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Binner y las Ideas que giran

El gobernador compartió foro empresario con otros dirigentes opositores, aunque marcó diferencias.

Por: David Narciso

Las crónicas escritas al fresco de las brisas marítimas de Mar del Plata dieron cuenta de la trascendencia que tuvo la presencia del gobernador Hermes Binner en el cierre del Coloquio de Idea.

Un enjambre de accionistas y directivos de grandes empresas pululaban por el hotel Sheraton y, según contaron esos artículos periodísticos, a todos los carcome la misma inquietud: no encuentran un candidato opositor capaz de liderar y captar suficientes votos para dar la vuelta de página al kirchnerismo.

En casos como el Coloquio de Idea, el problema de esos auditorios cuando salen desesperados a buscar candidatos es que les da lo mismo el colombiano-bonaerense Francisco de Narváez que Binner. Sólo les resulta importante tener un candidato que abra la puerta para cambiar de etapa.

La cuestión plantea una serie de interrogantes al Partido Socialista y a Hermes Binner, ahora que con pie de plomo avanzan en la estrategia de ir nacionalizando la figura del gobernador en función de las negociaciones de un frente electoral para 2011. ¿Qué respaldos son bienvenidos en función de una opción electoral competitiva? Si la cuestión es que todo es bienvenido porque suma, entonces se está construyendo en la misma lógica de aquellos que sólo quieren un candidato y les da lo mismo que sea Binner o De Narváez.

En ese sentido, el Partido Socialista definió, y lo ratificó este fin de semana su presidente Rubén Giustiniani, que será parte de un frente progresista y de centroizquierda. Es una definición política genérica: en Santa Fe ese perfil no impidió que el partido que gobernó la ciudad durante parte de la dictadura integrase el FPCyS. En todo caso, mucho depende de quién o quiénes conduzcan el espacio.

Los empresarios de Idea hicieron y hacen grandes negocios durante el kirchnerismo a pesar de que éste, a diferencia del menemismo, fracasó en la pelea por la cabeza del empresariado.

Ahora quieren seguir haciendo tan buenos negocios, pero en un escenario más similar al que ellos consideran óptimo en función de sus intereses. No quieren tanta intervención del Estado, ni funcionarios que les sigan el paso, ni que anden hurgando sobre cómo fijan y trasladan precios.

Todo esto viene a cuento de las adhesiones y las compañías con la que se construye la opción de poder político. Grandes actores económicos y financieros, grupos de lobby, sus brazos mediáticos y sus sectores legislativos instrumentales han apostado mucho al desgaste del kirchnerismo (que a su vez aportó su cuota de autodestrucción). No lo hicieron porque son apasionados de la filantropía, sino porque tienen intereses concretos para que las cosas cambien.

Eso no quita que Binner u otros referentes visiten el Coloquio de Idea u otros foros y hasta se dejen hacer unos “mimos”. Cada uno de los convocados tendrá sus motivaciones para mostrarse en esas vidrieras. Seguramente las de Binner, Sanz y De Narváez son diferentes. En el caso del gobernador, su asistencia a Idea significa reconocer la relevancia de los anfitriones, actores ineludibles de la vida económica argentina, pero no necesariamente implica un compromiso con ellos; ni viceversa.

Ahí se presenta el desafío para la figura o la coalición que represente, si es que se  da, un cambio de etapa. Los factores de poder no político que apuestan por sepultar al ciclo kirchnerista querrán ver atendidos sus intereses, que son personales o corporativos y difícilmente encuadren en un programa progresista de centroizquierda.

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