Ciudad

En primera persona

Binner, ese político que sintetizaba demasiado, y la ciudad que imaginó a través de Tonucci

El dos veces intendente de Rosario y primer gobernador socialista de la Argentina en el recuerdo de la jefa de Redacción de "El Ciudadano": los conceptos del pensador italiano y mirar el futuro con ojos de niño


La primera nota importante de mi vida fue a Hermes Binner. Había ganado las elecciones como intendente y yo trabajaba en un sistema de audiotextos que en ese momento tenía el diario La Capital.

Abrimos un buzón para que los lectores del diario hicieran sus preguntas. Y fuimos con Leo Pavanetto a una planta alta de calle Rioja y Paraguay, si la memoria no me falla.

Ahí estaba Hermes. En un espacio sencillo.

La nota fue difícil. No era de hablar mucho. Sintetizaba demasiado, no era el típico político que abundaba en palabras.

Una de las preguntas, la última, fue la típica: cuál era su utopía como intendente. Y ahí se emocionó: “Tener la ciudad de Tonucci, la que él soñó. Decir un día, no usemos los autos, garantizar los derechos de los niños y de esa manera garantizamos los derechos de todos”.

Salimos contentos. Tímidamente le pregunté a Leo quién era Tonucci. Creía que era la única persona en el mundo que no lo sabía. “No sé, debe ser un político italiano”, respondió.

Nadie sabía quién era Tonucci. Y quedaba mal llamarlo a Binner para ver quién era Tonucci. Los días pasaban y la nota, que iba a ocupar una página el fin de semana, parecía que no tomaba forma.

Fui al archivo del diario. Y le conté a mi amiga Betina lo que pasaba. “Tonucci, Francesco Tonucci”. Betina lo sabía porque era psicóloga. Me trajo un libro que leí esa noche y armamos con Leo la nota.

Pero ese detalle, Tonucci, la ciudad del futuro, la de los niños, no fue un dato más. Es una manera de entender años y años después que en ese pensador italiano, esos conceptos, se inspiró gran parte de la política que llevaría adelante Binner. La que hoy se rescata y sigue caracterizando la ciudad.

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