Sin el mínimo arrepentimiento, el represor Antonio Bussi hizo uso ayer de la palabra durante el segundo día del juicio oral que se le sigue por graves violaciones a los derechos humanos para insistir con el argumento de la “agresión marxista-leninista” para justificar la represión de la última dictadura militar. Y por si no fuera poco, dijo que las fuerzas armadas llevaron a cabo durante los años 70 una verdadera “epopeya” contra la “agresión marxista-leninista” que, interpretó, acosaba al país. Enseguida, la querella pidió al Tribunal que se le impida a los imputados que agravien de esta forma la memoria de las víctimas del terrorismo del Estado.
El ex titular del Comando de la V Brigada del Ejército optó por hacer uso de la palabra, según explicó, para “contribuir a la verdad histórica, hoy distorsionada, manejada y agraviada para satisfacer mezquinos intereses que no se ajustan a la realidad que vivieron Tucumán y la Argentina en los años 70”.
Según el ex gobernador de Tucumán entre 1995 y 1999, el Operativo Independencia que él encabezó en los montes tucumanos desde antes del golpe de Estado de 1976 “fue la respuesta constitucional e institucional del gobierno de Estela Martínez de Perón, dispuesto mediante el decreto 261/75, ratificado con posterioridad por el ex presidente interino Ítalo Luder”.
Y siguió: “En el marco de la guerra fría que enfrentaba a las grandes potencias, el operativo fue la respuesta militar a la agresión marxista-leninista contra la nación, llevada adelante mediante bandas terroristas, equipadas militarmente con apoyo extranjero, proveniente de Cuba, Chile y Perú, que operaban en todo el país, pero que tenía epicentro en Tucumán, objetivo inicial del comunismo internacional”.
El represor, incluso, apeló a poco felices palabras de encumbrados dirigentes políticos para justificar la represión y el terrorismo de Estado. Así, manifestó que “el propio ex presidente Juan Domingo Perón, el 22 de enero de 1974, después del ataque a la Guarnición Militar de Azul (provincia de Buenos Aires), advirtió: «Estamos en presencia de verdaderos enemigos de la patria, organizados con fuerza para luchar contra el Estado»”. Y en la misma línea expresó que el radical Ricardo Balbín, en marzo de 1989, calificaba como “meritorio” el papel representado por las Fuerzas Armadas, y que en 2005 el Episcopado argentino instó a “no callar los crímenes de la guerrilla entre 1973 y 1977, porque los jóvenes también deben conocer este capítulo de la verdad histórica”.
Bussi fue el primero de los imputados en hablar en el marco del juicio oral que se lleva adelante por la desaparición de 17 personas en el centro clandestino de detención que funcionó durante la dictadura militar en la ex jefatura de la Policía tucumana.
Réplica de la querella
Luego de las palabras del represor, Laura Figueroa, una de las abogadas querellantes (representante de víctimas de la represión), pidió al titular del Tribunal, Carlos Jiménez Montilla, que impida que, dada la oralidad que rige en el proceso, los imputados puedan leer algún documento, como lo hizo Bussi. Asimismo, la letrada solicitó que se prohíba la posibilidad de que se “injurie” la memoria de las víctimas o de los abogados querellantes, tras lo cual Bussi solicitó disculpas y agregó que no había sido su intención agraviar a nadie.
En la causa están imputados, además de Bussi y Luciano Benjamín Menéndez, los ex militares Albino Mario Zimmerman y Alberto Cattáneo, además de los ex policías Roberto Tuerto Albornoz y los hermanos Luis y Carlos de Cándido.
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