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“Black Mirror”, un espejo que ya refleja muy poco

En la nueva temporada de la serie, puede verse que las elucubraciones del desarrollo tecnológico y sus consecuencias, que servían al despliegue de pesadillas paranoicas, en este 2023 ya son casi una realidad palpable a partir del vertiginoso avance de esas posibilidades


Especial para El Ciudadano

Allá por 2011 se estrenaba la primera temporada de la serie británica Black Mirror. A cargo estaba Charlie Brooker, renombrado escritor y guionista, aquí apenas conocido hasta entonces por la destacable miniserie Dead Set, una satírica fantasía apocalíptica en la que un grupo de participantes de un reality show al estilo Gran Hermano enfrentaba una epidemia zombie desde su asilamiento, creyendo que todo era un juego de la producción del programa. Esta singular propuesta pasó algo desapercibida, pero con el estreno de la primera temporada de Black Mirror, el nombre de Brooker comenzó a  sonar destacándose con el ingenio satírico de su creación.

Black Mirror se desarrolló claramente, a lo largo de los años, en lo que puede reconocerse como dos grandes etapas, todas con Charlie Brooker a la cabeza. La primera va de 2011 a 2014, incluyendo dos temporadas y un largometraje, producidas y emitidas por la cadena británica Channel 4. La segunda comenzaría en 2015 y llegaría hasta hoy, y estaría compuesta por las cuatro temporadas ya tomadas a cargo por la cadena Netflix, etapa en la cual la serie mostraría rápida y progresivamente un debilitamiento de sus aristas más filosas hasta recalar en inocuos relatos de tinte familiar, alejados a una enorme distancia de la oscura postura inicial. El deterioro se hizo más que evidente y la serie se transformó lisa y llanamente en un producto del montón.

La expectativa de renovar un imaginario bien establecido

En el pasado mes de junio se estrenó finalmente la postergada sexta temporada, compuesta por cinco episodios. Este regreso, más allá de la desazón generada por la ya asegurada calidad decreciente de la serie, podía generar sin embargo otro tipo de expectativas. Black Mirror se enfrentaba ahora a otro problema además de la homogenización creativa impuesta por Netflix: mucho del imaginario original propuesto, en relación a las elucubraciones del desarrollo tecnológico y sus consecuencias, que servían de base al despliegue de sus pesadillas paranoicas, en este 2023 ya son casi una realidad palpable. La Inteligencia Artificial es un hecho y su uso en diversos campos se hace cada día más masivo. Algunos episodios que hace 10 años pertenecían a la ciencia ficción hoy pueden verse como relatos ligados a esta coyuntura, superados incluso en torno a sus fantásticas conjeturas. Entonces, ¿cómo iba a renovar Black Mirror ese imaginario tan bien establecido en un principio a partir de esta nueva coyuntura? Ese margen de indeterminación generaba, cuanto menos, una posible expectativa con esta nueva entrega.

Desde el comienzo Black Mirror exploró, con un efectivo tono satírico y pesadillesco, el terreno de la ciencia ficción elucubrando en torno a las posibles consecuencias del desarrollo cercano de tecnologías ya en uso, como los celulares, redes sociales, videojuegos, realidad virtual y un largo etc. Pero vista ahora en retrospectiva, muchos de sus planteos, hace 10 años una pura elucubración fantástica, hoy son un hecho. Por ejemplo, chatear con un pariente fallecido, como sucedía en un brillante episodio de la segunda temporada, hoy es posible y se pone en práctica mediante los chatbots, un programa diseñado con IA que mantiene conversaciones desde un entrenamiento específico, pudiendo incluso emular una personalidad determinada. Y así como esta, muchas otras conjeturas antes delirantes y aterradoras, hoy suceden o, cuanto menos, se presentan como una posibilidad ya inminente. Si no es hoy será mañana, ya no hace falta fantasear mucho.

Esta coyuntura ponía en jaque a Black Mirror, o cuanto menos la obligaba a reformular un poco su premisa inicial y apostar ahora más lejos pensando situadamente desde este nueva “época” inaugurada por la IA, en la que la que muchas ilusiones desaforadas de hace poco mas de 10 años se han convertido, de modo impensado y vertiginoso, en un hecho.

 Un endiablado y gracioso relato que parodia a la misma Netflix

Ahora bien, ¿cómo juega entonces esta sexta temporada con este nuevo contexto?, ¿cómo replantea su premisa? La verdad es que poco y nada es lo que hace al respecto. Apenas un primer episodio resulta prometedor y estimulante. En tono de comedia, Joan is Awfull logra tomar algo de lo contemporáneo y convertirlo en una sátira paranoica, muy cerca de los orígenes de la serie si logramos salvar un epílogo edulcorado y tranquilizador. En este episodio de apertura se ponen en juego la computación cuántica, la vigilancia tecnológica, la sesión de derechos de imagen y el funcionamiento cuestionable de las plataformas de streaming para organizar un endiablado y gracioso relato que parodia a la misma Netflix.

Muy prometedor el arranque, allí Black Mirror parece finalmente haber recobrado fuerzas en los desafíos del nuevo contexto. Pero no hay que entusiasmarse demasiado, ni un poco en realidad. Todo se termina allí, con el liviano epílogo del primer episodio.

El segundo, es cierto, sigue un poco esa línea pero con menos contundencia, aunque no está del todo mal. Es en el tercero donde todo empieza virar hacia otras perspectivas: Beyond the sea es un largometraje de casi hora y media de duración, planteado como un relato de ciencia ficción convencional, sin nada que aportar, en extremo previsible  y lleno de lugares comunes.

Pero la sorpresa viene después, y lo que podría ser un juego ingenioso con las expectativas de lxs espectadorxs, se revela como una falta y una incompetencia fulminantes. Black Mirror se aleja radicalmente de su premisa inicial y en los episodios 4 y 5 vira hacia el terror puro y duro, con licántropos y demonios.

En ese punto ya todo está dicho, Black Mirror, avasallada primero por Netflix y luego por su propio tiempo histórico, en vez de imaginar lo que puede venir, ya es cosa del pasado.

Black Mirror / Netflix / 6ta. Temporada

Creador: Charlie Brooker

Intérpretes: Salma Hayek, Aaron Paul, Kate Mara, Michael Cera, Zazie Beetz, Josh Hartnett y Rory Culkin

 

 

 

 

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