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Algarrobo, ibirá-pitá, sauce...

Brindis de copas verdes por el ambiente: la UNR planta un árbol nativo por cada uno de sus graduados

La propuesta se fundamenta en que los árboles constituyen un patrimonio verde de las ciudades, y proveen servicios ecosistémicos como producción de oxígeno o reducción de la temperatura ambiente. Son hábitat de especies animales y vegetales y reducen los impactos negativos de la actividad humana


La UNR puso en marcha el programa “Un árbol por cada graduado y graduada” que consiste en la plantación de ejemplares forestales autóctonos en relación directa con el número de egresados.

La propuesta se fundamenta en que los árboles constituyen un patrimonio verde y natural de las ciudades, pero además de embellecer y dar color a las calles y veredas, contribuyen a un ambiente más sustentable y mejoran la calidad de vida urbana. El objetivo es promover la educación ambiental como una herramienta fundamental para los diferentes actores tanto de la Universidad como de la comunidad en general.

Si bien las especies forestales que más se difundieron entre los árboles urbanos fueron las exóticas, este programa sugiere utilizar especies nativas de la provincia como el algarrobo, el ibirá-pitá, los sauces, oreja de negro, quebrachos, ibirá, talas o espinillos.

Estas proveen servicios ecosistémicos como la producción de oxígeno o la reducción de la temperatura del ambiente, servir de hábitat de diversas especies animales y vegetales y reducir los impactos producidos por algunas actividades antrópicas como el ruido y la polución.

Asimismo, contribuyen al control de la erosión hídrica y eólica de los suelos, la fitorremediación de los mismos y la protección de las urbanizaciones. Hay que destacar que estas especies hacen un uso más eficiente de los recursos locales y sus demandas son menores, en la mayoría de los casos, que las de las especies exóticas.

“El proyecto es una fantástica iniciativa que aprobamos en el Consejo Superior a propuesta de los y las estudiantes”, repasó el Rector Franco Bartolacci. Agregó que en Casilda y Zavalla ya se plantaron árboles por cada uno de los graduados y graduadas de 2020, tanto en la Escuela Agrotécnica como en las Facultades de Ciencias Veterinarias y Ciencias Agrarias. “Los árboles fueron donados por el vivero de la Escuela y extenderemos la iniciativa en cada territorio donde nuestra Universidad está presente”, afirmó.

Rosario en el buen camino

La Organización Mundial de la Salud recomienda que las ciudades puedan ofrecer entre 10 y 15 metros cuadrados de espacios verdes por habitante, distribuidos proporcionalmente según la densidad de población. La ciudad de Rosario tiene casi 12 metros cuadrados, por encima del resto de las grandes ciudades argentinas como Córdoba (7) o Ciudad Autónoma de Buenos Aires (3,5).

La ciudad cuenta además con aproximadamente 420 mil árboles (un promedio de 13 por cuadra), entre los que se destacan especies como el fresno, el plátano o el ligustro. El objetivo del estado local a mediano plazo es lograr duplicar ese número, llegando al millón de árboles para 2030.

Recomendados y arrancados en la Argentina

En su conjunto, el país va por otro lado. Argentina es el segundo mayor foco de deforestación de todo el continente, apenas superado por el que destruye al Amazonas, y registra una de las 10 tasas más altas del mundo, según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).

El 52,8% de la deforestación (cerca de 100.000 hectáreas) se produjo en zonas que la ley de bosques cataloga como de categoría I (rojo) y II (amarillo), es decir en áreas donde está expresamente prohibido hacerlo.

Educación con conciencia

“El hecho de que la Universidad se comprometa anualmente a plantar un número de árboles vinculado a la cantidad de graduados, representa un acto simbólico que potencia la concientización ambiental de la comunidad a la vez que redunda en claros beneficios en la sustentabilidad del medio ambiente y en la calidad de vida”, expresa el proyecto.

“Este proyecto constituye una propuesta de articulación, en la que se evidencia la posibilidad de enseñar y aprender haciendo, el cual es uno de los lemas de la enseñanza agropecuaria, cumpliendo también con la atención de una agenda ambiental que demanda nuestra intervención urgentemente”, argumentó la Directora de la Escuela Agrotécnica de Casilda, Graciela Mandolini, y agregó: “Desde el punto de vista didáctico-pedagógico, realizar el seguimiento de todo el proceso involucrado en el crecimiento de un ser vivo, implica la realización de una aproximación a conceptos teóricos y a los diversos procedimientos que involucra el cultivo de estas especies”.

La iniciativa contempla posibilidades muy significativas para los y las estudiantes de sexto año de la carrera de Técnico en Producción Agropecuaria y para las y los graduados recientes de la Escuela, ya que se ha diseñado una estrategia de participación a través de un sistema de becas que posibilita la realización de prácticas profesionalizantes en el área.

Profesionales con sensibilidad

Gloria Romero, estudiante de la Facultad de Ciencias Agrarias que participó en la elaboración de la propuesta, subrayó que la actividad busca sensibilizar a los y las integrantes de la comunidad universitaria para que sean multiplicadores del cuidado ambiental desde todas las perspectivas profesionales. “Plantar un árbol es una invitación para convivir con las especies con las que compartimos el planeta, brindar una ayuda a la producción de oxígeno y albergar diversas especies vegetales y animales. Además, con esto reducimos los impactos producidos por las actividades antrópicas”.

Los graduados y graduadas de la UNR podrán inscribirse a este proyecto en linktr.ee/graduadosunr

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