Policiales

De Itatí a barrio Plata

Detuvieron en zona sur a conocido proveedor de armas de la banda del Manco

Lo apresó PDI en Fragata Sarmiento y Santiago y será imputado el próximo lunes por tener en su poder dos revólveres y una pistola. Según la pesquisa que tiene en mira a Oscar G., el Manco, por asociación ilícita, Pablo M. lo abastecía de armas para sus golpes


Foto: Ministerio de Seguridad.

“Proveedor de fierros y reducidor”: así califican los investigadores a Pablo M., un hombre de 36 años detenido este viernes en Santiago al 4500. Está sospechado de abastecer de armas, entre otros servicios, a actores del hampa como Oscar César “Manco” G., presunto líder de una asociación ilícita con sede en barrio Plata, quien está preso desde el 12 de enero por delitos que van de las tentativas de homicidio a las usurpaciones.

Pablo M. fue detenido en el marco de la causa que instruyen los fiscales Enrique Paz y Gustavo Ponce Asahad. Se trata de una investigación que apuntó a la banda del Manco por una serie de aprietes violentos, usurpaciones, balaceras y estafas. Una de ellas es el tiroteo del que fue blanco una familia que ocupó una casa en bulevar Oroño y Savio.

Esa vivienda, según se ventiló en sede judicial, fue usurpada y vendida a bajo precio y sin documentación por la banda de Manco. Pero meses después, disconformes con la ganancia por ese negocio –según la teoría fiscal–, tirotearon el frente de la casa la noche del 16 de diciembre para intimidar a los compradores y obtener un rédito económico mayor. Tres personas resultaron heridas. Y en enero seis personas, entre ellas Oscar G. –a quien también llaman Gitano–, quedaron presos en forma preventiva.

Fierros y balas secuestradas en la casa de Pablo M. Foto: Ministerio de Seguridad

 

La investigación no concluyó. Este viernes los detectives de PDI detuvieron a Pablo M., de 36 años, en Fragata Sarmiento y Santiago. Lo buscaban a partir de datos de calle que lo señalan como proveedor de la logística de la banda polirrubro del Manco, entre otras actividades.

“No es un delincuente de calle, no tiene antecedentes”, describió un investigador. En cambio, explicaron, Pablo M. está sindicado de alquilarle armas y balas a “los colombianos de la banda del Manco”. También lo tienen en la mira, sospechado de ser un hábil reducidor.

Foto: Ministerio de Seguridad

 

De la vivienda secuestraron tres armas de fuego –un revólver 32 largo; otro 38 del mismo tipo y una pistola .380– más de 200 balas de distintos calibres, casi un millón de pesos, 25 relojes de alta gama (marca Hugo Boss y Festina), un Peugeot 208 y hasta un inhibidor de señales, enumeró un detective.

Fuentes judiciales no adelantaron qué calificación legal le endilgarán los fiscales a Pablo M., quien quedó detenido y será imputado, en principio, el próximo lunes.

El Manco y su cuñado

El Manco G. es, según fuentes de la investigación, cuñado de Jorge Alberto Laferrara. Este hombre de 57 años es un conocido de las crónicas policiales por su vinculación con el clan Cantero, primero como socio y luego como enemigo.

En el año 2000, Gendarmería detuvo en Corrientes a Laferrara junto con el histórico hombre de los Monos Ariel Máximo Cantero, conocido como Viejo o “el Ariel” mientras transportaban una carga de 150 kilos de marihuana. Por ese hecho, fue condenado a seis años de prisión, mientras que Cantero recibió cuatro años (fue penado en ausencia).

Tras su reclusión en un penal de Resistencia, Laferrara recuperó la libertad a fines de 2004, aunque le duró menos que un suspiro. En los primeros días de 2005 volvió a prisión acusado de una tentativa de homicidio. Aunque una vez más volvió a la calle, le duró poco, ahora parado en la vereda de enfrente de los Monos. Esta vez fue el homicidio de un pibe de 15 años que vivía en La Granada, Agustín González, el que lo puso tras las rejas hasta 2012 y por el que fue condenado a 14 años de prisión.

En agosto de 2014, luego de que se convirtiera en fugitivo al no volver de una transitoria, entró a la guardia del Heca en grave estado tras recibir un tiro en el abdomen y otro en la cara. Todos miraron en dirección a Los Monos.

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