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Barrio Agote

Caen cinco por el secuestro extorsivo de ciudadano chino

Lo capturaron al salir del comercio familiar y lo liberaron 35 horas más tarde pese a que se frustró el pago del rescate.


Hace tres semanas, un ciudadano chino de 22 años fue secuestrado a metros de un supermercado de capitales orientales de barrio Agote frente a las narices de su madre, quien radicó la denuncia en la seccional 7ª. Una hora después, la familia del joven recibió un primer llamado extorsivo, que les exigía 150 mil dólares por su liberación. Así, según voceros de la pesquisa, comenzó una complicada negociación entre los captores argentinos y el padre del muchacho (con escaso dominio del idioma castellano) que estuvo monitoreada por la Policía de Investigaciones del Ministerio de Seguridad y la fiscalía de turno. Cuando habían pasado 35 horas de la captura y ambas partes se disponían a encontrarse, la aparición de dos patrulleros policiales que en principio no estaban al tanto de la situación frustró el pago del rescate. El padre de la víctima recibió insultos telefónicos pero de todas maneras su hijo fue liberado. La pesquisa se mantuvo en estricta reserva hasta ayer, cuando siete allanamientos en distintos puntos de la ciudad derivaron en la detención de cinco sospechosos de organizar el delito y el secuestro de dos vehículos que se presume fueron utilizados en el hecho.

Fuentes policiales informaron que el pasado viernes 18 de julio, alrededor de las 22, Guan G., de 22 años, salió a pie del supermercado donde trabaja con su padre, ubicado en San Lorenzo al 3700. A los pocos metros, tres hombres y una mujer lo redujeron con golpes de puño y tras apuntarlo con un arma lo obligaron a entrar a un Peugeot 504, que contaba con el apoyo de una moto. Alrededor de las 23.30 de esa noche, cuando Weng, la mamá del muchacho que presenció la escena, ya había radicado la denuncia en la seccional 7ª, la familia recibió el primer llamado extorsivo, que exigía la suma de 150 mil dólares a cambio de Guan.

La negociación

“Ahí empiezan las primeras conversaciones y tratativas”, dijo Marcelo Marcos, jefe en Rosario de la Policía de Investigaciones, quien relató las dificultades idiomáticas en las negociaciones ya que los secuestradores hacían contacto con el papá del joven, que tiene escaso dominio del idioma. “Se les pide que hagan una nueva llamada y que lo pongan al habla para dar una señal de vida. Se fue dilatando la negociación porque no cumplieron con los horarios pactados y así llegamos al sábado a la tarde”, describió el oficial, quien destacó la labor de las fiscales que estuvieron al frente de la causa, Karina Bartocci y Mariela Oliva, de turno en la feria judicial de invierno.

El equipo de trabajo se completó con la Dirección de Observaciones Judiciales de Rosario, dependiente de la SI –Secretaría de Inteligencia nacional (ex Side)–, que monitoreó al instante escuchas telefónicas desde Buenos Aires y pudo detectar la antena desde donde se emitían los llamados. Aunque la información no brinda un lugar exacto, orientó hacia una zona de la ciudad de Rosario en un perímetro de unos cien metros: avenida Francia y Gaboto.

“La fiscal fue muy clara al respecto. Dijo que primero había que garantizar la integridad del joven secuestrado, después intentar preservar el dinero y en tercer lugar concretar la detención de los captores”, dijo un vocero del caso, quien anoche celebró el cumplimiento de los tres objetivos.

Pago frustrado

Finalmente, a primera hora de la mañana del domingo 20 de julio, el papá de Guan siguió las instrucciones del rescate que los captores le daban por celular. Así, salió de Rosario y tomó la ruta 18, pero se detuvo en una estación de servicios por una dificultad de interpretación. “Casualmente”, agregó este portavoz de la investigación, dos unidades policiales pararon en el lugar “y todo se fue por la borda”. Es que, según su versión, esos uniformados estaban ajenos a la situación, pero los secuestradores lo tomaron como una “batida” y le propinaron insultos telefónicos al padre de la víctima, quien no terminaba de entender la situación. Mientras tanto, la vigilancia en el lugar donde los investigadores presumían que se tenía secuestrada a la víctima se mantenía.

“Pensábamos que se nos caía toda la estrategia. Pero ellos, temerosos (por los captores), decidieron liberarlo”, especuló este investigador tras aclarar que Guan fue liberado en la zona de avenida Godoy y Avellaneda, donde tomó un taxi y volvió a su casa.

Si bien no sufrió maltratos físicos, durante las 35 horas de cautiverio el joven estuvo maniatado, descalzo, sufrió frío y tuvo una ingesta mínima de alimento y agua, dijeron los pesquisas.

Los captores

Una vez liberados de la tensión de que corría peligro la vida del joven, las fiscales y los policías se tomaron su tiempo para dar con los integrantes de la banda. Ayer por la mañana realizaron cuatro allanamientos, dos en un domicilio de Casilda al 2300, otro en Cerrito al 3900 y el cuarto en Urquiza al 5600. Allí fueron detenidos una joven de 18 años y tres hombres de 20, 24 y 33. Estos últimos contaban con antecedentes penales y el mayor de ellos cumplía prisión domiciliaria acusado de privación ilegítima de la libertad y resistencia calificada, por un hecho cometido el 3 de junio pasado que tuvo como víctima a una mujer domiciliada en Montevideo al 5600, informó una fuente de la pesquisa. En el operativo fue incautada la ropa del joven secuestrado y su celular, además de una moto.

En la tarde de ayer, tras otros tres allanamientos en la zona de avenida Francia y Gaboto y bulevar Seguí y Avellaneda, fue detenido un hombre de unos 40 años y secuestrado un Peugeot 504 con el que se presume se realizó el secuestro.

Mañana tendrá lugar la audiencia imputativa contra los cinco detenidos en los Tribunales provinciales, concluyeron los voceros.

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