Por Paraná Sendrós, ambito.com
Fue despedido el domingo en el Memorial do Carmo, zona sur de Rio de Janeiro, el notable y popular actor José Wilker, para muchos el Vadinho de “Doña Flor y sus dos maridos”. “Isto é pra vocé, José, meu amor”, había dicho Sonia Braga la noche del sábado, al dedicarle el premio Platino que acababa de recibir en homenaje a su trayectoria. Ambos están ligados a esa película en la memoria colectiva, aunque otros públicos lo reconocerán mejor por sus apariciones en telenovelas como “Roque Santeiro” y la actual “Insensato corazón” (hizo más de 40 telenovelas y miniseries).
Alto, de buena estampa y profundo vozarrón, José Wilker de Almeida murió el sábado de mañana, víctima de un infarto fulminante mientras dormía en casa de su nueva enamorada. Había nacido en Juazeiro do Norte, Ceará (estado de donde también es Florinda Bolkan) el 20 de agosto de 1944, aunque muchas biografías digan 1947. Empezó como locutor radial, estudió sociología en Recife, donde se hizo actor del Movimento de Cultura Popular, apareció en pantallas en 1965, escribió y representó su primera obra, “O trágico accidente que destronou Teresa” en 1968, ganó el Moliere por “El arquitecto y el emperador de Asiria” en 1970, empezó a hacer protagónicos de cine y TV en 1972, y alcanzó la fama en 1976, con “Xica da Silva” y sobre todo con la deliciosa “Doña Flor y sus dos maridos”, tremendo éxito de boletería que contribuyó a prestigiar mundialmente el cine brasileño, y convirtió en estrellas a sus protagonistas.
Luego vinieron “Bye, bye Brasil”, “Bonitinha mas ordinaria” (con Lucelia Santos), “O homen da capa preta”, “Doida demais”, “Días mejores vendrán”, “Villa Lobos, una vida de pasiones”, “Pequeño diccionario amoroso”, “La guerra de los canudos”, que también produjo, y muchos otros films, dos de ellos argentinos, pero desgraciadamente muy fallidos: “Fiebre amarilla” y la sátira “Los crápulas”. Consultado años más tarde por este cronista, recordó ambos films con mucha alegría: “Eran malos, pero me permitieron conocer a Graciela Borges y Lando Buzzanca, dos personas encantadoras”.
En 1996 compiló su experiencia como actor cinematográfico en su libro “Cómo dejar un reloj emocionado”. En 2003 agregó otra experiencia: lo eligieron presidente de Rio Filmes, empresa que impulsó un nuevo renacimiento del cine brasileño. En 2009 integró con Juan José Campanella el jurado del Festival de Mar del Plata. Deja dos films para estrenar: “Aislados”, y “La hora y vez de Augusto Matraga”, nueva versión del clásico de Guimaraes Rosa.
Sus restos fueron velados en el Teatro Ipanema, de Rio, un espacio contracultural donde él hizo grandes temporadas con “La ópera de tres centavos” y “O rei da Vela”. Había cuadros suyos, rodeados de orquídeas, y estaban varias de las sucesivas mujeres que tuvo, y sus dos hijas. También, una de sus primeras esposas en la ficción, Susana Vieira, con quien empezó a trabajar en 1972. “Hoy me considero la más viuda de todas sus actrices”, dijo emocionada. Pero las fotos fueron para Sonia Braga.
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