con las puertas del Anfiteatro abiertas y un sabor a un show potente, sin fisuras musicales y plagado de esos temas que, se notó, los fanáticos querían volver a escuchar.

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