Policiales

Fonavi de Donado y Mendoza

Cae joven sospechado de recibir órdenes desde la cárcel de Piñero para cometer extorsiones

Es hermano de uno de los condenados por el crimen de Tubi Segovia, quien fuera líder de una de las facciones que se disputó la zona sur hace cinco años. Días atrás habían detenido a un tal Tiro Loco, bajo sospecha de aprovechar salidas transitorias y llevar a cabo amenazas a cambio de dinero


Foto: prensa AIC

Dos allanamientos –en barrio Godoy y en el Fonavi de Donado y Mendoza– culminaron con la detención de un joven, de 18 años, bajo sospecha de integrar una banda dedicada a extorsiones con armas de fuego comandada por su hermano mayor desde la Unidad Penal 11. Las medidas llevadas a cabo por personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) se desprenden de una investigación por la que días atrás fue recapturado un muchacho apodado Tiro Loco, quien en salidas transitorias de la Unidad 3 cumplía órdenes de un recluso alojado en Piñero: Pablo Camino. Esta persona está detenida desde 2015 cumple condena a 24 años por dos crímenes: el de Andrés Farías y el de Rubén “Tubi” Segovia cometido en la cárcel de Coronda.

La causa que motivó los allanamientos de este sábado se desprende de un tiroteo a una vivienda que data del 20 de mayo de 2021 y que tenía como objetivo una extorsión. El legajo quedó a cargo de los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra que supervisaron la pesquisa de los investigadores de la Brigada Operativa de la AIC.

Los indicios recabados pusieron en la mira a Claudio Ariel “Tiro Loco” V., de 25 años. Este joven estaba detenido en la Unidad Penitenciaria N° 3 –conocida como la Redonda de Suipacha y Zeballos– y contaba con salidas transitorias de 14 horas. Según fuentes policiales, Tiro Loco aprovechaba estas salidas para cometer extorsiones y balaceras contra comercios ubicados en barrio Villa Nueva, de zona oeste. Además, gracias a escuchas telefónicas determinaron que se disponía a cometer un encargo “más grave”.

Tiro Loco no volvió de una salida transitoria que le habían otorgado el sábado 17 de julio y los investigadores solicitaron una orden de captura. A mitad de esta semana fue recapturado al cabo de un allanamiento en la casa de su pareja, donde pernoctaba, en pasaje 1814 al 4400, barrio Policial también en el oeste de la ciudad. En esa ocasión, su novia y una amiga quedaron demoradas, señalaron voceros del caso.

Tiro Loco, según expresaron investigadores, está investigado por ejecutar los pedidos de un recluso identificado como Pablo Nicolás Camino, un hombre que incluso desde su celda “estaba tomando mucho poder en la zona del barrio 7 de Septiembre”, lindero al Emaús, donde supo vivir antes de ser detenido en diciembre de 2015.

Mientras la Fiscalía evalúa si tiene elementos para acusarlo, Tiro Loco quedará a disposición de un juzgado de ejecución penal, confirmaron desde el Ministerio Público de la Acusación (MPA).

Así las cosas, los investigadores libraron otra orden de captura para V. Camino, hermano de Pablo, a quien consideran un cómplice de Tiro Loco. Este joven de 18 años fue detenido este sábado en un lavadero de autos de Rojas y Mendoza, zona oeste, mientras que de su vivienda de Giacaglia al 7700 fueron demorados dos muchachos que quedaron a disposición de los fiscales.

Tiro Loco: tenía salidas transitorias por horas y las aprovechaba para extorsionar y balear casas

El nombre de Pablo Camino, de 27 años, no es nuevo para los investigadores. Hoy día lo ubican como un hombre cercano a la banda de Los Monos. En agosto de 2018 acordó 15 años por el crimen de Andrés Farías, cometido la madrugada del 26 de diciembre de 2015 en el Fonavi de Rouillón y Seguí, al cabo de una reunión que terminó de la peor manera. Posteriormente firmó otro abreviado a 24 años de cárcel ya que la justicia capitalina lo ubicó como uno de los cuatro verdugos que asesinaron de más de 36 puntazos a Tubi Segovia en la cárcel de Coronda.

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El 24 de abril de 2018, Tubi estaba en su celda, la número 27, cuando entraron cuatro internos, dos de ellos encapuchados, según registraron las cámaras de seguridad del pabellón. Luego la pesquisa tuvo como hipótesis que lo sorprendieron de espaldas, uno le pasó dos cables por el cuello y lo inmovilizó mientras que los otros tres lo atacaron a facazos, en lo que se tomó como un ataque a traición, a pedido de ex aliados en la facción de barrio Municipal, que supo dirimir broncas y disputar el territorio con violencia contra los clanes Funes y Ungaro, una saga por la que corrieron ríos de tinta y dejó medio centenar de muertos al cabo de dos años.

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