Bruno Bettiol
“Los vi; son las únicas personas que tiran tiros en el barrio. Estaban todos con camperones. No tenían barbijo porque se hacen ver cuando tiran tiros”. La declaración está en la causa del homicidio de David Valdez, un chico que tenía 16 años y recibió un tiro en la cabeza mientras estaba en Cavia al 1300, el pasado 19 de junio. El fiscal Adrián Spelta la leyó durante la acusación al cuarto detenido en una causa que parece avanzar rápido, ya que los cinco sospechosos fueron identificados por testigos.
Al momento de ser herido de muerte, Valdez estaba por azar frente a la casa donde supo vivir Emanuel “Ema Pimpi” Sandoval, que ya había sido tiroteada a finales de marzo, en lo que asoma como una saga con rivalidades familiares y disputas por narcomenudeo como trasfondo. “Yo sé que querían dispararme a mí, no era contra el otro chico –por Valdez–. Cuando murió mi hijo me dejó un papel grande diciendo que me tenía que ir. Nunca le di importancia”, fueron las palabras de María Elena Pérez, la madre de Ema Pimpi, incorporadas al legajo de investigación.
Tal como publicó este diario, tres de los acusados de formar parte del quinteto agresor fueron imputados y quedaron presos por el plazo de ley el pasado 1° de julio por los cargos de homicidio agravado por arma de fuego, consumado y en tentativa, y portación de arma para dos de ellos.
El fiscal Spelta reconstruyó en esa ocasión que Iván B., alias Simpson, llegó a Cavia 1317 a las 19 conduciendo una Titan con Fabricio Jeremías “Fabri” R. como acompañante. Estaban secundados por un auto blanco con Adriel “Pocoyó” O. como acompañante y dos personas más, de las cuales una se mantiene prófuga mientras que la otra, identificada como Milton G., fue detenida el pasado 15 de julio e imputada este sábado. Al arribar al domicilio los dos abrieron fuego contra Valdez, quien hacía willy en una bici, y Jonatan R., que estaba sentado en un tapialcito.
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Los homicidas huyeron por Cavia al norte; Valdez murió por un disparo en la cabeza a las pocas horas y su amigo Jonathan, sobrino de María Elena, sufrió un tiro en una pierna y recuperó el alta a las pocas horas.
El 15 de julio pasado, el cuarto sospechoso fue detenido: Milton G. El sábado pasado la jueza María Trinidad Chiabrera le dictó prisión preventiva efectiva hasta el 24 de agosto próximo.
“El auto lo manejaba «La Dientona»; de acompañante iba Pocoyó. Atrás iba medio colgado, con medio cuerpo afuera Milton, familiar de Axel González (un joven condenado a 15 años por un homicidio en barrio El Churrasco). Adriel y Milton tiraron los dos. Los vi tirar a los dos, porque tiraron muchos tiros”, señaló el fiscal en la acusación sobre la declaración de un testigo protegido que ubicó al cuarto detenido con un arma de fuego en la mano. En total los peritos levantaron nueve vainas calibre 9 milímetros.
Una de las particularidades de la causa es que conocidos de las víctimas no dudaron en aportar nombres y perfiles de Facebook a los investigadores. Los testimonios señalaron a la única prófuga, Micaela, alias La Dientona, como la líder del grupo agresor: “Ya la habían allanado ahí en Boedo y Ghiraldo –donde se levanta un histórico búnker–. Paran en la canchita de Casiano Casas y Blas Parera”, expuso un testimonio sobre Mica.
Los motivos de la agresión, para uno de los testigos, son difusos: broncas que heredaron los familiares del Ema Pimpi desde que fue asesinado en octubre de 2019 junto con dos amigos en un chalet de alquiler en La Florida.
Cuando fueron detenidos los primeros tres sospechosos –Fabri, Simpson y Pocoyó–, personal policial les secuestró en un Fiat Duna 100 envoltorios de cocaína.
El 31 de marzo pasado la casa de María Elena recibió 15 tiros. La mujer sufrió un roce de bala en el pie derecho y su nieto de cinco años recibió un impacto en el muslo izquierdo. En esa ocasión surgió el nombre de Guacho Brian, que fue detenido e imputado días después. La detención de este joven pareció agudizar los choques entre los clanes.
Dos semanas antes del homicidio de Valdez otro allegado a los Sandoval, Matías Ezequiel R., fue baleado en el estómago en Calvo y Blas Parera. “Canal 3 fue al lugar y lo enfocó el día que balearon a María Elena y a su nieto. El hecho de que a él lo hieren en la panza puede venir por este tema”, conjeturó un familiar de esta víctima.
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“Cuando murió mi hijo me dejó un papel grande diciendo que me tenía que ir. Nunca le di importancia. Ni al abogado le dije”, dijo la María Elena, cuya vivienda no parece tener paz, menos aún tras el asesinato de Ema Pimpi: a mediados de junio fue allanada por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Buscaban drogas y armas, pero no hubo secuestro reportado.
Lo imputaron por perseguir a tiros a un joven y por balear a la madre y el sobrino del Ema Pimpi
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