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Informe de la UNR

Cada santafesino genera siete toneladas de gases de efecto invernadero por año

La ciudad de Rosario contribuye con la mitad. La capital, con el 20%. El promedio por habitante es menor que el nacional. La Facultad de Ciencias Exactas e Ingeniería relevó cómo contribuyen a esta contaminación, aceleradora del calentamiento global, el sector energético, el agro y los residuos


La generación de energía es una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero (PH: Claudio de Moya).

La provincia de Santa Fe genera 23,4 millones de toneladas de gases de efecto invernadero por año, lo que se traduce a siete toneladas promedio por habitante cada 24 meses. Es mucho, pero menos que la media nacional, que está en 8,6 toneladas. Los datos corresponden al informe realizado por el Laboratorio de Eficiencia Energética, Sustentabilidad  y Cambio Climático de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

El estudio incluye un análisis geográfico según el cual la ciudad de Rosario colabora con la mitad de los gases de efecto invernadero de la provincia. Le sigue la ciudad de Santa Fe, con el 20 por ciento.

El sector energético explica el 49 por ciento de las emisiones santafesinas. Le sigue el agro, con el 43 por ciento, los residuos, con el 5, y la industria con el 2,5 por ciento.

En un desglose más fino, por subsectores, el análisis arroja que la combustión estacionaria generada para producir electricidad en residencias, comercios e industrias abarca el 66 por ciento de las emisiones del sector energía, seguido por la combustión móvil (autos, camiones, colectivos), con el 34 por ciento. El gasoil es el combustible de mayor relevancia como contaminante en este sentido, seguido por la nafta y, más lejos, el GNC.

Vacas y químicos

Fuente: Infografía Manuel Gasparri – UNR

 

El apartado “agricultura”, que incluye ganadería, silvicultura –explotación de bosques y montes– y otros usos del suelo, es relevante en cuanto a las emisiones de Santa Fe por el peso que tiene en su matriz productiva. Una de las fuentes principales es la fermentación que generan los vacunos, que explican casi la mitad de las emanaciones del agro. Otro 25 por ciento es por la gestión de los suelos y la utilización de fertilizantes químicos en el actual modelo hegemónico de producción industrial.

Siempre dentro de las explotaciones del campo, un 20 por ciento de las emisiones provienen de las tierras forestales que permanecen como tales, y casi un 3 por ciento a la gestión de estiércol. La mayor contribución es de los bovinos, tanto por el elevado número de cabezas en la provincia como por su carácter rumiante.

Las pasteras

El sector “residuos” abarca  no sólo los sólidos urbanos sino también los industriales, así como las aguas residuales residenciales e industriales, cualquiera sea su gestión. En esta categoría la principal influencia está en las emisiones de pasta y papel, que se debe a la gran generación de agua residual en el proceso de fabricación. Esta resulta muy superior ya que en la Provincia de Santa Fe existen varias empresas de estos productos, como por ejemplo, Celulosa Argentina SA.  En relación a los aportes del área industria, los sectores preponderantes son la producción de metales (hierro y acero), la industria química (petroquímica) y la industria de los minerales (vidrio).

Gases que calientan de más la atmósfera

El llamado efecto invernadero es imprescindible para la vida en la Tierra, porque mantiene temperaturas acordes en la atmósfera al retener la energía solar que impacta sobre la superficie. Si no existiera, las noches serían extremadamente frías.

El problema es cuando el fenómeno se acelera, con lo que aumentan las temperaturas promedio del planeta con consecuencias graves debido a que esto se produce más rápido que la posibilidad de establecer nuevos equilibrios de las variables ambientales. Y esto se da, hoy, principalmente por la actividad humana, que genera un volumen creciente de gases que contribuyen al efecto. Los principales son el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso.

Lo que busca el Laboratorio de la UNR es relevar las diferentes fuentes, procesos y actividades que producen las emisiones de estos gases en la provincia. Los datos, esperan los integrantes del área, son insumos clave para el diseño de políticas públicas que apunten a reducir el fenómeno, al menos en el distrito.

“Conocer las emisiones a la atmósfera por sectores permitirá diagramar acciones efectivas tendientes a reducirlas y hasta eliminarlas”, resumió el director del Laboratorio, el doctor en Física Rubén Piacentini, especialista en Física de la Atmósfera, Radiación Solar y Astropartículas y preocupado por los cambios climáticos generados por la acción humana.

Las emisiones provienen principalmente del uso de combustibles (petróleo, carbón y gas natural), de las actividades agrícolas y de la descomposición de los residuos sólidos orgánicos, entre otras actividades. El mayor calentamiento de la atmósfera que producen deriva en sequías, lluvias intensas, inundaciones prolongadas, entre otras consecuencias del desacomodo de los equilibrios ambientales.

Piacentini destacó que las carreras de Ingeniería y Arquitectura de la UNR ya incorporaron en sus currículas materias sobre sustentabilidad de las construcciones con el objetivo de formar profesionales que incorporen medidas de eficiencia energética y uso de energías renovables.

Casas sustentables

Como ejemplo, señaló que se pueden diseñar viviendas con paneles de alta aislación térmica que reducen cerca del 60 por ciento del consumo energético y la emisión de gases de efecto invernadero. La provisión de energía eléctrica fotovoltaica, en reemplazo al menos parcial de la provista por la red –la matriz energética argentina está mayormente asentada en combustibles fósiles– también contribuye. Lo mismo ocurre con los calefones solares, que aprovechan la radiación de la estrella para elevar la temperatura del agua.

Otro desarrollo, aunque no factible en todas las viviendas, es –agrega– la climatización mediante el empleo de tubos geotérmicos: una toma de aire exterior que pasa por caños enterrados bajo la superficie, donde se mantiene, a más de dos metros de profundidad, una temperatura similar al promedio del año en la región, con lo cual aporta aire más cálido en periodo invernal y más frío en el estival casi sin gasto de energía.

 

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